El gobierno es un guiñol y los que se roban todo han puesto en práctica un modo para evitar el control. “Rellenaron” cada rol de la forma en que señalo, está el Banco Central ralo pero abundan los parientes pues son los más “obedientes” y el nepotismo está al palo. La secretaria es la hermana, no sea cosa que “hable”, y a una sobrina “confiable” le dio un puesto de escribana. A un cuñado dio la aduana y a una prima contadora, la abuela, que es directora, la premió con un “regalo”, el nepotismo está al palo en una nación que llora. La justicia, no es problema “Dura lex, sed lex,” y al hermano de la ex puso en la Corte Suprema. Para ultimar el esquema y arrojar manteca al techo puso a un tío en el Derecho y al papá, que son letrados, aunque estaban condenados y acusados de cohecho.
Uno de los cientos de ejemplos de cómo hizo un gobierno corrupto para saquear las arcas de Argentina: Nombrando en un organismo de control del Estado a la esposa del ministro de planificación. Así, él podría determinar latrocinios que jamás serían auditados:
Cada cual hace un balance de su senda y trayectoria, dónde se alcanza la gloria y qué hacer que no la alcance. Ante todos una chance nos desafía y completa: tener “familia” es la meta donde el gozo se nos da, es mejor ser buen papá que creerse buen poeta.
Hoy camina mucha gente hacia un gran abismo oscuro, sacrificando al futuro en el altar del presente. Su esencia concupiscente es solo “vivir el hoy”, un propósito que estoy plenamente convencido de que deja destruido el iré, el fui y el voy. En este altar hedonista no importan las consecuencias, las acciones sin conciencias persiguen fin egoísta. De espíritu narcisista sus valores son un chiste, vales lo que conseguiste aun siendo en forma feroz, no le rinden cuenta a Dios que para ellos no existe. Su Biblia es la de Epicuro y al cristianismo profanan, gastan más de lo que ganan y se ocasionan perjuro. Viven siempre en el apuro y el mañana no interesa, solo llenan su cabeza de cualquier pasión purpúrea, filosofía epicúrea de errónea naturaleza.
“Vive el hoy, no habrá secuela” asegura el hedonista, y jamás fija la vista en el cielo en su rayuela. Con el ego se encarcela y en su fugaz existir no piensa en el porvenir ni es del efecto un amante, priorizando el instante sin que importe el devenir. El deseo se aglutina en “tener, tener, tener”, mas nada dice del “ser” ni del fruto que germina. Dedicando hemoglobina al vicio de acumular, sube el humo en este altar que acredita un holocausto para un moribundo infausto de frenético durar.
Ahí fue que te hablé de amor, en la ribera del cauce y apoyados en el sauce me diste el ‘sí’ triunfador. Coronó un suave estertor aquel juramento mío, y ocho lustros de amorío en que te nombro y me nombras, aún se mezclan nuestras sombras *con los murmullos del río.*