8 de abril de 2013

ONOMATOPEYAS


ONOMATOPEYAS


Tic… tac,  tic… tac, tic… tac.
Guau, guau, guau, guau.
Riiinnnn. Toc… toc.

¡Oohhhhhhh! ¡Wow!
Chuic.
Ha... ha... ha... ha.
Glu, glu, glu, glu.
Ja, ja, ja, ja.
Glu, glu, glu, glu.
Je, je, je,
ji, ji, ji,
Click.
Plop.

Ahhhh... ahhhh...
Ah, ah, ah... ahhhhh...

Ziuuu... ziiiuuu... ziiiuu... ¡Plaf!

Ahhhh ahhhh
Ah, ah, ah...
Ay, aayyyy.
Ouch

Ahhhh ahhhh
Ohhhh, Yeaaa. Ohhhh, Yeaaa. Ohhhh, Yeaaaaaaaaa.

OhhhhOaaaaa...
Zzzjjj... zzzjjjrrr...

© Rubén Sada. 20/07/2012

ANTOLOGÍA QUEHACER ECOLÓGICO (Publicada por Ediciones Independientes Rubén Sada) Participan 58 autores

quehacer ecologico, ruben sada

Primera Presentación de la ANTOLOGÍA QUEHACER ECOLÓGICO en la que participaron 58 autores. Se hará en el CONGRESO ECOLÓGICO DE PEHUAJÓ el día viernes 12 de Abril de 2013 a las 17 hs. Para los que no puedan concurrir, por la distancia, no se preocupen pues durante los primeros días de mayo la presentaremos nuevamente en la FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE BUENOS AIRES. Oportunamente avisaremos día, hora y stand.

Tatiana Aída Aguilera Muñoz Nuñoa - Sgo de Chile
Carolina Álvarez Berazategui
Marisa Aragón Willner Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Delia Arjona Quilmes
Libia Baillo Berazategui
Graciela Benzacar Fcio. Varela
Ana Bonaroti Miramar
Leonor Brigo Quilmes
Elsa Caballero Berazategui
Norberto Calul Wilde
Etel Carpi Los Toldos
Casildo Casco Orué Las Perlas - Cipoletti
Jerónimo Castillo San Luis
Claudio Alejandro Castro Moreno
Olga Elizabeth Charkchian Zeytuntsian Berazategui
Catalina Cimino de Nicholson Los Toldos
María Bertilia de Sousa Custodio Berazategui
Eloísa Echeverría Pedro Aguirre Cerda -Sgo Chile
Martín Ferrigno Martín Coronado
Antonio A. Fonseca Berazategui
Hugo Edgardo Geravi   Baigorrita - Los Toldos
Mauricio Gilberti   Los Toldos
Mónica Esther González   Fcio. Varela
Lara Gor Rosario
Virginia Guedes Berazategui
Marta Emilia Guerra Quilmes Oeste
Urania Margarita Guerrero Jiménez Coatzacoalcos
Carolina Gutiérrez Zamora Valencia
Marta Guzzo   Los Toldos
Donata ‘Toty’ Hernández Kopetsckny Avellaneda
Lidia Cristina Lacava Neuquén
Beatriz Lacroix Lanús
María Cristina Laviña Ezpeleta
Graciela Lerici Fcio. Varela
Lydia Argentina López Lanús
Claudia M. Lorea Hudson
Néstor Loza Quilmes Oeste
Lorenzo Oscar Macho Quilmes
Marga Mangione Berazategui
Marta Beatriz Mangione Berazategui
Alicia Marcelina Moreno San Miguel
Juan Fran Núñez Parreño Albacete
Pepe Cipriano Núñez Berazategui
Orlando Nélson Pacheco Acuña Temuco
Elsa Pagura Lanús
Marta Patti de Costa   Los Toldos
Antonia Pérez García Santander
Mabel Ramírez Wilde
Liliana Noemí Rodaro Berazategui
Eliana Roiger Ciudad Autónoma de Buenos Aires
María Rosa Rzepka Fcio. Varela
Rubén Sada Quilmes Oeste
Rocío Sanchez Los Toldos
Álvaro San Martín Mera Loncoche
Marcos Sarlinga Los Toldos
María del Carmen Tenllado Yuste Málaga
Ana María Torres Santo Tomé
Teodora Zapata Berazategui


 El libro consta de 144 páginas impresas a todo color. Contiene una docena de ilustraciones, y más de 100 obras. Participaron autores de 5 países, siendo de Argentina la mayoría, pero incluyendo Chile, España, Venezuela y México. Unas cuantas provincias nuestras están presentes, como Santa Fe, Neuquén, Buenos Aires, Río Negro y San Luis. La ciudad de Berazategui tuvo un alto porcentaje de participación, ya que la mayoría de los escritores pertenecen al Grupo Literario Almafuerte Berazategui liderado por Margarita Mangione . Luego Los Toldos, el grupo liderado por Etel Carpi también dio un alto apoyo a este proyecto. Quilmes también participó mucho, y hay escritores de Lanús, Miramar, Moreno, San Miguel, Wilde, Martín Coronado, Florencio Varela, Hudson, Avellaneda, Ezpeleta, y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, de donde es Eliana Roiger la autora de la tapa. A todos muchas gracias por hacer realidad este proyecto y hermanarse en este fin común: la difusión del mensaje ecologista.

6 de abril de 2013

¡ACTUÁ! (Una desopilancia sonrisada de Rubén Sada)


¡ACTUÁ!


Es factible que no seas actriz o actor, pero actuá.
Actualizate a la actualidad y actuá.
Sé actor, no infractor, ni abyecto ni abstracto,
con la actitud de actuar en el acto, exacto.

Contactate con tus contactos.
Evitá el conflicto. Pactá un pacto.
Practicá amor. Evitá el impacto. 
Que no te afecte lo afectivo. 
Efectuá lo que sea efectivo.
Caracterizate con los caracteres característicos del carácter.
No te jactes. Sé circunspecto. Cuidá tu aspecto.
Sé atractiva. Aplicá a los niños correctivas.
Colectá en la colecta colectiva. 
Proyectá en el proyecto colectivo,
actuando correctamente en lo correcto, lo recto. 

No pernoctes. Sé noctámbulo. 
Electrizá tu actividad. 
Aceptá la directriz del tictac y activate. 
Que no te afecten los desperfectos de los artefactos. 
Sé director directo de directrices constructivas.
Que tu factoría sea productiva. 
Manufacturá productos.
Compactalos más compactos.
Facturáselos a tus prospectos. 
Fructificá.

Lo que te hace drogadicto expectorá. 
No seas su víctima. Es destructivo, putrefacto. 
Cócteles al tracto te harán adicto. Luego al doctor.
Al recto irán las facturas que eructás.
Lácteos para las bacterias: Activia durante octubre.

Sé buen lector, aplicado a la lectura, autodidacta.
Adoctriná la doctrina doctrinalmente docta.
Detectá lo indetectable en cada plectro poético.
Sé instructor de tu intelecto, quizá arquitecto.

Que el dictador de facto no electo, no te dicte edictos.
Que sus dictámenes no te hagan un convicto.
No seas espectro. No seas estricto. Saldrás invicto.
Retractate de la estructura recta, perfecta.
No pierdas la perspectiva. Usá el tacto.
Con buen impacto, impactá en lo impactante.
Que no te estructuren tan estrictamente.

Indefectiblemente: ¡Actuá!

Rubén Sada.

3 de abril de 2013

APLAUDÍ RAP (Aliteración)


APLAUDÍ (RAP)


Aplaudí. Acoplá aplausos a mis aplausos. Aplaudí, como yo aplaudo.
¿Qué? ¿Que por qué aplaudo? Aquí platico y te lo explico:
Aplaudo múltiples coplas aplicando plectros sin plagio.
Me explayo con placer, explicando lo que aplaudo y lo que deploro:

El plan que planteo es explorar lo que me plazca y quedar perplejo.
En mi periplo exploro playas en las que la pleamar plena sopla soplos templados.
Me desplazo en un planeta de terraplenes repletos de espléndidas plantas,
planicies y plazas rioplatenses plantadas con plátanos y plantas que se trasplantan. 

Aplaudo esta dupla entre tú y yo. Mi corazón palpita beneplácito. Te rindo pleitesía
mientras exploro tus pliegues, palpo tu topless, esculpo tu esplendor.
Te complazco. Tu esplendorosa belleza es un templo de placer.
Desde tu pleura hasta tu omóplato estás espléndida, mujer.

Pláceme aplaudir en tu cumpleaños. Estoy pletórico.
Aplaudo en la platea a Plácido Domingo. 
A Chaplín veo en el plasma. Es placentero, placible. 
Porque el plañir plegarias aplasta implacablemente.

Aplaudo publicar publicaciones de la pluma al público. 
Pliego pliegos, los plastifico y publico como libros que me dan plata.
Aplaudo el plantel de empleados que son ejemplos 
de disciplina diplomada, planificada. 

¿Y qué deploro? Deploro aplicar lo deplorable.
Deploro las pamplinas de los plomazos.
Deploro el golpe culpable. Deploro la plutocracia.
Deploro la explosión del plomo. ¡Plaf! ¡Plaf! ¡Plaf!
Suplico se suplante el suplicio.
Deploro las plagas.
Deploro el incumplimiento que provoca el pleito.
Deploro el plagio, porque la réplica suplanta. 
En fin deploro el despiplume.

Por eso vos también, ¡Unite a lo que deploro y a lo que aplaudo! ¡Aplaudí!

© Rubén Sada.



28 de marzo de 2013

COLOQUIO DE LOS CENTAUROS - De Rubén Darío

coloquio de los centauros, ruben dario, poesia modernista


COLOQUIO DE LOS CENTAUROS



A Paul Groussac

En la isla en que detiene su esquife el argonauta
del inmortal Ensueño, donde la eterna pauta
de las eternas liras se escucha —isla de oro
en que el tritón elige su caracol sonoro
y la sirena blanca va a ver el sol— un día
se oye el tropel vibrante de fuerza y de harmonía.

Son los Centauros. Cubren la llanura. Les siente
la montaña. De lejos, forman son de torrente
que cae; su galope al aire que reposa
despierta, y estremece la hoja del laurel-rosa.

Son los Centauros. Unos enormes, rudos; otros
alegres y saltantes como jóvenes potros;
unos con largas barbas como los padres-ríos;
otros imberbes, ágiles y de piafantes bríos,
y robustos músculos, brazos y lomos aptos
para portar las ninfas rosadas en los raptos.

Van en galope rítmico, Junto a un fresco boscaje,
frente al gran Océano, se paran. El paisaje
recibe de la urna matinal luz sagrada
que el vasto azul suaviza con límpida mirada.
Y oyen seres terrestres y habitantes marinos
la voz de los crinados cuadrúpedos divinos.


QUIRÓN

Calladas las bocinas a los tritones gratas,
calladas las sirenas de labios escarlatas,
los carrillos de Eolo desinflados, digamos
junto al laurel ilustre de florecidos ramos
la gloria inmarcesible de las Musas hermosas
y el triunfo del terrible misterio de las cosas.
He aquí que renacen los lauros milenarios;
vuelven a dar su lumbre los viejos lampadarios;
y anímase en mi cuerpo de Centauro inmortal
la sangre del celeste caballo paternal.


RETO

Arquero luminoso, desde el Zodíaco llegas;
aun presas en las crines tienes abejas griegas;
aun del dardo herakleo muestras la roja herida
por do salir no pudo la esencia de tu vida.
¡Padre y Maestro excelso! Eres la fuente sana
de la verdad que busca la triste raza humana:
aun Esculapio sigue la vena de tu ciencia;
siempre el veloz Aquiles sustenta su existencia
con el manjar salvaje que le ofreciste un día,
y Herakles, descuidando su maza, en la harmonía
de los astros, se eleva bajo el cielo nocturno...


QUIRÓN

La ciencia es flor del tiempo: mi padre fue Saturno.


ABANTES

Himnos a la sagrada Naturaleza; al vientre
de la tierra y al germen que entre las rocas y entre
las carnes de los árboles, y dentro humana forma,
es un mismo secreto y es una misma norma,
potente y sutilísimo, universal resumen
de la suprema fuerza, de la virtud del Numen.


QUIRÓN

¡Himnos! Las cosas tienen un ser vital; las cosas
tienen raros aspectos, miradas misteriosas;
toda forma es un gesto, una cifra, un enigma;
en cada átomo existe un incógnito estigma;
cada hoja de cada árbol canta un propio cantar
y hay un alma en cada una de las gotas del mar;
el vate, el sacerdote, suele oír el acento
desconocido; a veces enuncia el vago viento
un misterio; y revela una inicial la espuma
o la flor; y se escuchan palabras de la bruma;
y el hombre favorito del Numen, en la linfa
o la ráfaga encuentra mentor —demonio o ninfa.


FOLO

El biforme ixionida comprende de la altura,
por la materna gracia, la lumbre que fulgura,
la nube que se anima de luz y que decora
el pavimento en donde rige su carro Aurora,
y la banda de Iris que tiene siete rayos
cual la lira en sus brazos siete cuerdas, los mayos
en la fragante tierra llenos de ramos bellos,
y el Polo coronado de cándidos cabellos.
El ixionida pasa veloz por la montaña
rompiendo con el pecho de la maleza huraña
los erizados brazos, las cárceles hostiles;
escuchan sus orejas los ecos más sutiles:
sus ojos atraviesan las intrincadas hojas
mientras sus manos toman para sus bocas rojas
las frescas bayas altas que el sátiro codicia;
junto a la oculta fuente su mirada acaricia
las curvas de las ninfas del séquito de Diana;
pues en su cuerpo corre también la esencia humana
unida a la corriente de la savia divina
y a la salvaje sangre que hay en la bestia equina.
Tal el hijo robusto de Ixión y de la Nube.


QUIRÓN

Sus cuatro patas bajan; su testa erguida sube.


ORNEO

Yo comprendo el secreto de la bestia. Malignos
seres hay y benignos. Entre ellos se hacen signos
de bien y mal, de odio o de amor, o de pena
o gozo: el cuervo es malo y la torcaz es buena.


QUIRÓN

Ni es la torcaz benigna, ni es el cuervo protervo:
son formas del Enigma la paloma y el cuervo.


ASTILO

El Enigma es el soplo que hace cantar la lira.


NESO

¡El Enigma es el rostro fatal de Deyanira!
MI espalda aun guarda el dulce perfume de la bella;
aun mis pupilas llaman su claridad de estrella.
¡Oh aroma de su sexo! ¡O rosas y alabastros!
¡Oh envidia de las flores y celos de los astros!


QUIRÓN

Cuando del sacro abuelo la sangre luminosa
con la marina espuma formara nieve y rosa,
hecha de rosa y nieve nació la Anadiomena.
Al cielo alzó los brazos la lírica sirena,
los curvos hipocampos sobre las verdes ondas
levaron los hocicos; y caderas redondas,
tritónicas melenas y dorsos de delfines
junto a la Reina nueva se vieron. Los confines
del mar llenó el grandioso clamor; el universo
sintió que un nombre harmónico sonoro como un verso
llenaba el hondo hueco de la altura; ese nombre
hizo gemir la tierra de amor: fue para el hombre
más alto que el de Jove; y los númenes mismos
lo oyeron asombrados; los lóbregos abismos
tuvieron una gracia de luz. ¡VENUS impera!
Ella es entre las reinas celestes la primera,
pues es quien tiene el fuerte poder de la Hermosura.
¡Vaso de miel y mirra brotó de la amargura!
Ella es la más gallarda de las emperatrices;
princesa de los gérmenes, reina de las matrices,
señora de las savias y de las atracciones,
señora de los besos y de los corazones.


EURITO

¡No olvidaré los ojos radiantes de Hipodamia!


HIPEA

Yo sé de la hembra humana la original infamia.
Venus anima artera sus máquinas fatales;
tras sus radiantes ojos ríen traidores males;
de su floral perfume se exhala sutil daño;
su cráneo obscuro alberga bestialidad y engaño.
Tiene las formas puras del ánfora, y la risa
del agua que la brisa riza y el sol irisa;
mas la ponzoña ingénita su máscara pregona:
mejores son el águila, la yegua y la leona.
De su húmeda impureza brota el calor que enerva
los mismos sacros dones de la imperial Minerva;
y entre sus duros pechos, lirios del Aqueronte,
hay un olor que llena la barca de Caronte.


ODITES

Como una miel celeste hay en su lengua fina;
su piel de flor aun húmeda está de agua marina.
Yo he visto de Hipodamia la faz encantadora,
la cabellera espesa, la pierna vencedora;
ella de la hembra humana fuera ejemplar augusto;
ante su rostro olímpico no habría rostro adusto;
las Gracias junto a ella quedarían confusas,
y las ligeras Horas y las sublimes Musas
por ella detuvieran sus giros y su canto.


HIPEA

Ella la causa fuera de inenarrable espanto:
por ella el ixionida dobló su cuello fuerte.
La hembra humana es hermana del Dolor y la Muerte.


QUIRÓN

Por suma ley un día llegará el himeneo
que el soñador aguarda: Cenis será Ceneo;
claro será el origen del femenino arcano:
la Esfinge tal secreto dirá a su soberano.


CLITO

Naturaleza tiende sus brazos y sus pechos
a los humanos seres; la clave de los hechos
conócela el vidente; Homero con su báculo,
en su gruta Deifobe, la lengua del Oráculo.


CAUMANTES

El monstruo expresa un ansia del corazón del Orbe,
en el Centauro el bruto la vida humana absorbe,
el sátiro es la selva sagrada y la lujuria,
une sexuales ímpetus a la harmoniosa furia.
Pan junta la soberbia de la montaña agreste
al ritmo de la inmensa mecánica celeste;
la boca melodiosa que atrae en Sirenusa
es de la fiera alada y es de la suave musa;
con la bicorne bestia Pasifae se ayunta,
Naturaleza sabia formas diversas junta,
y cuando tiende al hombre la gran Naturaleza,
el monstruo, siendo el símbolo, se viste de belleza.


GRINEO

Yo amo lo inanimado que amó el divino Hesiodo.


QUIRÓN

Grineo, sobre el mundo tiene un ánima todo.


GRINEO

He visto, entonces, raros ojos fijos en mí:
los vivos ojos rojos del alma del rubí;
los ojos luminosos del alma del topacio
y los de la esmeralda que del azul espacio
la maravilla imitan; los ojos de las gemas
de brillos peregrinos y mágicos emblemas.
Amo el granito duro que el arquitecto labra
y el mármol en que duermen la línea y la palabra...


QUIRÓN

A Deucalión y a Pirra, varones y mujeres
las piedras aun intactas dijeron: "¿Qué nos quieres?"


LÍCIDAS

Yo he visto los lemures florar, en los nocturnos
instantes, cuando escuchan los bosques taciturnos
el loco grito de Atis que su dolor revela
o la maravillosa canción de Filomela.
El galope apresuro, si en el boscaje miro
manes que pasan, y oigo su fúnebre suspiro.
Pues de la Muerte el hondo, desconocido Imperio,
guarda el pavor sagrado de su fatal misterio.


ARNEO

La Muerte es de la Vida la inseparable hermana.


QUIRÓN

La Muerte es la victoria de la progenie humana.


MEDÓN

¡La Muerte! Yo la he visto. No es demacrada y mustia
ni ase corva guadaña, ni tiene faz de angustia.
Es semejante a Diana, casta y virgen como ella;
en su rostro hay la gracia de la núbil doncella
y lleva una guirnalda de rosas siderales.
En su siniestra tiene verdes palmas triunfales,
y en su diestra una copa con agua del olvido.
A sus pies, como un perro, yace un amor dormido.


AMICO

Los mismos dioses buscan la dulce paz que vierte.


QUIRÓN

La pena de los dioses es no alcanzar la Muerte.


EURITO

Si el hombre —Prometeo— pudo robar la vida,
la clave de la muerte serále concedida.


QUIRÓN

La virgen de las vírgenes es inviolable y pura.
Nadie su casto cuerpo tendrá en la alcoba obscura,
ni beberá en sus labios el grito de la victoria,
ni arrancará a su frente las rosas de su gloria...


          *           *           *

Mas he aquí que Apolo se acerca al meridiano.
Sus truenos prolongados repite el Oceano.
Bajo el dorado carro del reluciente Apolo
vuelve a inflar sus carrillos y sus odres Eolo.
A lo lejos, un templo de mármol se divisa
entre laureles-rosa que hace cantar la brisa.
Con sus vibrantes notas de Céfiro desgarra
la veste transparente la helénica cigarra,
y por el llano extenso van en tropel sonoro
los Centauros, y al paso, tiembla la Isla de Oro.

Autor: Rubén Darío - Prosas Profanas - 1896

24 de marzo de 2013

¡OH, POETAS! (Día mundial de la poesía, 21 de Marzo)


¡OH, POETAS!


La arrogancia y la prepotencia son como
carretas vacías ¡Sólo ruidos son!

***
Bajo el azul del cielo y coronados de ensueños,
va un grupo por los caminos de la poesía.
¡Oh, Poetas, tiernos, y de la armonía dueños!
Humildes y bellos, teniéndolos por mi guía.

Poetas románticos, fraternos, ¡yo os saludo!
Y los incentivo, a seguir la huella, de la estrella,
de este Foro que enseña, nutre y eleva y pudo,
darme la mano, sin arrogancia: a esta alma bella.

¡Y Abran el corazón perfumado de floresta!
(No nos importe que soplen vientos jactanciosos)
De... rosas, jazmines y una magnífica puesta
de sol, y coronados, de sus rayos gloriosos.

Y sois floración de estrellas bañadas de besos,
Vertiente de sonrisas florecidas de lirios,
plumas angelicales de versos y que de esos:
ya tu obra ¡Oh, poeta! Flamea en sagrados cirios.

¡Oh, Poetas!
Benditas y Benditos sois!

Edmundo Icaza Mendoza.

22 de marzo de 2013

EL DESALOJO de Manuel J. Castilla


Desalojo, Manuel J. Castilla, poema social, desamparo







De Manuel J. Castilla  (Salta, Argentina)

EL DESALOJO

Yo lo encontré una tarde al desalojo.
Estaba en la vereda, en mueble y otro mueble amontonado,
su corazón desparramado y quieto.
Botado con sus cosas querendonas
se dejaba mirar como una granada abierta, volteada por el viento.
Nadie vio
su tanta desnudez tan destapada.

Nadie leyó
en el misal a la intemperie
estas palabras y su voz pedigüeña:
“Arcángel San Miguel
líbrame de enemigos
y acompáñame a la sombra de Dios”.
Eran rezos de anciana, esos. Y húmedos.
Temblorosos deseos a destiempo de la desalojada.
Eso era el desalojo.

Y era
una cocina negra de latón, apagada.
De sus hornallas
volaba la ceniza
en el aire inocente de la calle.

Lo sacaron del fondo de la casa,
a la fuerza, rameándolo
de donde estaba quieto, encariñado.

Salió de sus begonias llenas de escalofríos y manchadas,
entre los curanderos ramos de la ruda
junto al ángel lloroso del visillo.

Su Jesús enseñaba con la mano derecha
su corazón llagado desde un cuadro
y unos ojos sin culpas, de corderos.

Después vi su fatiga
en un botinero entre cretonas apagándose
polvosos, sus zapatos cansados.

En sus cajones
vi horquillas de mujer olvidadas,
y el cisne de una polvera, por morirse,
unas guindas sin sangre
en la capelina de un sombrero
como una juventud antigua, enamorada.

Vi el azul de lavar, angelicado, de otros días,
desvanecerse en la batea de algarrobo
con un olor cansado de mujer.

Todo eso estaba dentro de la entraña
rota del desalojo.
La mesa sin el vino, en la calle y sus panes,
y sin cuchillos y sin tenedores,
la silla con su ausente
y el ropero colgando sus vestidos vacíos
viendo por los espejos pasar indiferente
el cielo azul y hermoso de la tarde.


Antología Poética El gozante (Colihue)
de Triste de la lluvia (1977)

21 de marzo de 2013

ALMAFUERTE Y SU POESÍA (Cap 3 Y 4: Detalles de la personalidad de Pedro B. Palacios, por Antonio Herrero)

Pedro B. Palacios - Almafuerte
Almafuerte poeta
ALMAFUERTE Y SU OBRA POÉTICA (por Antonio Herrero) CAPÍTULOS 3 Y 4

CAPÍTULO 3
CARÁCTER DE ALMAFUERTE


Cuando vi a Almafuerte por primera vez tuve
una gran sorpresa y me hizo honda impresión. Imaginé
hallar un poeta, un literato, y me encontré con
un hombre. Era un hombre fuerte y vivo, candoroso
y rudo, que daba la impresión de un águila caudal.
Casi todos los hombres actuales no son más que
las sombras de otro tiempo. Están hechos de retazos
de los seres que existieron en las muertas edades.
Les ahoga el convencionalismo y sólo brilla en
ellos una chispa diminuta envuelta entre cenizas. Pero
Almafuerte era un hombre que vivia plenamente
su instinto y su razón. En él no existían residuos
de las vidas anteriores. Era como un manantial originario
de donde brota la fuerza primitiva de la
inmortal naturaleza. Pero tampoco hablaba en él
la naturaleza, sino el pensamiento humano, el fuego
prometeico, la chispa de los dioses. Ardía su corazón
como una hoguera. Era su verbo la palabra
de Dios que brotaba entre humo y llamas. Vivía
en combustión perpetua. Daba impresión de un volcan
transformado en corazón o del mar humanizado
y consciente de sí mismo.

Era, el poeta, recio y bajo, de apostura altiva; cara
redonda y sacerdotal, picada de viruelas; ojillos
grises, inquietos y acerados ; afilada y aguileña la
nariz, a semejanza de la del Dnte; frente redondeada
y tez broncínea, que le daba el aspecto de
los santos de piedra, curtidos por los soles y los
vientos en lo alto de una torre. Hablaba en voz tonante,
violentamente y por estallidos. Su pensamiento
saltaba sobre montañas. Vibraba su alma
siempre a una tensión altísima. Su voz tremaba al
hablar y se agitaban sus labios, sus manos y su
cuerpo como por una interna trepidación.
Jamás permanecía quieto durante diez segundos.
Parecía que rugiesen los leones adentro de su pecho.
Para calmar su inquietud fumaba constantemente.
Cuando se sentía alegre y amable prodigábase en
bondades y atenciones; entregaba todo entero su
corazón señorial, era amable y exquisito con la
férvida ternura de una madre.
Cuando estallaba su indignación rugía como una
fiera y bramaba como una tempestad ; brotaban sus
insultos igual que dardos lanzados con violencia
huracanada . . . Pero apenas pasada la tormenta volvía
a ser apacible y dulce como un niño. Era un alma
desmedida que no cabía entre los hombres.
Incapaz de fingir y contenerse, no reconocía otros
mites su formidable impulsividad que los que le señalaba
su bondad, más formidable aún.
Estas dos cualidades de su espíritu hicieron un
calvario de su vida. Por un lado cosechaba odios y
enemistades, especialmente de aquellos cuya vanidad
hería cruelmente ; y por otro abría su puerta
y entregaba su casa y su lecho y su pan a todas las
miserias que llamaban a su enorme corazón. Su casa
era una agencia de caridad, pero no de caridad
oficial y organizada, sino imprevisora e impulsiva.
Yo recuerdo dos momentos que representan bien
su carácter. Le había ya visitado varias veces y
habíale hablado de Nietzsche, cuyas ideas él detestaba
cordialmente ; fui a verle cierto día, hallándose
él en cama, algo indispuesto; me recibió afablemente,
como siempre ; mas no sé qué palabra
proferí mientras hablábamos que despertó al punto
su cólera; entonces se desató en improperios contra
mí; me enrostró mi admiración por Nietzsche, que
según él demostraba mi egoísmo, y con su tonante
voz apocalíptica me acribilló de injurias y denuestos.
Yo que le veneraba profundamente, no hice
mérito de sus insultos y procuré calmarle con mis
excusas. Pasados los momentos de su ira, se trocó
por completo su carácter y me pedía avergonzado
que olvidara lo ocurrido y perdonase sus violentas
expresiones, rogándome que almorzase en su compañía.
Otro día me obsequió con la lectura de su poesía
"En el abismo". Fué un espectáculo único que
nunca olvidaré. Estábamos los dos solos y el poeta
recitaba cual si se hallase delante de una vasta multitud.
LvO gigantesco de las imágenes y lo sublime
de las ideas se fundian en unidad perfecta con lo
grandioso de la expresión y la intensidad del sentimiento.
Yo, sin poder contenerme, también expresaba
a gritos mi entusiasmo, sin que él se curara
de ello. Parecía transfigurado en un Moisés, legislando
desde el Sinai, circundado de rayos y de truenos.
Sus palabras cobraban realidad y volaba el poeta
en pleno infinito, desvanecidos los limites del espacio
y del tiempo. Yo le seguía arrebatado, en alas
de su genio fulgurante.
Quien hubiera presenciado aquella escena, sin
participar de la emoción que a los dos nos poseía,
nos hubiera imaginado locos.

CAPÍTULO 4

SU VIDA HEROICA

La lucha es la esencia misma de la existencia. El
heroísmo es fuerza moral que desborda por encima
de la lucha y se sobrepone al riesgo, al dolor y aun
a la muerte. En la fase primitiva de los pueblos, la
lucha que predomina es la guerrera, la competencia
salvaje por el mutuo exterminio. Al avanzar las civilizaciones
aparece la lucha civil y el esfuerzo de
los hombres por someter la Naturaleza. En la última
etapa de la evolución, los hombres, asociados
entre si, lucharán únicamente contra sus propios defectos
y contra las fuerzas naturales. Y tal acción
requiere, también, el heroísmo y aún el más puro
heroísmo. Este heroísmo civil, que no había sido
cantado hasta Carlyle, es el que en toda su vida desplegó
Almafuerte. Y esa es la más alta clase de heroísmo
: porque exige energías mil veces más potentes
que el heroísm.o guerrero; porque es un heroísmo
silencioso, solitario y sin testigos ; porque reclama
una voluntad indomable y formidable ; porque
es la lucha de un hombre contra todas las fatalidades
conjuradas de la naturaleza y la sociedad;
porque produce la vida mientras el heroismo guerrero
da la muerte. Y en este obscuro heroismo
también se juega la vida ; y no tan sólo la vida, sino
lo que vale más : la estimación de los demás hombres
y aun la sanción o reprobación de la propia
conciencia atormentada, corroída de dudas y dolores.
La existencia de Almafuerte fué una continua
guerra civil; vivió enseñando y luchando con la fiebre
combativa de un conquistador ; mas no ya como
Sarmiento contra enemigos externos, fáciles de
vencer y someter, aun cuando también para ello se
requieran titánicas energías, sino contra fuerzas invisibles
e implacables: las pasiones inferiores, la
ignorancia moral, la maldad, la vileza, la estupidez y el odio.
Y contra tales terribles enemigos nunca poseyó
otras armas que su palabra, su pluma, su carácter
indomable y su árida pobreza.
El primer irreductible combatiente que necesitó
vencer, fue su propia alma cesárea y su corazón leonino.
Porque Almafuerte tenía médula napoleónica.
Había nacido para dominar, para dirigir las multitudes.
Para ser caudillo y guía de los pueblos. Pero
tenía alma de niño. Era incapaz de fingir. No sabía
ni quería doblegar su reg,io espíritu. Era un volcán
de sinceridad. No podía acallar su genio durante dos
minutos. En su fiera alma explosiva no había un átomo
siquiera de Tartufo, que es la fuerza indispen
sable para dominar los pueblos, sobre todo desde las
alturas trágicas en que se cernía su inteligencia.
Muchas veces Satanás se presentaría ante él, como
ante Jesús en otros tiempos, ofreciéndole la fama
y el dominio de las cosas deseables de la tierra.
Pero él rechazó siempre la diabólica oferta, que
en su espíritu sólo equivalía a los treinta dineros
que Judas recibió por vender a su Maestro.
Y así aceptó heroicamente la pobreza y el desprecio,
el olvido y la calumnia, para vivir plenamente
la totalidad radiante de su sólida razón y su
rígida conciencia.
Así conservó el derecho de arrojar sobre los hombres
las más trágicas verdades y los más duros apóstrofes;
de poner por tendencia y por costumbre su
saliva en las montañas. Así pudo conservar hasta
el último minuto la prístina, inmaculada, virginidad
de su espíritu.
Y no sólo rechazó las glorias mundanales para
guardar incontaminada la pureza de su enorme corazón
de santo, sino que tampoco se vendió por el
precio tentador de los sentidos.
Sócrates, al morir calumniando a la .vida, según
demuestra la fábula del gallo, era un alma carcomida
por un escepticismo sensualista, bajo el cual
se escondía, probablemente, su amor inconfesado a
los sentidos.
Almafuerte, al contrario, conservaba aún en la
hora de su muerte, la fe cándida y potente de los
niños en la vida y en el bien, a pesar de su cósmica
experiencia.
Y ello es porque jamás había claudicado ante el
dolor ni ante el placer.
Para convencerse de ello, basta leer y meditar su
poesía "Vade retro". Decid si existe en la literatura
un concepto semejante que no haya sido inspirado
por dogma alguno, sino por un sentido estricto
de moral.
La vida de Almafuerte está tejida de férvido heroísmo:
clamoroso y rugiente, de protesta airada, o
ignorado y silencioso, de sacrificio austero; y siempre
envuelto en el manto de la más absoluta soledad.
De ello es ejemplo "La sombra de la Patria", su
participación en algunas de las revoluciones cívicas
del radicalismo, y su defensa de ellas, que refiere
él mismo : "Vencida la Revolución del Parque, me
puse de parte de ella, no por romanticismo político,
sino porque la sentí una fuerza, una aspiración
del fondo, una tentativa hacia lo mejor".
Y expone así esta faz de su vida luchadora
"Vine a La Plata donde dirigí y redacté yo solo,
durante cerca de dos años, el diario "El Pueblo",
que había fundado D. Roque Caravajal.
"Lo que dije en aquel diario, escrito está en él.
y todavía estoy aquí después de quince años, para
declararme su autor responsable. Pero sépase que
puse en aquella violentísima hoja, como más tarde
en "La Provincia", toda la sinceridad y buenas
intenciones de que es capaz mi alma, que le entregué
mi reputación y mi cerebro, todos los días y a
todas las horas del día; que no saqué de ella provecho
pecuniario ni provecho político, sino una enorme
cosecha de odios y de envidias; que en sus columnas
hice vibrar el civismo de la juventud al diapasón
de lo sublime; que nunca jamás aquella página
cantó laudatorias serviles a los prohombres y
caudillos de mi partido; "y que no agredí, ni una so-
la vez con mi pluma, a ninguno que no estuviese en
condiciones de contestarme el mismo día con una
onza de plomo en mitad del pecho".
Algunas de las "evangélicas" que publicó Almafuerte
en el periódico a que hace referencia, contenían
violentísimas injurias y acusaciones tremendas,
todas harto fundadas, pero que nadie más que él
se atreviera a expresar tan descarnadamente, contra
los hombres más poderosos y encumbrados de aquel
tiempo, por su funesta y despótica actuación política.
Esa lucha implacable contra toda injusticia y despotismo
la sostuvo Almafuerte toda su vida sin
apoyarse en pedestal alguno, sin ampararse en ningún
partido, pues sólo perteneció al radicalismo en
los momentos más graves y adversos para éste.
Almafuerte 
siempre luchó solo. No se afilió a ninguna
religión o secta, ni siquiera la fundó."

Pretendí ser el único, el más solo,
El que no se apoyase en vida alguna,
Y estoy como un expósito sin cuna
Bajo la noche frígida del polo."


Y esto no por egoísmo, ni por misantropía o torremarfilismo,
sino porque su prédica y su acción
se dirigían a toda la humanidad, venían desde una
cumbre inexplorada y no podían limitarse en ningún cerco.
El tenía por escenario la tierra entera ; su público
eran todos los humanos; su época la eternidad,
y su doctrina el esfuerzo ascendente del espíritu.
Era un héroe del Bien, un loco del Ideal y un
Quijote del Ensueño.
Mas no del vano ensueño del Arte y la Belleza,
sino del sacro ideal de la Bondad y el Amor;
del que llevó a Cristo a la Cruz y a Francisco de
Asís a la Miseria y al Dolor.
Pero estos tenían su dios, que les prometía la recompensa
y les alentaba al sacrificio; y Almafuerte,
en cambio, luchaba contra ese mismo Dios, arrojándole
a la cara, como un dardo, la acusación de crueldad.
Es, pues, este heroísmo el más solitario, el más
abnegado y puro, el más santo y generoso, el más
altivo y austero.
El señalaba, por tanto, la aparición del superhombre
y anunciaba para un próximo futuro la realización
de la sagrada, la perfecta superior humanidad.

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