EL PAÍS DONDE NACÍ

 

—“Tu hogar está donde se encuentre tu corazón”. 

(John Green).

Un maquiavélico ente,
dueña (por hoy) del poder,
tiene como menester
creerse la omnipotente.
Y el títere prescindente
no es más que un vil maniquí:
repite con frenesí
su relato improvisado:
Hoy se encuentra devastado
el país donde nací.
 
El que nunca vio un trabajo
fue puesto de dirigente,
y como un muerto viviente
nos empuja cripta abajo.
Exhibe como legajo
un prontuario baladí,
lleno de delitos y
muestras de incapacidad,
rige un antro de maldad
el país donde nací.
 
Para vagos hay subsidio
y al que trabaja un impuesto,
¿si sembrás?: Te llevan puesto.
¿Emplear gente?: Suicidio.
El Estado es un ofidio
y su diente un bisturí,
te lo va a clavar ahí
justito en la yugular,
ya es un triste muladar
el país donde nací.
 
Premian a los delincuentes
y liberan asesinos,
que con métodos inquinos
nos matan como dementes.
Mientras tanto, los decentes
en la tarde carmesí
tienen que encerrarse allí
entre rejas en su casa,
la delincuencia amenaza
el país donde nací.

Para construir futuro
con esfuerzo y sacrificio,
le pongo el lomo al oficio
aunque el terrón sea duro.
Conseguí escalar el muro
pero hoy me pagan así:
¿La inflación?: Número pi
(que parece interminable),
es un “estado” inestable
el país donde nací.
 
Ocho lustros exprimió
el fruto de mi plantita,
un país que me vomita
¡después que me digirió!
Y mi flor se marchitó,
no le queda un alelí
a este humilde colibrí
en otro día que asedia
la vulgar tragicomedia:
El país donde nací.
 
*© Rubén Sada. 19/10/2021.*