LUCHA MACABRA
La misma tapia cercaba
los cementerios rivales,
y un mismo azadón cavaba
aquel suelo que tragaba
ateos y clericales.
Otra tapia recia y fuerte,
ambos campos dividía...
¡Libertad y tiranía,
ni en presencia de la muerte
cejaban en su porfía!
La iglesia, en el paredón
de su fúnebre mansión,
puso la cruz nazarena,
mientras el otro frontón
mostraba un reloj de arena.
Y en la augusta soledad
de los que en la eternidad
yacían en hondo sueño,
reñía la Humanidad
su psicológico empeño.
Sobre losas sepulcrales
y entre galas funerales,
la tradición y la duda,
-fieros y eternos rivales,-
proseguían su lid ruda.
En el católico osario
los nichos, en largas filas
fingían al visionario
quietos ojos sin pupilas
mirando al campo contrarío.
Así, buscando motivos,
hasta en los despojos yertos,
siempre fieros, siempre esquivos,
se amenazaban los vivos
sobre el polvo de los muertos.
En aquel combate vano,
con escrúpulo servil,
cuidaba el rencor humano
el cementerio cristiano
y el cementerio civil.
Mas en su torpe ceguera,
los combatientes no ven
que, mientras en lucha fiera
sucumben por su quimera
y por su mutuo desdén,
subiendo de opuesto lado,
sobre ese muro elevado
que divide a los rivales,
con amor se han abrazado
las ramas de dos rosales.
Y que sus entrañas puras
a todos abre la tierra,
y desde azules alturas
el sol alumbra su guerra
y besa su sepultura.
Venancio Serrano Clavero
Poeta, escritor y periodista valenciano.
(España, 1870-1926)