LAS LUNAS DEL INTERIOR
—Reinaldo Figueroa González—
No me gusta soñar vida
en la almohada de la duda
porque para nada ayuda
dormirse sobre la herida.
Uno despierta en seguida
si la pesadilla es cruel,
y como soy de vergel
a mí me gusta exprimirme
el alma y después dormirme
sobre una almohada de miel.
—Michael Hernández—
Sobre una almohada de dudas
nunca pongas tu cabeza,
no sea que una sorpresa
mala te traiga algún Judas.
Es preciso que sacudas
las dudas de tu vergel,
que te unas al que te es fiel
con joyas por descubrir
para que puedas dormir
sobre una almohada de miel.
—Reinaldo Figueroa González—
Yo me uní con una dama
que perfumó lo inconcluso
y con caricias me puso
a soñar sobre mi cama
Cuando uno se casa y ama
en las malas y en las buenas
estén menguantes o llenas
“las lunas de tu interior”
siempre hay un río de amor
y miel corriendo en tus venas.
—Michael Hernández—
Yo también hallé una dama
que me perfumó el postigo,
todo comparte con migo,
y muy poco me reclama.
Con sus caricias inflama
mi amoroso carrusel,
si enfermo, juega el papel
de enfermera y cuidadora,
gracias, Dios, por mi señora,
por nuestra vida de miel.
—Rubén Sada—
Mi dama produce miel
y yo soy un abejorro,
la explicación me la ahorro
porque soy un hombre fiel.
De luna es nuestro vergel
y es luna de miel-dulzor,
si en medio siglo de amor
no hubo menguantes buenas
fue porque siempre están llenas
“las lunas del interior”.
—Reinaldo Figueroa González—
Mi dama a mí me concede
ternura del más allá
yo creo que ella me da
más de lo que incluso puede.
Mi dama, lo que sucede,
que está de mí enamorada
desde que la improvisada
grandeza de mi fortuna
le puso el sol y la luna
a brillar en la mirada.
—Rubén Sada—
Cuando brilla la mirada
eso ya lo dice todo,
baja un rayo, un electrodo
hasta el alma enamorada.
Esta es la vida soñada,
sabor a miel y dulzor,
que evaporiza el temor
y lo esfuma en una elipse,
colocando en un eclipse
“las lunas del interior”.
—Reinaldo Figueroa González—
Cuando brilla la mirada
con los soles del futuro
sabor a fruto maduro
tiene tu alma más que nada
Cada arteria desbocada
parece un río crecido
y en el pecho hay un ruido
suspirando de pasión
dando salto el corazón
con las piernas del latido.
—Rubén Sada—
Cuando brilla la mirada
todo el tiempo es primavera,
y comes labios de pera,
la de pulpa azucarada.
Se hace eterna la alborada
disfrutando su sabor,
a la luz de un resplandor
blanco, casto, limpio y puro,
e iluminan en lo oscuro
“las lunas del interior”.
—Reinaldo Figueroa González—
Le sacudió la mirada
mi plumero consonante
y en ese preciso instante
yo la sentí enamorada
Yo me dije, más que nada
lo que tu tienes que hacer
es al la magia acceder
y Reinaldo Figueroa
poner la brújula y proa
al norte de esa mujer.
—Rubén Sada—
Reinaldo, no cabe duda
que tú tienes buena proa,
por eso sos, Figueroa,
un buen capitán que escuda.
Son el conductor que ayuda
a babor y a estribor,
y en los mares del dolor
tu verso es el paraíso,
iluminando hasta el piso
“las lunas del interior”.
—Reinaldo Figueroa González—
Me dije, “Rei, está bien,
rompe el hechizo de sal”
y con mi río mental
le hice versos, más de cien.
Lo mismo que un comején
le fui entrando a su madera
y no sé de qué manera
aumentó el caudal del río
que nos quitamos el frío
con besos de primavera.
—Rubén Sada—
Hemos llegado a buen puerto
a cargo del capitán...
—Reinaldo Figueroa González—
Gracias a Dios tu volcán
sigue en erupción despierto.
—Rubén Sada—
Navegando en mar abierto
triunfó nuestra canoa...
—Reinaldo Figueroa González—
porque poniendo la proa
hacia el norte, más que nada...
—Rubén Sada—
desde el sur cantaba Sada
y de U.S.A., Figueroa.
© Reinaldo Figueroa, Michael
Hernández y Rubén Sada.
Diálogo en décimas improvisado el día 7/06/2023 en Facebook.
No me gusta soñar vida
en la almohada de la duda
porque para nada ayuda
dormirse sobre la herida.
Uno despierta en seguida
si la pesadilla es cruel,
y como soy de vergel
a mí me gusta exprimirme
el alma y después dormirme
sobre una almohada de miel.
Sobre una almohada de dudas
nunca pongas tu cabeza,
no sea que una sorpresa
mala te traiga algún Judas.
Es preciso que sacudas
las dudas de tu vergel,
que te unas al que te es fiel
con joyas por descubrir
para que puedas dormir
sobre una almohada de miel.
Yo me uní con una dama
que perfumó lo inconcluso
y con caricias me puso
a soñar sobre mi cama
Cuando uno se casa y ama
en las malas y en las buenas
estén menguantes o llenas
“las lunas de tu interior”
siempre hay un río de amor
y miel corriendo en tus venas.
Yo también hallé una dama
que me perfumó el postigo,
todo comparte con migo,
y muy poco me reclama.
Con sus caricias inflama
mi amoroso carrusel,
si enfermo, juega el papel
de enfermera y cuidadora,
gracias, Dios, por mi señora,
por nuestra vida de miel.
Mi dama produce miel
y yo soy un abejorro,
la explicación me la ahorro
porque soy un hombre fiel.
De luna es nuestro vergel
y es luna de miel-dulzor,
si en medio siglo de amor
no hubo menguantes buenas
fue porque siempre están llenas
“las lunas del interior”.
Mi dama a mí me concede
ternura del más allá
yo creo que ella me da
más de lo que incluso puede.
Mi dama, lo que sucede,
que está de mí enamorada
desde que la improvisada
grandeza de mi fortuna
le puso el sol y la luna
a brillar en la mirada.
Cuando brilla la mirada
eso ya lo dice todo,
baja un rayo, un electrodo
hasta el alma enamorada.
Esta es la vida soñada,
sabor a miel y dulzor,
que evaporiza el temor
y lo esfuma en una elipse,
colocando en un eclipse
“las lunas del interior”.
Cuando brilla la mirada
con los soles del futuro
sabor a fruto maduro
tiene tu alma más que nada
Cada arteria desbocada
parece un río crecido
y en el pecho hay un ruido
suspirando de pasión
dando salto el corazón
con las piernas del latido.
Cuando brilla la mirada
todo el tiempo es primavera,
y comes labios de pera,
la de pulpa azucarada.
Se hace eterna la alborada
disfrutando su sabor,
a la luz de un resplandor
blanco, casto, limpio y puro,
e iluminan en lo oscuro
“las lunas del interior”.
Le sacudió la mirada
mi plumero consonante
y en ese preciso instante
yo la sentí enamorada
Yo me dije, más que nada
lo que tu tienes que hacer
es al la magia acceder
y Reinaldo Figueroa
poner la brújula y proa
al norte de esa mujer.
Reinaldo, no cabe duda
que tú tienes buena proa,
por eso sos, Figueroa,
un buen capitán que escuda.
Son el conductor que ayuda
a babor y a estribor,
y en los mares del dolor
tu verso es el paraíso,
iluminando hasta el piso
“las lunas del interior”.
Me dije, “Rei, está bien,
rompe el hechizo de sal”
y con mi río mental
le hice versos, más de cien.
Lo mismo que un comején
le fui entrando a su madera
y no sé de qué manera
aumentó el caudal del río
que nos quitamos el frío
con besos de primavera.
Hemos llegado a buen puerto
a cargo del capitán...
Gracias a Dios tu volcán
sigue en erupción despierto.
Navegando en mar abierto
triunfó nuestra canoa...
porque poniendo la proa
hacia el norte, más que nada...
desde el sur cantaba Sada
y de U.S.A., Figueroa.
Diálogo en décimas improvisado el día 7/06/2023 en Facebook.
