LA TUERCA (Locura eroticómica)
Busco una tuerca ideal
para mi tornillo loco.
No importa si es de metal,
y si es de carne tampoco.
Mi tornillo quiere tuerca,
que le vaya a mi calibre,
una que venga muy cerca,
que sea linda, dulce y libre.
No importa si está oxidada
porque ya nadie la mira,
nos untaremos de aceite
que el amor todo lubrica.
No importa si está mellada,
de tanto que se enroscó
dando vuelta a otros tornillos
con los que se involucró.
Ni muy grande, ni pequeña:
que a mi vástago se ajuste,
que de mi rosca sea dueña,
y en mi tornillo se incruste.
Que sea buena y rendidora,
que apriete hasta sacar brillo.
¡Qué bien que vendría ahora
una tuerca a mi tornillo!
Rubén Sada. 25-01-2010