(Cuento con opción final de votar quién fue el culpable).
Se acercaban las fiestas y más de un vecino planificaba la compra de carne, proteínico banquete con el que agasajarían a sus familiares. Cientos de miles de luces led dispuestas como guirnaldas adornaban cada rincón de la ciudad. El aire olía a pólvora, pues esporádicamente comenzaban a explotar algunos cohetes con los que por tradición se festejan las fiestas. Por todos lados la gente se saludaba con el clásico estribillo de “si no te veo, felices fiestas”, con un fondo musical de villancicos que predisponían a un humor festivo.
Un señor recién jubilado planificaba la cena de Nochebuena, porque en apenas dos días más estaría nuevamente con toda su familia alrededor de la mesa. Fue así que el canoso Braulio se decidió a concurrir con su bolsa de compras a la carnicería de la esquina. Asomándose por la vidriera del local, pudo ver que no más de seis personas esperaban adentro, porque estaba dispuesta en un local no demasiado grande. Pero todavía quedaba un lugarcito para esperar su turno.
Al abrir la puerta de la carnicería y sacar número, se encontró con un intimidante Rottweiler a las espaldas de su dueño, quien se hallaba comprando. Asustado por semejante cuadrúpedo, regañó duramente al vecino, diciéndole en voz alta delante de los demás que ‘no estaba permitido el ingreso de animales’ a un comercio de alimentos: ‘¡Sáquelo a la calle!’ El dueño del can se hizo el que no escuchaba y siguió pidiendo carne.
Entonces Braulio increpó al carnicero, ‘que no hacía valer su autoridad para cumplir con la ley’, que si el perro no salía del local ‘lo denunciaría a la Oficina de Sanidad del Municipio’. ‘Que su tío era inspector municipal’ y rápidamente lograría la clausura del local.
El clásico olor a carne fresca del ambiente comercial fue rápidamente reemplazado por el de adrenalina de los soldados en un campo de batalla. Mientras Braulio, con su celular tomaba una foto del suceso a modo de pruebas para su denuncia, el dueño del perro intentó manotearle el teléfono al grito de “guardá esa cámara, vos quién sos”.
Como consecuencia, el aguerrido animal comenzó a alterarse, plantándose de frente a Braulio con una mirada asesina. Comenzó a olfatearlo mientras le gruñía de un modo amenazador, mientras otro cliente a dos metros, llamaba con su celular a la policía sospechando que algo pasaría en el instante siguiente.
El dueño del animal y el carnicero permanecían impávidos ante la situación y Braulio aumentaba su adrenalina al máximo. Mientras tanto, una señora que esperaba con su pequeña hija hipoacúsica al lado, tuvo miedo y amagó a intentar salir del local, con tanta mala suerte que en el preciso instante en que abrió la puerta, pasaron por la vereda unos jóvenes que tiraron un petardo, y la estampida tremenda hizo que el Rottweiler asustado atacara a la niñita en el brazo y le destrozara su pequeña mano.
A la voz de “Sombra, Sombra, Sombra”, el dueño del animal nada estaba pudiendo hacer para separarlo de su desprevenida víctima y los gritos de los presentes alteraban mucho más a la salvaje bestia, que no soltaba a su indefensa presa. Entre tanto horror, el carnicero saltó el mostrador con un cuchillo de despostar y se lo clavó al Rottweiler desde atrás, por lo que la bestia no tuvo tiempo de atacarlo y comenzó a desangrarse, transformando al local de venta de carne en el frigorífico donde se la faena.
La policía tardó unos 15 minutos en llegar a la esquina. La unidad móvil de cuidados médicos tardó otros 15 minutos más. Pero ya nada podía hacerse. Al año, todos los personajes menos la niña, volverían a verse cara a cara en los tribunales. Usted, lector, será el juez.
ENCUESTA: Para usted, ¿de cuál de los personajes es la culpa de lo que ocurrió? VOTE POR EL CULPABLE:
Nº 1. El carnicero, por no hacer cumplir la ley. Discutir con su cliente le habría hecho perder la venta.
Nº 2. El dueño del animal, por no obedecer la ley, que dice que ningún animal puede estar en una carnicería.
Nº 3. Braulio, por entrar intempestivamente en el local y advertir la peligrosidad del cuadrúpedo a los gritos.
Nº 4. La madre de la víctima, por llevar a su hija hipoacúsica a un sitio peligroso. Ella tenía que haberse retirado del local ni bien ingresó, al ver que adentro había un Rottweiler y representaba peligro.
Nº 5. Los anónimos jóvenes que tiraron el petardo en la vereda, sobre la puerta de la carnicería.
Nº 6. La policía, que tardó demasiado en concurrir a la carnicería, alertada por el llamado al 911 de otro cliente.
Nº 7. El desventurado destino de la niña. La mala suerte de abrir la puerta en la milésima de segundo que explotó el cohete.
Nº 8. El juez. En el juicio penal por lesiones, solo falló inhabilitación comercial para el carnicero y condenó al dueño del perro apenas con una multa de dinero, haciendo que este hecho no fuera demasiado aleccionador para sucesos similares futuros. ¿Pagar una multa acaso exime de culpabilidad?
MEDITE SOBRE EL CASO Y VOTE POR EL CULPABLE. USTED SERÁ EL JUEZ.
MORALEJA: Cuando la culpa es de todos, se diluye tanto que no es de nadie.
*Yo critico* al presidente que se sienta en el sillón de un gobierno de ladrón y es criminal con su gente. Cría lumpen, roba, miente, de su discurso hace alarde. Mientras que la patria arde yo al cabeza en la política le clavo mi propia crítica pa’que tenga y pa’que guarde. *Yo critico* al que conspira estafando al pueblo entero, despilfarrando dinero mientras el hambre suspira. El capitoste delira contra el país y critico, y a ese mismo le replico por qué aumenta la miseria y hay hambre en la periferia, mientras que el suelo es tan rico. *Yo critico* al mentiroso que les miente a sus hermanos, luego les corta las manos y las echa a un hondo foso. Ese dictador odioso que apoyan los mismos pobres, y en pesadillas salobres él los echa del país, y ellos pierden su raíz, sus familias y sus cobres. *Yo critico* al gobernante porque la crítica es buena, si callo explota mi vena y enrojezco mi semblante. Soy David contra el gigante y me niego a ser rebaño, no me importa su tamaño ni su asesinato atroz, la verdad es don de Dios y ellos mienten año a año. *Yo critico* al capo narco que comanda a ese gobierno porque convirtió en infierno lo que fuera un cielo zarco. Hace que huyan en barco los hijos de esta heredad, que hoy buscan la libertad del presidio a cualquier costo, remando en un bote angosto de muerte en la soledad.
*Estoy dispuesto* a aceptar que me mates, vida mía, tu mirada me extravía y me hace desangrar. Tus dos ojos, a la par me pinchan más que zarzales, y aunque inunden lagrimales no es posible que se olviden, hoy dejo que me intimiden *tus pestañas criminales.* *Estoy dispuesto* a aceptar que me claves en la cruz, con tal de beber tu luz y el olor de tu mirar. *Estoy dispuesto* a tirar mi alma en los basurales, y que salvajes chacales se alimenten de mi hueso, porque me mantienen preso *tus pestañas criminales.* *Estoy dispuesto* a aguantar los colmillos de un león y a la bola de un cañón ponerle mi yugular... Pero deja de apuntar tus ojos angelicales a mis neuronas verbales pues no quiero sucumbir sin antes poder sentir *tus pestañas criminales.* *Estoy dispuesto* a encerrar mi lengua entre dos grilletes y convertirla en filetes si no te puedo besar. Si ya no te puedo amar me iré con los esquimales, Groenlandia tendrá las sales de mis llantos en sus suelos, y olvidaré tus anzuelos: *tus pestañas criminales.* *Estoy dispuesto* a meter mi testa en un cocodrilo, y en Plutón pedir asilo si no me miras, mujer. Y si un nuevo anochecer o la luna en sus umbrales, secuestra mis parietales y hasta los versos me duelen, dejaré que me encarcelen *tus pestañas criminales.*
*Estoy dispuesto* a vivir como un loco, un ermitaño, o a vagar durante un año en Qatar con un emir. *Estoy dispuesto* a embutir mi cuerpo entero en panales y a abejas fantasmales ofrecerme de holocausto, porque me tienen exhausto *tus pestañas criminales.*
“EPÍTROPE”: Figura retórica en la que se acepta o se simula aceptar una objeción u opinión contraria para hacer más fuerte el argumento principal. En este caso, el hablante expresa estar "dispuesto" a soportar diversas situaciones extremas con tal de estar con la persona amada.
"ADÍNATON": que consiste en la enumeración de hechos imposibles, como "pedir asilo en Plutón", vagar con un Emir durante un año en Qatar o "tirar mi alma en los basurales".
"SINÉCDOQUE": Como ejemplo, "pestañas" se utilizó como equivalente de "ojos" y "mirada". También en "secuestre mis parietales" refiriéndose a "capturar la mente" y en "se alimenten de mi hueso" refiriéndose a la comida de chacales.
"METÁFORA":Figura del pensamiento mediante la cual un concepto se expresa con otro diferente, pero ambos guardan semejanza en algo. Se compararon las "pestañas" (mirada) a barrotes que mantienen preso o anzuelos.
"HIPÉRBOLE": El adjetivo "criminales" para el substantivo "pestañas", provoca una imagen de alto impacto. El poema está repleto de hipérboles, como meter la cabeza en un cocodrilo para expresar la profundidad del amor o también ofrecerse como holocausto a abejas, con tal de estar con la persona amada.
"SINESTESIA": Hay varias mezclas de sensaciones con sentidos que no se corresponden, como "beber tu luz y el olor de tu mirar", "ojos angelicales", o "versos que duelen".
"COMPLEXIÓN": Cuando todas las estrofas comienzan con la misma anáfora ("estoy dispuesto") y terminan con la misma epífora ("tus pestañas criminales") se denomina complexión.
El sintagma “Estoy dispuesto” fue enunciado por Juan Fernando Baldor.
El pie forzado: "Tus pestañas criminales" pertenece a Rubén Sada.
La obra musical PAISAJE URBANO
(BOSTA Y GASOIL) de Rubén Sada es una rapsodia poética que combina el brillo de
la música clásica orquestada, con la letra de seis cantos que construyen un
retrato crudo, sensorial, crítico y épico de la vida en el Gran Buenos Aires,
marcado por la decadencia, la indiferencia social, el contraste de clases y la
lucha por la supervivencia. Cada canto aborda una faceta específica de este
cuadro, desde la contaminación y la alienación hasta la inequidad social y los
pequeños actos de resistencia humana. La letra está cargada de imágenes,
metáforas y una sentencia recurrente (“la gente pasa, pasa”) que refuerza el tema
central de la indiferencia colectiva. La música utilizada es del estilo
“clásica”, con un tono de suspenso, por momentos épico, música de cámara
ejecutada por una orquesta para ser utilizada en un film dramático. A
continuación, se realiza un análisis detallado y exhaustivo de cada uno de los
seis cantos, explorando su contenido, temas, recursos literarios y su
contribución al mensaje global de la obra, inspirada en las propias vivencias
de su autor.
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ESTRUCTURA Y FORMA.
La obra completa es la fusión de
los poemas BOSTA Y GASOIL, escrito por Rubén Sada el 2/5/2012 más el poema
PAISAJE URBANO, escrito el 5/12/2022. Está organizada en seis cantos en los que
se combinó alternadamente una estrofa de cada uno de los dos, y a pesar de
haber sido escritos con una diferencia de una década, ambos son compatibles
porque en la Argentina nada cambia, todo es un ciclo y se va repitiendo la
historia. El uso de versos crudos combinados con repeticiones como “la gente
pasa, pasa”, refuerzan el tono de letanía y la sensación de monotonía y
deshumanización en esta selva urbana, pero la música impacta y zamarrea al
oyente. Cada canto se centra en un aspecto específico del paisaje, desde la
descripción del entorno físico hasta las dinámicas sociales y la lucha
individual por la superación. La estructura en cantos permite al poema avanzar
como una crónica fragmentada, donde cada sección aporta una nueva capa al
retrato de la metrópoli y a pesar de su gran duración (8 minutos), la narrativa
avanza muy rápido.
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TEMAS PRINCIPALES.
• Decadencia urbana y salvajismo.
El conurbano es un espacio
hostil, definido por la contaminación (“mezcla de bosta y gasoil”, “smog y
cartón”, “la miseria y la indiferencia”). La repetición de imágenes olfativas y
visuales (humo, basura, cloacas) subraya un entorno degradado, tanto físico
como moral. Los habitantes, descritos como “esclavos que viven muertos” o “la
masa” adormecida por “placebos marca Qatar”, parecen estar atrapados en un
sistema que los deshumaniza.
• Desigualdad e inequidad
sociales.
El poema contrasta las realidades
de los marginados (indigentes, cartoneros, el repartidor) con las élites
(“señores que están vivos”) disfrutando de la vida. La referencia a “los
pudientes” que cometen “toda clase de exacción” y la descripción de los pobres
que “de la basura hacen guiso” destacan la brecha social y la lucha por la
supervivencia en un sistema injusto, en el que los políticos roban para
enriquecerse ellos, empobreciendo a las masas e incitándolas también a robar.
• Frustración de ideales y
esperanza.
El jazmín que “se quiere abrir”
pero es aplastado (dura crítica contra el aborto legal), y el pájaro cantor que
sueña con triunfar “algún día” (artistas callejeros y vendedores), simbolizan
los intentos fallidos de encontrar la vida, la belleza, la creatividad y
redención en un entorno opresivo. La ciudad sofoca cualquier intento de
trascendencia, dejando solo “marchita su influencia” y “abortada su esencia”.
El paisaje urbano “aplastará” a cualquiera que quiera vivir bien, sobresalir y
progresar. Quien quiera salir de su condición social de pobre, será
“aplastado”, para seguir siendo dominado por la élite del poder.
• Lucha individual y resistencia.
A pesar de la desolación, el
poema también muestra figuras que resisten a su manera: el “pájaro cantor” con
su guitarra artística, el repartidor o “heraldo” que pedalea con dignidad en su
bicicleta para construir su hogar, mientras los indigentes se “pelean” por un
pedazo de cartón para sobrevivir
(experiencia real presenciada por el autor). Estas imágenes sugieren una
resiliencia humana, aunque precaria, frente a las adversidades.
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ANÁLISIS CANTO POR CANTO.
[1]
Deambulo por la ciudad, mezcla de
bosta y gas-oil,
mezcla de smog y cartón, letanía
y soledad.
Vago errante en la metrópoli,
cóctel de humo y alcohol,
coplas de triste pasión, de
desprecio y desamor.
Miro a la gente pasar sin que
esto me perturbe,
veo agitada a la urbe y hay
latido en el lugar.
Placebos marca Qatar adormecen a
la masa,
mientras al país arrasa un saqueo
a corto plazo,
hoy no gané ni un abrazo y la
gente pasa, pasa.
El primer canto introduce al
oyente en el sitio: El Gran Buenos Aires. El poeta es un simple observador
errante que deambula por una urbe impregnada por la atmósfera opresiva, un
espacio de contaminación, soledad y desamor, donde la vida cotidiana está
marcada por la indiferencia de la gente que “pasa” sin detenerse. El hablante
observa el ritmo frenético de la metrópoli, donde la masa es adormecida por la
ilusión pasajera del fútbol mientras el país sufre un “saqueo a corto plazo”
por parte de “los vivos”. La desconexión del amor se subraya con la frase “hoy
no gané ni un abrazo”.
Análisis temático:
• Alienación urbana: La ciudad se
presenta como un lugar hostil, donde la mezcla de olores (“bosta y gasoil”,
“smog y cartón”, “humo y alcohol”) y sonidos con silencios (“letanía y
soledad”) crean una atmósfera decadente. El poeta Rubén Sada conoce la geografía
que describe a la perfección y vivió lo que narra en la canción a través de sus
tres décadas como vendedor ambulante.
• Crítica social: La referencia a
“placebos marca Qatar” es una crítica a la influencia del fútbol y su capacidad
narcótica para adormecer a las masas y que no se den cuenta del sufrimiento al
que los gobernantes exponen a la sociedad. El “saqueo a corto plazo” mencionado
refiere a los últimos 40 años de Argentina, en los que no hubo ni un solo año
sin robar y la democracia, que prometió en 1983 ser la panacea de los problemas
argentinos, resultó ser una gran “excusa” para el saqueo organizado y “legal”
por parte de la clase política a toda la sociedad.
• Tono melancólico: Versos como
“hoy no gané ni un abrazo” transmiten la profunda soledad y la falta de amor
que hunde a gran parte de la sociedad, en contraste con el bullicio colectivo.
Interminables jornadas de trabajo en la calle, marcaron para siempre las
emociones del autor.
________________________________________
[2]
Gigantescos ataúdes, mil colosos
de cemento
que se yerguen muy conspicuos
penetrando el negro cielo,
con señores que están vivos y
esclavos que viven muertos,
fabricando para otros más
toxinas, más venenos.
Un jazmín se quiere abrir para
enmascarar el tufo,
pero aparece un tartufo y le
aplasta el porvenir.
Tan solo pide existir en el
centro de la plaza,
mas, la abulia lo atenaza y
marchita su influencia,
le han abortado su esencia y la
gente pasa, pasa.
El segundo canto pinta a los
edificios de la ciudad como “gigantescos ataúdes” y “colosos de cemento” que
dominan el paisaje. Estos edificios albergan a “señores que están vivos” y
“esclavos que viven muertos”, cohabitando bajo el mismo techo un pueblo de
ricos y pobres. En la segunda parte, aparece la figura del jazmín, que simboliza
la belleza y la esperanza de un nuevo nacimiento. Los futuros niño o niña que
se están gestando en el vientre de una madre, intentan florecer “en el centro
de una plaza” (ser parte de una familia constituida), pero serán aplastados por
una ley brutal como la del aborto legal. El aparato del Estado y su “tartufo”
(el presidente) ahora deciden que ese habitante deberá morir aún antes de
nacer, y todo estará amparado y pagado por una ley votada por diputados y
senadores, como si por ello, este crimen fuera algo justo. La indiferencia de
la sociedad persiste y la gente mira para otro lado.
________________________________________
[3]
Ordenadas se nos muestran
disciplinadas colmenas,
conteniendo vida y muerte,
festejando triunfo y pena,
esfumando la esperanza del que
espera, del que sueña,
para poder perpetuar lo frágil de
este sistema.
Degradación y miseria conviven en
la ciudad,
de cartón la realidad y otros
hambre y periferia.
Cuando rige una bacteria con
materia gris de grasa,
la verdad es perla escasa y el
futuro un negro ocaso,
uno administra el fracaso y la
gente pasa, pasa.
El tercer canto compara al
paisaje urbano con “colmenas” ordenadas que contienen “vida y muerte, triunfo y
pena”. Sin embargo, este orden aparente perpetúa un sistema frágil que sofoca
la esperanza y fomenta la miseria. La ciudad está marcada por la “degradación”
y la “periferia”, mientras una “bacteria con materia gris de grasa” (una
metáfora de la ineptitud que empuja a la sociedad a la miseria) la domina. La
verdad es una perla valiosa, pero escasea. El futuro es un “negro ocaso” y
mientras un poderoso “administra el fracaso”, la gente sigue pasando
indiferente.
Análisis:
• Sistema opresivo: La imagen de
las “colmenas” sugiere una sociedad rígidamente estructurada, donde los engranajes
están controlados para mantener un sistema corrupto que perjudica a la gran
mayoría.
• Corrupción y decadencia moral:
La “bacteria con materia gris de grasa” es una crítica mordaz a los ciudadanos
que, con su ineptitud y delito, perpetúan la miseria, empujando a otros a la
degradación moral. El camino de “lo fácil” es visto como una solución al
ascenso social.
• Desesperanza: La mención del
“negro ocaso” y la “perla escasa” (la verdad) reflejaron una visión de
pesimismo profundo sobre el futuro de la sociedad argentina y sus habitantes.
• Indiferencia y marginalidad: La
“periferia” y el “hambre” aludieron a los sectores marginados. A pesar de que
asentamientos de emergencia existen desde hace más de 100 años en Buenos Aires,
en el último medio siglo la cúpula política ha multiplicando el número de
“villas miseria” desde 14 en 1983 cuando vino la democracia, hasta más de 7.000
cuatro décadas después.
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*[4]*
Momentos fugaces sacan, que irán
al fondo de la cloaca,
y la muerte como trampa, ríe,
acecha, me amenaza,
llevándoles sucias aguas al fondo
de la garganta,
tapando de humo el pulmón,
mientras un bosque se tala.
Luego un pájaro cantor con su
guitarra a la gorra,
en una latita ahorra los útiles
de un doctor.
Bronceado está, del calor y la
esquina que lo asa
ríe su burla payasa pero él, con
melodía
quiere triunfar algún día y la
gente pasa, pasa.
El cuarto canto introduce la
muerte como una presencia constante que “ríe, acecha, me amenaza”, en base a
experiencias personales del autor. Las “sucias aguas” de la cloaca y el humo
contaminan la ciudad. Lejos, un bosque es talado por la codicia, simbolizando
la destrucción ambiental, pero en medio de este cuadro surge el arte, un
“pájaro cantor” con su guitarra, un artista callejero que lucha por comer y
mientras estudia, sueña con algún día triunfar como “doctor”. A pesar de su
deseo de contribuir a la felicidad de los que pasan, la gente ignora su canción
y hasta la esquina, que lo “asa” con un sol abrasador, se transforma en una
burla “payasa”.
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[5]
Calles llenas de basura son el
paisaje de hoy.
Unos tiran, otros juntan para así
sobrevivir.
Los indigentes se matan por un
poco de cartón,
y los pudientes cometen toda
clase de exacción.
¿Qué contaré del heraldo con una
caja en el torso?
El tiempo le muestra el dorso sin
propinas ni aguinaldo.
En su espalda corre un caldo que
al sacrificio se abraza,
mientras sueña con la hogaza de
la pedaleada digna,
cumple bien con su consigna y la
gente pasa, pasa.
El quinto canto describe calles
desbordadas de basura, donde los indigentes luchan por cartón para sobrevivir.
Esta escena fue presenciada por el autor y relata que un día, dos cartoneros se
pelearon a puño desnudo por unos cartones. Cuarenta pisos más arriba, los
“pudientes” cometen “exacciones” y defraudan con sus estafas (que no son
penadas por la ley, convirtiendo a Argentina en el “paraíso de los gangsters”).
A pocos metros, un “heraldo” (repartidor o mensajero) con una “caja en el torso”
(su mochila) pedalea arduamente transpirando la espalda por el intenso calor, y
aunque se esfuerza por una vida digna (la hogaza o pan), recibe poca recompensa
monetaria. La indiferencia persiste: “la gente pasa, pasa”.
________________________________________
[6]
Conviven en la ciudad el retraso
y el progreso,
y los pobres a caballo, de la
basura hacen guiso,
y convierten en occisos a
envejecidos débiles,
y nadie es casto ni célibe y de
la ley: caso omiso.
De repente una estampida que hace
a mil perros ladrar,
tiñe de rojo el lagar y de sal a
una partida.
La luna asoma vestida con su
mortaja de gasa,
y el silencio reemplaza al ruido
de la conciencia,
en la calle indiferencia, la vida
se pasa, pasa...
El sexto canto y final, resume
las contradicciones de la ciudad, donde la antítesis del “retraso y el
progreso” coexisten. Eso revela la desigualdad social y cultural, donde el
avance tecnológico no alcanza del mismo modo a todos. La violencia aparece con
una “estampida” (disparo de arma de fuego) que hace ladrar a los perros en la
noche, mientras tiñe de rojo el lagar (símbolo de sangre y delitos), y la luna,
vestida con una “mortaja de gasa”, (referencia a Federico García Lorca, que
metaforizaba a la luna como la muerte) observa un paisaje de luto, oscuridad e
indiferencia. La sociedad ha perdido su capacidad de reacción ante la
proliferación del asesinato y cada cual sigue con su fugaz existencia en un
entorno deshumanizado. El silencio “reemplaza al ruido de la conciencia” y
nuevamente el estribillo final refuerza el tono de resignación.
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CONCLUSIÓN.
Escrito en 2012 y 2022, PAISAJE
URBANO (BOSTA Y GASOIL) es una dura crítica a la sociedad actual, inspirada en
las propias vivencias personales del autor recorriendo el Gran Buenos Aires. La
letra deja un pequeño espacio para la resiliencia, encarnada en figuras como el
pájaro cantor (el artista) y el heraldo (quien trabaja honestamente con lo poco
que tiene para ganarse el pan), que luchan por mantener su dignidad y formar
una familia a pesar de la geografía adversa.
Al público en general: Tengo el agrado de presentar mi décimo tercer libro impreso, que titulé: Zece fraze în limba română : textele unui student de limba română, nivel începători. [Diez frases en idioma rumano: Textos de un estudiante de idioma rumano, nivel principiante].
Este libro no pretende ser un manual de enseñanza de idioma rumano, sino todo lo contrario, es la recopilación de algunas tareas, breves textos escritos y poemas traducidos de un alumno que desde hace dos años sigue estudiando este idioma tan misterioso como difícil: la hermosa lengua rumana.Se puede obtener una copia en PDF gratuitamente, haciendo clic en la imagen superior, o AQUÍ:
Somos el silencio de lo que no puede ser... El adiós de la luna en cada amanecer. Somos el olvido que recuerda la tristeza de un perverso destino sin canciones ni tibieza. Letras paridas y la mirada que calla, lengua enmudecida tras derrotas y batallas.
Somos el destiempo encapsulado en la distancia, la ansiedad y el tormento que nos transformó en substancia. Somos el olvido que recuerda la tristeza de un perverso destino sin canciones ni tibieza. Letras paridas y la mirada que calla, lengua enmudecida tras derrotas y batallas.
Somos extraviados encontrados en la pluma, sensaciones fundidas en lo espeso de la bruma. Somos el olvido que recuerda la tristeza de un perverso destino sin canciones ni tibieza. Letras paridas y la mirada que calla, lengua enmudecida tras derrotas y batallas.
Somos el destiempo encapsulado en la distancia, la ansiedad y el tormento que nos transformó en substancia. Somos el olvido que recuerda la tristeza de un perverso destino sin canciones ni tibieza. Somos la mano, de un tiempo que nos separa, en todo momento, tras derrotas y batallas. en todo momento, tras derrotas y batallas. en todo momento, tras derrotas y batallas...
Letra: Gabriela Mónica Flamini. Música: Carmen María and Edu Espinal. Arreglos e Interpretación: Rubén Sada.
en octavillas heptasílabas, de Ana Bonaroti y Rubén Sada)
Sonrisas de mil soles, recuerdos en la piedra me prendo de tu hiedra deslumbra tu verdor. Tus ojos son faroles, me alumbra tu mirada y en esta azul velada florece nuestro amor.
Caricias en mis sueños, abrazos ya perdidos, recuerdan los sonidos de aquel amanecer. Mis ojos buscan dueños de un sentimiento ardiente y el sol desde occidente te viste de mujer.
El cielo que nos canta se rinde con asombro y en soledad te nombro rondando mi jardín. Florece mi garganta de tanta poesía, rebosa de alegría, hay júbilo y festín.
...
El viento que murmura palabras y sonrisas, nos lleva hasta las brisas de inmensa gratitud. Respiro tu dulzura flotando en una estrella y en una rosa bella encuentro juventud.
Evoco tu belleza en sueño silencioso, y se replica el gozo de olas en el mar. Fascina tu grandeza de cumbre centenaria, con tu sonrisa diaria bautizas nuestro hogar.
El cielo que nos canta se rinde con asombro y en soledad te nombro rondando mi jardín. Florece mi garganta de tanta poesía, rebosa de alegría, hay júbilo y festín.