Nuestra casa está muerta
pues le falta tu amor.
¿Cómo pretendés vos
que no muera también yo?
¿Por qué te fuiste, mujer?
Quisiera volverte a ver.
Nuestro pájaro no canta,
el silencio es realidad,
y la alegría de nuestro hogar
se transformó en soledad.
Nuestro pájaro no trina,
y el vacío no termina.
Y nuestro perro me mira,
y al mismo tiempo suspira.
Todos, amor, te extrañamos,
porque todos nosotros te amamos,
y junto al fuego te esperamos,
el pájaro, el perro, el gato. Y yo.
Y nuestro pájaro no come,
ni un poquito de alpiste,
y esperando que retornes
me mira triste, ¿por qué te fuiste?
Y nuestro perro no ladra
mortal silencio en la casa.
No hay bullicio en la cuadra,
la gente ya no pasa.
Las flores se han marchitado.
El césped se ha secado.
El verde se tornó en castaño
mientras ha pasado un año.
Si tan solo regresaras, amada mía,
nuestro pájaro feliz cantaría,
nuestro perro saltaría, de alegría,
y contento también ladraría,
y nuestro gato maullaría,
y el césped reverdecería,
las plantas nuevamente brotarían,
y las flores por ti se abrirían,
la música de nuestro hogar volvería,
y en nuestra cuadra habría alegría,
en nuestra casa una vida tranquila...
y harías que resucite mi vida.
Rubén Sada. 02-11-1979.
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Escrito adentro de un calabozo oscuro, donde estuve un año preso, pensando en mi mamá, fallecida dos años antes. El original está escrito en letras milimétricas, ya que yo tenía prohibida la lectura y la escritura, pero siempre me las ingenié para burlar los reglamentos militares porque implicaban un "lavado de cerebro" al que yo me oponía. PD: Sobreviví.