LA ZANJA
que parte al país al medio,
dos sectores en asedio
divididos por la franja.
Uno, productiva granja
que al tren del mundo conduce,
y el otro se le va al cruce
con talantes supermalos
y a sus ruedas pone palos
atacando al que produce.
Impedimentos funestos
sirven de cepo en las ruedas:
les cortan calles, veredas,
a productores honestos.
Los matan con mil impuestos
y hasta quiebran su negocio,
robarles es sacerdocio
y no los dejan vivir:
la máquina de impedir
del político y su socio.
¿Su motor? La mala envidia
y el odio al que le va bien,
ven que está en carril el tren
y esto a ellos les fastidia.
Prefieren en la desidia
atrincherar la ignoRancia,
del sudor toman distancia
y que es la culpa, deducen
de los pocos que producen,
¿quién va a pagar su vagancia?
Bipolares, dos caretas
que tapan su podredumbre
yo prefiero ir en la lumbre
por no caer en sus tretas.
Son necesarias las grietas
pues no entiendo ni su idioma
su moral es de Sodoma
y su rapiña es maldad,
por desgracia, impunidad
sin justicia es lo que asoma.
La zanja es inevitable
porque una grieta moral
conlleva un cisma abismal
y ese abismo es insalvable.
Te lo diré en tono amable:
no marcharé a tu rincón,
no es posible nuestra unión
ni algún diálogo o contacto,
con terroristas no pacto
ni apoyaré su gestión.
Con el hombre que es confuso
un abismo me separa,
prefiero la mente clara
y al otro lado no cruzo.
Del fanático y obtuso
yo me encuentro distanciado,
la zanja me ha separado,
no podré jamás mezclarme,
y nadie podrá arrastrarme
para ir del otro lado.
© Rubén Sada. 20/01/2023.