APÓSTROFE A LA
MEMORIA
ni permitas que el olvido
tale el árbol florecido
de mi humilde trayectoria.
¡No quiero olvidar mi historia!
El camino transitado
me ha dejado el pelo helado
y unas grietas como herencia,
¡conviértete en experiencia!
¡No te vayas de mi lado!
No me abandones, memoria,
que en la vida todo es ciclo,
y es el último hemiciclo
de las vueltas de mi noria.
Quiero llegar a la gloria
aunque pese mi morral,
he cumplido mi ritual
de anotar en mi libreta
todo el sueño de un poeta
y su página mental.
Este fue mi capital
y está en tu banco, memoria,
siento tu onda vibratoria
como un canto memorial.
Hoy me apoyo en tu puntal
y es tu luz mi resplandor,
tu enseñanza es el motor
que me hace crecer con creces,
pues no es de un sabio dos veces
cometer el mismo error.
A tu firme obligación
no me renuncies, memoria,
pule tu óxido, tu escoria
y brilla con la ilusión.
Cumple con la vocación
que tu nombre te señala,
así mi camino escala
y en la selva no me pierdo,
dame el mapa del recuerdo,
no seas memoria mala.
Dame tú, memoria, auxilio
y a mi mente da soporte,
virará mi vista al norte
aunque me halle en el exilio.
Calcaré el primer idilio
conmemorando la vida,
y el contacto que se olvida
dejará en mí una marca,
antes que venga la parca…
¡Ven, memoria bendecida!
“Recordar: vivir de nuevo”,
dijiste, @Jailer Fontalvo.
“Recordar” para ser salvo
aunque el tiempo sea longevo.
Memoria: Siempre te llevo
como legado en mi mente,
no se seque tu afluente
y tu regla mnemotécnica
me bautice con la técnica
del recuerdo inteligente.
© Rubén Sada. 6/10/2021.
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