DELIA
Tu nombre con “de” empieza, de dulzura,
y dejaste en mí, tu hermosa huella.
Por siempre te amaré, preciosa Delia,
tus ojos me iluminan de luz pura.
Mi simiente incubaste en tu cintura,
cinco veces, por nueve lunas bellas.
Tan sublime, que todas las estrellas
se postran a los pies de tu hermosura.
Por ti he vuelto a tener fe nuevamente
en la invencible fuerza del amor,
y florece en otoño nuestra flor
con el frescor del agua de vertiente.
Porcelana es tu piel, Delia, delicia,
amo hasta el céfiro que te acaricia.
©Rubén Sada. 28/12/2014