ÁNFORA ROTA Y VACÍA
[1]
Se cayó de un anaquel
nuestra ánfora vacía,
se hizo añicos un mal día
de charlas con gusto a hiel.
No hubo fragancia a clavel
en ese encuentro casual,
solo espinas y un zarzal
que aguijonearon mi alma,
y que perturban la calma
al fragmentarse el cristal.
[ESTRIBILLO]
Nuestra ánfora está rota
y aunque quieras reconstruirla,
solo queda áspera esquirla
de una unión que no se nota.
Ya la inspiración se agota
en el recoveco izquierdo,
y en un momento me pierdo
preguntándome el porqué
se ha marchitado la fe
y solo queda el recuerdo.
[2]
Debe ser que este jarrón
solo existió en modo máscara,
y era una vacía cáscara
sin amor ni corazón.
Solo estuvo lleno con
amistad de letanía
y llegó la cruel sequía
que dio fin a primaveras,
marchitando las gerberas
de una ánfora vacía.
[ESTRIBILLO]
Nuestra ánfora está rota
y aunque quieras reconstruirla,
solo queda áspera esquirla
de una unión que no se nota.
Ya la inspiración se agota
en el recoveco izquierdo,
y en un momento me pierdo
preguntándome el porqué
se ha marchitado la fe
y solo queda el recuerdo.
[3]
La tristeza que me irrumpe
en estos versos anoto,
la vasija que se ha roto
con estallidos prorrumpe.
Tanto ruido me interrumpe
y me roba poesía,
ya no hay nada en mi alcancía,
solo grietas y temblores,
no hay ni pétalos ni flores
en la ánfora vacía.
[ESTRIBILLO]
Nuestra ánfora está rota
y aunque quieras reconstruirla,
solo queda áspera esquirla
de una unión que no se nota.
Ya la inspiración se agota
en el recoveco izquierdo,
y en un momento me pierdo
preguntándome el porqué
se ha marchitado la fe
y solo queda el recuerdo.
© Rubén
Sada. 20/5/2024.
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