*CARTA versus TELÉFONO*
Soy el teléfono y hoy
reivindicaré mi invento,
voy más rápido que el viento
con el mensaje que doy.
Del satélite en que estoy
no hay nada que no comparta,
pues la tardanza me harta,
voy en cable subterráneo,
yo soy el verso instantáneo,
no tardo como la carta.
Antes que nada saluda
Teléfono ¿No haces eso?
Parece ser que el progreso
dejó tu lengua tan muda.
Aquí estoy, siendo la ayuda
para el humano inspirado
y no estoy acelerado
así como tú me cuentas
aunque mis hijas son lentas
yo las leo con agrado.
Reconoces lentitud
plasmada en tu letra escrita,
mi voz es la voz bendita
de amores de juventud.
De una a otra latitud
transmito voz de un “te quiero”,
la urgencia de un usurero
que quiere cobrar su cuenta,
no soy una carta lenta
que nunca trae el cartero.
Reconozco sabiamente
mis defectos y virtudes
para que las multitudes
me busquen como aliciente.
Espero pacientemente
todo el peso de la mano;
no obstante, sigo en el plano
extraño de lo obsoleto
pero vivir es un reto
cuando escribe el ser humano.
En los rulos de mi cable
viajan voces cariñosas,
de un novio que da sus rosas
que la novia acepta, amable.
No hay nada que yo no hable
ni que silencie mi voz,
cuando un pedido es veloz
yo respondo de inmediato,
con el diálogo contrato
línea directa con Dios.
Yo soy diferente a ti,
y agradezco a Dios por eso
porque por mi piel, expreso
el sentido carmesí.
Puedes descubrir de mí
un tesoro de sapiencia,
y al marcar la diferencia
entre lo que hago y haces
se pueden ver en mis frases
una mayor experiencia.
Mi platicante no espera
al recibir la llamada
de un ring-ring o campanada,
trinos de la primavera.
Mientras tanto la viajera
carta lenta que camina,
se ha perdido en una esquina...
Pero mi voz viaja urgente,
y el que me usa diariamente
ni tiene que dar propina.
Soy la carta que propina
sin referirme al dinero,
un lenguaje verdadero
que con letras ilumina.
Y tu voz no determina
si soy o no negativo,
aquí solamente vivo
con mi lentitud urgente;
mas, si te usa la gente
debe pagar el recibo.
No hay teléfono gratuito
y ni hablemos si se cortan,
esos silencios aportan
casi un suspenso infinito.
Sea con tinta o grafito
me puedes ver tan feliz,
jovial, sin ningún desliz
porque sabe el escritor
que en opciones soy mejor
dentro o fuera del país.
Hoy transmito hasta video
y puedo ver cara a cara
la sonrisa cuando es clara
o el rostro cuando es bien feo.
Soy eléctrico correo,
no un mamarracho textual,
mi dulce voz natural
hasta es más ecológica
pues mi frecuencia analógica
no le causa al árbol mal.
Hablas de lo natural
y me causa tanta gracia
la expresión de tu falacia
que es cordura artificial.
Tengo un grado material
pero yo soy más confiable
versátil y reciclable
que si mi escritor se enoja
me tira, pues soy la hoja
de papel biodegradable.
El poder de la amistad
que en mi cable se enarbola,
reside en el mismo “Hola”,
(conexión con claridad).
Dos personas, con bondad
y una llamada que espera,
en la plática cualquiera
se prestan labios y oídos,
y hay entre desconocidos
comunicación sincera.
En cambio yo, soy distinto,
dejo que la tinta hable
sin necesidad del cable
más que el cable del instinto.
Yo desde cualquier recinto
difícilmente me pierdo,
y aunque mi paso es más lerdo
que el tuyo, tan petulante,
puedo perdurar bastante
entre manos y recuerdo.
Mi teléfono conecta,
enlaza, liga, vincula,
mientras tu carta va en mula
hacia la casa incorrecta.
Cuando un número se inyecta
en un teclado numérico,
en un recorrido homérico
suena exacto en el destino,
tecnológico camino
a través del globo esférico.
*CARTA – 8*
Cierro el ojo, abro la mente;
el polvo se va al rincón.
Te ignoro... Mi corazón
expresa un grito silente.
Callo, expreso mi corriente
de versos bien redactados
que viajarán empacados
aferrados a una era
donde la presente esfera
tiene olvidos conectados.
Ambos somos necesarios
en la comunicación,
cuando quiere el corazón
derrotar los calendarios.
No seamos adversarios
igual que Atenas y Esparta,
comamos la misma tarta
que ambos tenemos lugar,
para hacer a este juglar
telefónico o por carta.
Es triste mi panorama
entre el viento y el horario
pues tú eres necesario,
yo estoy fuera del programa.
Soy un recuerdo, holograma
que brilla solo, da igual;
qué pena me da el umbral
de la vida que no cabe
ya que hay gente que no sabe
ni su código postal.
Los robots me han secuestrado
y hoy no nos llaman personas,
si tú no nos abandonas
seguiremos lado a lado.
En un mundo conectado
tu huida no perdono,
y por eso te menciono:
carta, sos la maravilla,
prefiero hoja amarilla
a un teléfono sin tono.
Teléfono, regresemos
a la mejor conexión:
esa paz del corazón
que muchas veces perdemos.
De buenas vibras llenemos
tanto invierno y primavera,
y digo a esta nueva era
El Teléfono y La Carta
de importancia ni la cuarta
parte el Internet supera.
Se saludan al pasar
el teléfono y la esquela...
Duo de la vieja escuela
que siempre vas a citar.
Es un arte improvisar
con el estilo Espinel...
Que teléfono y papel
te dejan la piel rimada...
Cuando escribe Rubén Sada
junto a su hermano, Joel.