9 de agosto de 2017

LA RADIO

Mi primera radio, marca Spica, armada por mí a los 13 años de edad.

LA RADIO


Desde una azotea al cielo ([1])
alzándose en tiesa vara,
surgió la soprano Sara ([2])
en un wagneriano vuelo.
Atónitas en el suelo
mil palmas en un batir,
ante el primer transmitir
desde este primer peldaño,
cada radiofónico año
fue espejo del porvenir.

La radio, invento modelo,
desde el sol cae y encara,
forja cultura preclara ([3])
del joven, adulto, abuelo.
Compañía en el desvelo
de quien le cuesta dormir,
concibe en cada latir
abrir sueño en el rebaño, ([4])
fuera nativo o extraño,
desde el cénit al nadir. ([5])

Cuando yo fui muchachuelo
y una Spica me comprara, ([6])
su música en alfaguara ([7])
me brindaba algún consuelo.
Así atravesé mi duelo
y el dolor de ver partir
a mi madre hasta adquirir
fortaleza y poner paño
al dolor que me hizo daño:
¡la radio fue mi elixir!

¡Tu voz es mía, sabelo!
Y me das respuesta clara,
te presto mi oído para
que me cuentes tu modelo.
Asimismo, en paralelo,
voz y oído han de instruir
lo que deba hablar y oír,
opiniones que acompaño,
por no caer en el engaño
de informar sin divertir.

Guardo un temible recelo
que la radio claudicara
oculta tras la mampara
del Internet y su libelo. ([8])
Ojalá se corra el velo
y no se llegue a ocluir ([9])
este canal del “decir”,
que a partir del tiempo antaño
fue invención de gran tamaño,
en el dial de mi vivir.

En estos versos te irradio
mil gracias de mi poesía,
¡no apagues tu sintonía!...
¡No te apagues nunca, radio!
Soy público de tu estadio,
aun un simple transeúnte,
¡que tu audiencia hoy repunte
y tu antena, bien triunfal
transmita tu entero dial
para que el pueblo se junte!

Rubén Sada. Día Nacional de la Radio: 27/08/2017.




[1]) En la histórica jornada del 27 de agosto de 1920 desde la terraza del Teatro Coliseo de la Ciudad de Buenos Aires, el doctor Enrique Telémaco Susini y sus tres colaboradores, César Guerrico, Luis Romero Carranza y Miguel Mujica, luego llamados «Los locos de la azotea», efectuaron la primer transmisión radial en la historia argentina.
[2]) La soprano Sara Olivera Cézar, había nacido en 9 de Julio, (Prov. Bs.As.) en 1891. Fue una de las grandes del canto lírico, dueña de un grandioso talento artístico que brilló, no sólo en nuestro país sino en todo el mundo. Y cantó junto al barítono Rossi Morelli la ópera Parsifal de Richard Wagner, en la primera transmisión radial argentina, el 27/08/1920 en la Terraza del Teatro Coliseo.
[3]) Preclaro, ra. adj. Esclarecida, ilustre, famosa y digna de admiración y respeto.
[4]) Sobre el clásico consejo de "contar ovejas para conciliar el sueño".
[5]) Nadir. Punto diametralmente opuesto al cenit, que es el punto más alto en el cielo con relación al observador y se encuentra justo sobre la cabeza de éste. La vertical de un lugar, o dirección de la gravedad en ese lugar, corta a la esfera celeste en dos puntos: cénit y nadir.
[6]) Radio Spica. Con la aparición del transistor, en las décadas del 50 al 70 abundaron las radios portátiles. Fue un verdadero boom, comparable a la sustitución del disco de vinilo por el CD. Así, toda la clase media tenía en su casa al menos una radio portátil. En Argentina hubo un modelo que hizo historia: La Spica ST-600, o "Spica" a secas, como se la conoció durante años. Yo tuve una igual a la de la foto, mi primera radio, siendo adolescente con apenas 13 años. Apenas aparecida, la Spica ganó terreno rápidamente frente a otras portátiles. De diseño atractivo para la época y carcasa de plástico, tenía un estuche de cuero marrón que la protegía de ocasionales golpes.
[7]) Alfaguara. Manantial copioso que surge con violencia.
[8]) Libelo. Escrito satírico, calumniante o denigrante.
[9]) Ocluir. Cerrar un conducto.




6 de agosto de 2017

EL SEGUNDO PODER

Tapa de la revista "CASCABEL" año 1946, donde mostraba irónicamente la conducta de los 
Diputados del Congreso Nacional.


EL SEGUNDO PODER

“La tolerancia es un crimen 
cuando lo que se tolera es la maldad.” 
- Thomas Mann - (Escritor alemán)

Refugio de delincuentes
que se esconden tras su fuero,
lunático aguantadero
de negocios malolientes.
Como un sanguinario ente
cuya conducta se afirma
en la mentira y confirma
millones que vilipendian,
y con una firma incendian:
¡Como un fósforo es su firma!
·
Aquí al chorro ([1]) se lo blinda,
se lo defiende y protege
con un vil teje y maneje
que arenga a que no se rinda.
El segundo poder ([2]) brinda
la total impunidad
que roe la integridad
en un bloque que es un hato
que encubre el asesinato
y ampara a la iniquidad.
·
Ningún corrupto está preso,
sólo cuatro perejiles
que los peces gordos, viles,
“silenciaron”, ex profeso. ([3])
Los 'Korruptos' de gran pe$([4])
andan seguros, sin susto,
donde un reglamento adusto ([5])
les da amparo judicial,
porque “que algo sea legal
no significa que es justo”. ([6])
·
En tanto su ley es “Dios”,
ellos decláranse ateos,
deben cumplirla los reos,
y ellos son el portavoz.
¡Cuánta cosecha en su hoz!
Cuando la justicia (ausente)
dinamita cualquier puente
entre la gente y la vida,
¡y una libertad "vendida"
le otorgan al delincuente!
·
Multiplican a los pobres
en tuerto desaguisado, ([7])
firman leyes que han violado,
y roban hasta los cobres.
Provoca llantos salobres
pensar sus trucos canallas,
descubrirles sus pantallas
para enviar dinero a Suiza,
si hasta el dólar, su divisa,
les da melladas medallas.
·
Rumian fiero en ese establo
y entre violentas disputas
pactan leyes prostitutas
hasta con el mismo Diablo.
Farsantes son, del retablo ([8])
que engañan con la verdad,
su equívoca indignidad
va nombrando amigos "ñoquis", ([9])
“representantes” del croquis
de esta sucia sociedad.
·
Ha de ser moral la grieta
y mientras firman sus leyes,
ellos viven como reyes
y se aumentan gasto y dieta.
¡Con cuánta “legal pirueta" ([10])
se burlan del comisario!
Y saquean el erario
mientras en humildes casas
hacen piruetas las masas
por que alcance su salario.
·
Cuellos blancos y alma sucia
la causa hacen prescribir,
abogados van a argüir
con mil chicanas y astucia.
La inmunidad es la argucia
cuando el juez baja el martillo,
el más listo es el más pillo
y mi opinión es muy franca:
¡Se sientan en una banca
para escapar de un banquillo!
·
¿Será un poder de “honorables”?
¡Si sus leyes son, a veces,
las que hacen que los jueces
y ellos mismos sean culpables!
Sus mandatos (cuestionables),
mercenarios veredictos,
son reglamentos adictos,
ver esto anuda mi esófago…
¡Gobierna desde un sarcófago
un muerto que dicta edictos!
·
¡Que tu elección sea buena
cuando entres al cuarto oscuro!
Al Congreso del futuro
límpialo de la gangrena.
Usa el recuerdo, so pena
de no repetir la historia,
con votos limpia la escoria,
y al corrupto interrumpí...
¡Si llevás tu DNI,
no olvides llevar memoria!

Rubén Sada.





[1]) Chorro. Argentinismo despectivo para decir “ladrón”.
[2]) Segundo poder. En una república hay tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
[3]) Ex profeso. Locución adverbial de origen latino que se emplea en español con el significado de «a propósito, con intención, deliberadamente».
[4]) Me refería al dinero que ganan, no a sus kg.
[5]) Adusto. Serio, seco, rígido, severo.
[6]) Concepto esgrimido por Mahatma Gandhi en su famosa expresión: «Cuando una ley es injusta, lo correcto es desobedecer».
[7]) Desaguisado. adj. Hecho contra la ley o la razón.
[8]) Estructura situada detrás de un altar. Pequeño escenario en que se representaba una acción, valiéndose de títeres.
[9]) Ñoquis. Apodo popular puesto al empleado público que cobra una remuneración sin asistir al lugar de trabajo ni cumplir ninguna tarea.  
[10]) Dijo (Martin Luther King, Jr): “¿Que la mayoría absoluta los ampara? Nunca se olviden que todo lo que hizo Hitler en Alemania era legal”. Lo que Luther King pretendía con esta frase, era hacer referencia a un pensamiento filosófico muy antiguo que dice: “No porque la mayoría diga que algo es bueno, eso tiene que ser bueno”.
El Apartheid fue legal. El Holocausto fue legal. La Esclavitud fue legal. El Colonialismo fue legal. La legalidad es una cuestión de PODER, y no siempre contiene justicia. Lo demuestra la historia.






1 de agosto de 2017

MONOGRAFÍA DEL PAYADOR VÍCTOR NICOLÁS DI SANTO

MONOGRAFÍA DE 

VÍCTOR NICOLÁS DI SANTO

[Décimas de sonido forzado: 1) ANTO - 2) ÍA - 3) ELA - 4) ÓN ]

Víctor Nicolás Di Santo
soñó que un lejano día
llovería la poesía
igual que gotas de llanto.
La décima fue su encanto
y a la gloriosa espinela
fue siguiéndole la estela
para mantener la unión
que brota del corazón
como nota de vigüela.

Tanto él investigó, tanto,
con Gabino como guía,
que aun cerca de su agonía
le ofreció su último canto.
La pobreza y el quebranto
dejaron triste secuela
vendiendo toda su escuela
de académica misión,
por cumplir su comisión
que le sirvió de tutela.

Mis rimas aconsonanto
elogiando su hidalguía,
me nutro de su energía
y en su vuelo me levanto.
Como el manco de Lepanto, ([1])
aunque este galope duela,
le hinco bien firme mi espuela,
vuelo con pluma de halcón,
con el rugido de un león
y potente cual gacela.

Y esta rapsodia adelanto
con franca categoría,
por su vasta antología
y en su legado me planto.
Lo investigo y entretanto
hoy le elevo esta espinela,
mi canto nadie cancela,
pues como él, tengo pasión,
plasmaré mi vocación
hasta el fin, en mi parcela.

Rubén Sada.



[1]) Manco de Lepanto. Apodo atribuido a Miguel de Cervantes Saavedra, creador de “Don Quijote de la Mancha”, libro novelesco más traducido y vendido de la historia, después de la Biblia.
___

BIOGRAFÍA DEL PAYADOR VÍCTOR DI SANTO
(con valiosa información del tradicionalista Raúl Risso)

Víctor Nicolás Di Santo nació en el barrio de Nueva Pompeya, Capital Federal, el 25 de abril de 1941, a una cuadra de la iglesia del barrio. Sus primeros 13 años de vida transcurrieron en Villa Martelli, partido de Vicente López. Al poco tiempo la familia se mudaría a Boulogne. 

Payador Víctor Nicolás Di Santo
Allí fue donde nació su pasión por la guitarra y el canto. Con el tiempo empezó a actuar, primero en Boulogne y alrededores y luego en el interior del país. “Era tan fanático que para las fiestas patrias siempre se vestía de gaucho. En realidad su pasión por los payadores venía de familia. Su padre solía visitar las glorietas de Boedo y de Almagro, ya que vivía por esa zona. Víctor pasó buena parte de su adolescencia en Saavedra, ya que iba a un colegio ubicado en Mariano Acha y Correa. “Cuando estaba en quinto grado tuvo un maestro que lo marcó mucho, porque era una persona de bien. Tenía 10 u 11 años e iba con un amigo a una carnicería en Villa Cerini. Se ponían a cantarle al carnicero a cambio de unos chorizos colorados. En las reuniones familiares era el centro de atención. En las payadas, para saber cómo empezar un canto hay que saber como terminarlo; hay que tener rapidez mental y mi hermano la tenía”, explica su hermano Alfonso. Años más tarde llegarían las primeras actuaciones de Víctor Di Santo como payador en los centros tradicionalistas de Béccar y San Isidro. Después de haber realizado varias actuaciones como payador, Víctor Di Santo comenzó a recorrer el país investigando sobre el tema. Era un apasionado por Gabino Ezeiza, un payador de ascendencia negra nacido en cuna humilde en el barrio de San Telmo que fue autor de más de 500 composiciones que él mismo interpretaba. Una de sus payadas más conocidas fue Heroico Paysandú, dedicada a la ciudad uruguaya, que sería interpretada por Carlos Gardel años más tarde. Gabino moriría pobre en el barrio de Floresta en 1916, a los 58 años de edad. Víctor Di Santo dedicó gran parte de su vida a investigar la vida de este mítico payador, recorriendo distintos puntos del país. “Mi hermano a veces desaparecía de casa para visitar los pueblos del interior, buscando información sobre Gabino Ezeiza. Antes de morir vendió toda su colección de libros de payadores y buena parte la donó a una biblioteca de Berisso. Tomó esta decisión porque sabía que se moría y necesitaba el dinero para publicar su libro sobre Gabino”, afirma Alfonso. Finalmente Víctor pudo publicar la obra, que está prologada por el recientemente fallecido Félix Luna, y murió pobre -como Gabino- a los 65 años, víctima de una leucemia. “Era una persona entusiasta, pero nunca lo motivó el aspecto económico. Hizo algunas grabaciones, aunque no en forma comercial”, aclara su hermano Alfonso. Víctor Di Santo fue reconocido como investigador. Se escribió sobre él en las revistas Todo es historia y El Federal. A pesar de que los payadores tenían en general una impronta política muy importante, Víctor carecía de una ideología definida. Los payadores eran como cantores de protesta, con una línea combativa contra el régimen imperante. “Fue invitado a Cuba a una reunión de payadores de toda Latinoamérica y destacó tanto los aspectos positivos como los negativos de la isla”, observa Alfonso. Cuando Víctor falleció, recuerda su hermano, había como mucho 20 personas acompañándolo. En ese momento no era tan conocido entre los payadores como ahora. El 1 de noviembre de 2009, día de la conmemoración del fallecimiento de Gabino Ezeiza, se transportaron las cenizas de Víctor Di Santo a la sede de la Agrupación Tradicional Argentina "El Lazo", localidad Beccar, Partido de San Isidro.
El investigador y payador Víctor Di Santo, falleció el 10 de febrero de 2005, en Boulogne. En 1959 debutó como payador en el Club Atlético River Plate de Monte. Cruzó cuerdas con todos sus contemporáneos, entre los que se destacan Felipe Arellano, Roberto Ayrala, Aldo Crubellier, Jorge Soccodato y Rodolfo Lemble. Publicó, entre otras obras, "El canto del payador en el circo criollo", "El payador, su arte y su canto" y "Payadores y política". Encontró en José Curbelo a un estrecho colaborador.

Escribe Raúl Risso:
Imperturbable la vida cumple su designio y nos obliga -de tanto en tanto-, a escribir las páginas no deseadas en ese momento y por esos motivos. Y hacemos esta introducción porque con todo respeto y admiración debemos ahora evocar al amigo Víctor Nicolás Di Santo, quien tras luchar un año con una cruel enfermedad, falleció en su casa de Boulogne (San Isidro), el 10 de febrero del año 2005. Tenía 63 años, como que había nacido en Capital Federal, el 25 de abril de 1941, transcurriendo sus primeros 13 años de vida en Villa Martelli, partido de Vicente López, para radicarse a partir de allí en “su pago de toda la vida: Boulogne”.
Tempranamente se acercó al tradicionalismo, y solía referir con sincero orgullo que registraba como Socio Honorario Nº 13 del Círculo Criollo “El Rodeo” de Moreno, una de las instituciones pioneras en la provincia.
Quizás fue poeta antes que payador, ya que a eso de los 15 años compone sus primeros versos, que a veces recitaba y otras cantaba; pero el germen repentista por allí andaba, y junto a Felipe Luján Arellano hace su primera presentación profesional como payador, cuando tiene 18 años; antes -más adolescente- había conocido y tratado al payador moreno Juan José García, y al payador de origen neuquino Juan Quiroga, a quien frecuentó bastante y junto a quien amasó su sueño payador. Su destino ya estaba marcado, el canto alterno era su prioridad, por eso dijo hace muchos años:

“En la décima espinela
hoy el payador se planta
y surge de su garganta
un murmullo de vigüelas;
las cadenciosas estelas
de un canto antiguo y gentil
se hacen punzante buril
para tallar frente a frente
la vigencia permanente
del arte payadoril.”

Una simple relación de fechas nos dice que ejerció el arte de su canto improvisado por espacio de 45 años. Pisó escenarios desde clubes barriales a teatros porteños, de la reunión del boliche a la Peña de Coronel Dorrego, del fogón de la jineteada al encuentro internacional de payadores. Pero sus inquietudes no se agotaron con el poeta y el payador; hombre curioso e inquieto, ávido de conocimientos, se abocó a la investigación, pero a la investigación verdadera, no al ‘dicen’ o ‘me contaron’, “puro jarabe de pico”, sino a todo aquello con respaldo documental, con testimonio escrito. Y ese método de trabajo floreció en “El payador, su arte y su canto” (l985) y “El canto del payador en el circo criollo” (1987), y en “Gabino Ezeiza -precursor del canto payadoril-”, libro que aparecerá póstumamente pues alcanzó a ingresarlo a la imprenta y a hojear algunas pruebas.


Y ansiosos por ver la luz quedaron otros trabajos por los que hacemos votos para su futura edición, uno referido a la “Los Centros Criollos de Carnaval”, y el otro a “Los Cuchilleros de Buenos Aires”.
Pero no todo es libro, por eso también difundió sus investigaciones por las páginas de revistas como: Todo es Historia, Rincón del Payador, Tarareando y Club de Tango, todas de la Ciudad de Buenos Aires; Pa’l Gauchaje, de La Plata, y El Tradicional, de la Ciudad de San Martín.
Un puñado de sus bien rimados y gauchos versos fueron publicados en un opúsculo de 20 páginas que tituló “Tierra Campa” (1978), y algunos de estos han sido llevados a la grabación por intérpretes como Héctor Del Valle y Jorge Berón, entre otros.
Sintió con pasión todo lo que hizo, y cada vez que encaró un proyecto lo vivió poniendo lo mejor de sí. Fruto de su impulso fue aquel “certamen de payadores noveles” que se llevó a cabo en la Agrupación Tradicionalista “La Montonera” de Ensenada en 1985, y que sirvió de espaldarazo a un grupo de jóvenes que 20 años después siguen en la brega con un lugar bien ganado: Otero, Huenchul, Moreno, Ocaña... Y si el entonces gobierno municipal de la Ciudad de Buenos Aires, por Decreto 6256/86 declaró el “Día del Payador”, no estuvo ajeno su ímpetu creador; como tampoco lo estuvo en la coronación de esa fecha, llevando el canto payadoril al centro porteño y a un teatro como el “Presidente Alvear”, cumpliendo un sueño dorado.
Y aunque la vida le cortaba las alas a sus vuelos, él trabajó hasta el último hálito de vida, como lo demuestra el hecho de haber ingresado a la imprenta los originales de su investigación sobre Ezeiza.
Pero su suerte estaba echada, y a las 19:30 hs. del jueves 10 de febrero [de 2005] se cortó su aliento, se cerraron sus ojos... o ¿por qué no? se abrieron en otra dimensión para ver la vida desde otra perspectiva.
Dispuso como última voluntad, que su guitarra -compañera acunadora de sueños-, quede en las manos de su colega Jorge Soccodato, como certificando aquella ofrenda literaria hecha en 1978 en “Tierra Campa”, cuando a las seis décimas de la primera composición justamente titulada “Mi Guitarra” las dedica “Al payador argentino Jorge Alberto Soccodato”. Sin duda, derechura de un rumbo.
Del mismo modo ha querido que su importante biblioteca se incorpore a la “Biblioteca Carlos Moncaut” de la Asociación Argentina de Escritores Tradicionalistas, institución a la que se acercó a poco de fundada, donde alguna vez fuera galardonado con el Primer Premio de un certamen de poesía gauchesca, y con la que varias veces colaboró desempeñándose como Jurado de sus certámenes, como incluso había ocurrido en noviembre de 2004, a pesar de su salud menguada.
Se apagó una vida preocupada por desentrañar aspectos de un pasado cercano que necesitan ser rescatados y resguardados, y se encendió otra estrella en el firmamento criollo del cielo nuestro.
Las guitarras payadoras están de duelo, y en las hemerotecas de los archivos, los grandes libracos permanecen cerrados, y es que ha dicho ¡adiós! el Payador Víctor Nicolás Di Santo.
¡Adiós, amigo... hasta siempre!
(28/02/2005)
(Publicado en el Boletín Informativo N° 44, 05/2005, de la AAET) 


Con gran alegría he conseguido "nuevo" el libro de Gabino Ezeiza​ escrito en vida por el payador Víctor Di Santo, y publicado posmortem por su viuda Marta Argentina Romero y editado e impreso por la Editorial Distribuidora Quevedo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ISBN 978-987-9246-34-4, de 416 páginas, investigación que le llevó al autor prácticamente "toda su vida" y apenas pudo ver la prueba de galera, porque días antes de ser publicado, Di Santo falleció, un fatídico 10 de febrero de 2005, víctima de leucemia, en su casa de Boulogne. El prólogo es nada menos de que Félix Luna.
Aquí tengo su legado. 



23 de julio de 2017

MONOGRAFÍA DE FELIPE LUJÁN ARELLANO

MONOGRAFÍA DE

FELIPE LUJÁN ARELLANO

Desde los pagos de Monte
transitando por el llano,
viene Felipe Arellano
galopeando el horizonte.
No hay verso que no remonte
si se trata de cantar,
y a la hora de pensar
se hace librepensador
quien proclama con valor
y dignidad al payar.

Y así fue de libertario,
improvisando Felipe,
sin nadie que lo constipe
ni lo calle en su escenario.
Con un acento emisario
su canto de compromiso
era un mensaje macizo
que hasta lo estaqueó en la jaula
por evidenciar al maula
con la fuerza del granizo.

Sos mi ejemplo, payador,
en tu cantar solidario,
y ambos lados del estuario
te rinden máximo honor.
La fe del agricultor
se hace real cuando va
sembrando lo que amará
aún si el sol no siempre brilla…
¡ten fe de que tu semilla
de seguro brotará!

Caminaste por las huellas
del payador Martín Castro,
le fuiste siguiendo el rastro
a la luz de sus estrellas.
Tus poéticas epopeyas
viajando cual golondrina
junto al gran Carlos Molina,
íntegramente sociales,
payadores colosales…
¡un orgullo de Argentina!


Autor: Rubén Sada.

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PAYADOR FELIPE LUJÁN ARELLANO (Biografía)

Nacimiento: 25 de mayo de 1933 en Monte (Prov. de Buenos Aires).
Fallecimiento: 2 de septiembre de 2005.
Felipe Luján Arellano fue un cantor libertario, un militante social. Incluso en las instancias más difíciles de nuestra historia contemporánea y por el compromiso de su canto y la dignidad de su idea, fue también uno de los tantos que debió sufrir la cárcel, la tortura, la violencia de la represión dictatorial.
 
Payador Felipe Luján Arellano
Desde siempre, estuvo donde se le requirió, presente en toda aquella convocatoria que significara una instancia solidaria y si bien su canto alternó los escenarios más importantes del continente, estuvo también y prioritariamente en las fábricas ocupadas, los sindicatos en huelga, los campamentos obreros o las trincheras estudiantiles, llevando un mensaje siempre fiel a la concepción social que era además la columna vertebral de su canto.

Aunque nació en la Guardia del Monte, en la República Argentina, cuando llegó a esta Banda Oriental “apareó” su canto al de los más importantes poetas repentistas criollos y especialmente formó una dupla contundente por algunos años con el Bardo del Tacuarí, Carlos Molina. Aunque no es la ocasión de hacerlo, es imprescindible reafirmar un concepto sobre Felipe Luján y “su” canto: fue sin lugar a dudas, el más importante, trascendente y librepensador de todo cuanto payador argentino hubiese jamás pisado esta orilla del río. Y eso, seguramente es mucho decir. La memoria registra tenidas versificadas suyas trascendentes con juglares chilenos, brasileños, argentinos y por supuesto, orientales de todos los pagos.
Felipe Luján Arellano, payador de Monte (Buenos Aires)



En sus propias palabras: “Soy el menor de doce hermanos, cinco mujeres y siete varones; hijos de Claudia Laucirica e Higinio Arellano. Vivimos en campaña, somos arrendatarios dedicados a la producción agrícola ganadera. En mi niñez, en períodos breves, pasamos por “La Elina y El Totoral” con suerte muy esquiva. Sólo concurrí tres años a la escuela primaria en el paraje llamado “La Costa”, a 100 km. de Capital Federal, cuatro leguas del entonces pueblo de Monte. A los nueve años de edad ya trabajaba jornadas enteras en tareas del campo. Poco a poco y casi sin darte cuenta pasás de niño a muchacho y de ahí a hombre. De niño soñaba con ser maestro; dicen que era sobresaliente. Fue imposible seguir una carrera a pesar de las recomendaciones de mi maestra. Hubo que quedarse sólo con los sueños. De adolescente garabateé los primeros versos intuitivamente, los “escondía”. La relación con los caminantes “linyeras”, despertó mi inquietud. Muchos miles de hombres y no pocas mujeres, familias enteras sin trabajo se trasladaban en los trenes de carga en épocas de zafrales, cientos caminaban junto a los rieles, largas distancias. Donde había hospitalidad, hacían noche, y mi gente siempre les tenía un lugar. Mi padre era hombre muy campero, gran jinete, buen domador y mis hermanos y yo lo teníamos como nuestro modelo, quizás ídolo, y así seguimos sus pasos.
Durante mi pasaje por la milicia conocí músicos excelentes, cantores, aspirantes a poetas y payadores, como yo. Para entonces publicaba versos en el periódico de mi pago, “La voz de Monte”. Tras los primeros ensayos camperos descriptivos, ya en serio, escribí “Primer día de clase”, bastante conocido; enseguida “Décimas al peón rural” con toda su carga de injusticia social; esto a los veintiún años. El paisaje aquí era bonito pero el paisaje sin el hombre, pierde su parte fundamental. Ya me le había atrevido al gran soneto e incluso en versos mayores escribí filosofando.
Mis hermanas, (sólo una que quedó con mamá), se habían marchado a trabajar en fábricas en la Capital, donde formaron sus familias. Los dueños de los campos mismos, sin aviso, los venden con nosotros adentro. Y hay que pelear una compensación para dejarlos y comprar algo cerca del pueblo.
Mi padre me hablaba de la magia de los payadores que había conocido. Yo lo oía, casi incrédulamente. En 1954 conocí a Martín Castro, uno de los más grandes poetas sociales de nuestra América, con su actitud libertaria incólume y su postura irreductiblemente insobornable. Y allí mi payador se sintió respaldado y se reafirmó en su concepción social humanista, opinante y combativa.
Él mismo [Martín Castro] en 1955 me invitó a su casa, donde escuché al más grande repentista que hasta ahora oí: Luis García Morel, de piel negra, enciclopédico, con toda su luz interior. Yo ya milongueaba discretamente y tímidamente solté mis pájaros juveniles que en aquel ambiente fueron muy bien recibidos. Muchas emisoras radiales del Uruguay entraban en aquella zona. Atrevidamente estaba convencido que podía alternar entre ellos. Una gira extensa junto a una embajada artística de estas tierras, me dio la oportunidad ansiada para cruzar el río ancho como mar (año 1958). En 1959, semana de turismo, fui contratado por los empresarios Riverón Lungo para participar en el Parque Central. Las inundaciones me conmovieron y solidariamente me quedé, anduve con los socorristas y conocí la idiosincrasia de la gente de este país.
En 1960 no vine, pero en su transcurso me codeé con todos los demás grandes de ambas márgenes. Martín Castro fue el hilo conductor, quizás el puente fraternal, por su prestigio. Contratado por Dalton Rosas Riolfo -1961- vengo a la cancha de Bella Vista. Aquí se origina la huelga de payadores entre los que estoy. Intentamos fundar “La casa del payador”, hubo gran apoyo popular pero el culto a la personalidad, el individualismo pudo más que la conciencia y uno a uno los colegas se fueron desprendiendo. Sólo Nepomuceno Fernández y yo no volvimos con el zar de las criollas. En esa época formamos nuestra familia con Reyna Mathías. Y con Carlos Molina formamos la dupla de payadores que con alguna intermitencia, marcó toda una época del canto social repentista”.


Felipe Luján Arellano muere como todos los hombres, los artistas, los peleadores de su estirpe: en una digna pobreza material, en el año 2005. Desde hace varios meses andaba por allí un proyecto de ley para que el Parlamento le concediera una pensión graciable para acompañar solidariamente sus últimos años. Pero también, como sucede muchas veces, este tipo de acciones de justicia y reconocimiento, llegará demasiado tarde. La burocracia centenaria de este sistema, fue más lenta que el destino.

(Fuentes consultadas: Varios sitios en Internet y poesía propia como introducción homenaje).

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