VÓRTICE
Navego el inmenso mar
de tu vientre de mujer,
y mi barco, sin querer,
se hunde en profundo girar.
Es tu centro mi lugar
y en la órbita prosigo,
porque en ella encuentro
abrigo
y allí late el corazón
una secreta atracción:
*El vórtice de tu ombligo.*
Fue la sábana un tifón
centrifugando el aliento,
y el rozar de un sentimiento
que provocó agitación.
Y girando en el ciclón
de la vorágine sigo,
para encontrarme contigo
dentro de ese punto exacto
en el cual oigo el impacto:
*El vórtice de tu ombligo.*
Me convertí en navegante
y conozco cada isla,
que en el mar tuyo me aísla
de cualquier mar circundante.
Del timón yo me hice amante
y en cada viaje bendigo
la quimera que persigo
mientras mi ser no esté
muerto...
Que arribemos a buen puerto:
*El vórtice de tu ombligo.*
© Rubén Sada. 16/08/2022. Pie forzado v.10 pertenece a Rubén Sada.
Respuestas al poema:
—Reinaldo Figueroa González—
El vórtice del ombligo
del mar de tu poesía
tiene olas de alegría
para esta playa, mi amigo
yo no soy el que persigo
el canto de una ballena
pero cuando veo llena
la barca de un verso bueno
convierto en ola al sereno
y lo desmayo en la arena.
—Rubén Sada—
Exploré cada centímetro
de su fantástica tierra,
anclé en su lomo mi yerra
con precisión de milímetro.
Mil watts le marcó el
voltímetro
al voltaje de dos potros,
cuando muy cerca nosotros
nos amamos ciegamente,
¡que siga hablando la gente!
¡No importa que digan otros!
—Reinaldo Figueroa González—
El vórtice del ombligo
pescando en el mar abierto
a veces es un buen puerto
y otras veces un castigo
Si le encuentras el postigo
que te lleva a la cintura
Aunque esté la noche oscura
y profundo el caracol
sacas del salitre el sol
brillante de la locura.
—Rubén Sada—
Clavé mi bandera y asta
en tierra que conquisté,
en suelo virgen sembré
y regué con agua casta.
Hoy mi producción es vasta
y he cumplido con mi rol,
el sueño del caracol
que todo industrioso copia:
ya tengo mi casa propia
y un amor de noche y sol.
—Reinaldo Figueroa González—
Ese fruto verdadero
hijo de una playa isleña,
es el fruto con que sueña
tener hoy cualquier pesquero.
Pero por el desespero
la ambición y el desamor,
aunque tengas el mejor
mástil que al cielo se eleva
cualquier sardina le lleva
la carnada al pescador.
—Rubén Sada—
Ocho lustros se coronan
con cinco estrellas
brillantes,
y con dos negros diamantes
que la emoción me pregonan.
Dos manos que se fusionan
para andar la misma vía,
hace real la utopía
de un amor de eternidad,
que ha bendecido la edad
con magnífica poesía.
—Reinaldo Figueroa González—
Yo navego lo que quieras
con tu barco y milla a milla,
ondean de popa a quilla
juntas nuestras dos banderas.
No conozco las fronteras
para el país que te digo,
tú eres maestro y amigo,
hoy fue un gusto navegar,
y encontrarme sin buscar
el vórtice del ombligo.
—Rubén Sada—
En aventurero viaje
de este marino avezado,
mil veces estuve a nado
pero siempre con coraje.
Tuve y no tuve equipaje
pero te cuento, mi amigo,
que en el océano sigo
enfrentando al huracán,
siempre el mejor capitán
se prueba ante el enemigo.
—Reinaldo Figueroa González—
El sol se mete en el mar
la noche llega sombría...
—Rubén Sada—
Bajo esta policromía
vino a Quilmes el Palmar...
—Reinaldo Figueroa González—
Ya vamos a terminar
este sueño que persigo...
—Rubén Sada—
con otro marino amigo
al centro pusimos proa...
—Reinaldo Figueroa González—
Rubén Sada y Figueroa
al vórtice del ombligo.
© Rubén Sada y Reinaldo
Figueroa.
16/08/2022.