UN VIERNES DE TERROR
¡Qué castillo de Bran ni novela de Drácula! Lo que vivo hoy, sí que es de terror. Y ya te lo cuento...
Los viernes siempre me pasa algo... Mi despertador no suena y llegaré tarde al lugar de trabajo. Ma, me voy sin desayunar.
Un neumático del automóvil está pinchado. ¡Maldición! Pongo la rueda de auxilio. Pero cuando quiero arrancar, el tanque no tiene gasolina. Tengo que ir a pie a comprar.
Camino con un bidón hasta la gasolinera, y ¡está perforado! Compro uno nuevo. Vuelvo a donde se quedó el auto.
Pero el coche no arranca. Tengo que empujarlo. Estoy extenuado.
Los viernes siempre me pasa algo... Llego tarde al trabajo y pierdo el premio. Del apuro, mi café se derrama en la mesa del jefe.
El jefe me echa de su oficina. ¡Me rindo!
Me vuelvo y cuando llego a casa, encuentro un trébol de cuatro hojas… ¡Qué esperanza! Pero una hoja se le cae. Ufff.
Llegué a casa. Me cortaron la electricidad porque me olvidé de pagar la factura. Hoy no hay TV ni podré ver el partido.
Oigo un lobo, parece sacado de un cuento de terror. Es mi perro, que está aullando en la oscuridad. Olvidé dejarle comida y me mordió el colchón.
Dormiré en el suelo. Igual, para dormir no necesito luz. Drácula tampoco necesitaba. Le alcanzaba con la luz de los relámpagos en una noche de tormenta como la que se avecina.
¡Uy! ¡Qué miedo! Las primeras gotas ya empezaron a caer.
(Continuará)...
Cuento perteneciente a mi 13° libro publicado, titulado ZECE FRAZE, pág. 96-97. Traducción al castellano, del cuento original que escribí en idioma rumano.