ESCALONES DEL MEDIO
Era una escalera que se sentía útil a todos, pues gracias a ella las personas
podían alcanzar sus objetivos, por altos que estuviesen.
Sus
escalones estaban contentos de ser lo que ellos eran, simples escalones, pero
como un grupo, formar parte de la escalera, cada uno con una posición asignada
en la misma. Los de más abajo eran los primeros en ser usados y además eran los
más usados, por estar cerca de "la nada", el suelo. Los escalones del
medio también estaban contentos, porque habían crecido algo y ya no estaban tan
cerca del piso, siendo el nexo entre los escalones de abajo y los superiores…
que eran el objetivo final de quien subía a la escalera.
Pero
un día, el escalón de más arriba, orgulloso de su posición, empezó a
vanagloriarse de ser el superior. Se manifestaba contento de haber alcanzado
una posición bien alta. Empezó a jactarse de no estar en el nivel
"inferior" de los otros. Y hasta decía “yo estoy aquí porque me lo
merezco, trabajé mucho para lograrlo” y aseguraba... “nadie me va a sacar de
ser el primer escalón, mientras esta escalera esté viva”.
El
escalón más alto se sentía “el supremo”, muy cerca del cielo. Era algo así como
un pequeño dios, al que los demás escalones consideraban “el gran escalón, el
más alto”. Lo veían como inalcanzable.
Desde
su posición encumbrada miraba para abajo, y decía “aquí las cosas se harán como
digo yo, porque soy el escalón superior”. Entre los métodos que el escalón
“supremo” utilizaba para frenar la iniciativa y menguar ánimo en los otros, estaban: El
ridiculizarlos en público, el hacerlos sentir mal para que siquiera se animaran
a moverse del sitio que se les había asignado. Exhibía desmedidamente sus
"blasones" de ser "el primer escalón”.
Así
fue que los escalones inferiores y los del medio, escuchando estas
declaraciones comenzaron a murmurar entre sí: “¿Quién se habrá creído éste? ¿No
se da cuenta que está arriba de todo gracias a nosotros?” Y en verdad era así,
por supuesto, ya que no existiría nunca un escalón superior si no existieran
los escalones inferiores. Además, los usuarios que quisieran llegar arriba,
siempre lo harían “gracias” a la existencia de los escalones de abajo y luego a
los del medio. El “gran escalón”, el más alto, empezó a ver en los comentarios
de los de abajo una conspiración. Comenzó a sospechar de que algunos de sus
compañeros de escalera le podrían quitar el puesto que ostentaba, que era su
único orgullo.
Primero pensó:
“Me desharé de los escalones inferiores, porque están cerca del piso, y no
valen nada. No han crecido, no se han esforzado y por eso no tienen mucho
valor”. Pero luego, al meditar bien en su estrategia, se dio cuenta que si
eliminaba a los escalones de más abajo, la gente no podría utilizar la
escalera, y ésta perdería su razón de existir.
Entonces
vislumbró que "la amenaza" eran los escalones "del medio".
Después de todo, los de abajo estaban suficientemente alejados él y aunque no
tenían demasiado valor, tampoco representaban peligro, porque antes de llegar
arriba deberían atravesar "el medio", mientras él estaría a tiempo de
advertirlo.
Así,
circunscribió su problema a "los escalones del medio". Estos habían
crecido y seguían creciendo. Estaban tan cerca suyo, que eran la
"verdadera amenaza de su liderazgo", atentando contra su posición de
"supremo". ¡Había que eliminarlos! Había que impedir a cualquier
costo que los escalones del medio sigan subiendo. Y al no existir escalones del
medio, los de abajo de todo, de poco valor, no intentarían jamás escalar, amenazando el “estatus” del
"supremo". Los inferiores seguirían siendo igual de útiles para la
escalera, pero sin riesgos para la seguridad del escalón “superior”.
Para
cumplir su plan exterminador, comenzó a poner trabas para que los escalones del
medio dejen de existir en esta, que ya consideraba era “su” escalera. Serruchó
disimuladamente sus costados para que cuando los usuarios lleguen a alturas
medianas, se sientan inseguros y con miedo desciendan a la
"seguridad" de los escalones inferiores. Desde entonces, un abismo
invisible comenzó a aparecer entre los escalones inferiores y “el gran
escalón”, haciendo que poco a poco la escalera que tan útil había sido, se
arrojara al galpón del abandono, como algo poco útil por carecer de los
escalones del medio.
Ya
descartada la escalera completa, el escalón superior comenzó a sentirse muy
solo. Sus robustos compañeros del medio
no existían más. Añoraba el tiempo en que éstos eran el puente tan útil y
necesario entre el piso de la nada y el cielo glorioso donde él había
disfrutado estar y en el que se alcanzaba todo. Pero ya no había vuelta atrás.
Los escalones del medio ya no existían más. Muy solos quedaron allí "el
supremo" y "su séquito" de escalones inferiores, tirados y
abandonados en el galpón de la inutilidad.
Moralejas:
1) "Las cosas se valoran recién
cuando se las pierde".
2) "Es muy importante cuidar a los escalones del medio, no sólo a los de más abajo".
Autor: Rubén Sada
Este cuento recibió el "SEGUNDO PREMIO" en el "Primer Concurso de Cuento Corto del BANFIELD TEATRO ENSAMBLE." Muchas gracias a los firmantes y al jurado que intervino en la selección de los textos. [VER].