(1) Infoxicar: Conjunción de las palabras “información” e “intoxicar” Con esta palabra me refiero a la información engañosa que se difunde habitualmente por los medios del poder, con el objetivo de generar confusión y así lograr puntuales objetivos de dominación. La estrategia es utilizada habitualmente por casi todos los gobiernos políticos y sus socios banqueros, a conveniencia.
Si el viento no sopla no será ya viento, ni brisa, ni aliento, pues muere y no acopla. No envía mis besos, silencian mis coplas, y si él no resopla se callan mis rezos. Si no sopla el viento te mantiene lejos, y se ponen viejos tu verbo y tu acento. Si no hay ya festejos callaré. Lo siento.
Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
más se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,
cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.
Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.
Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.
Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.
Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.
Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.
Yo vi el fulgor del sol, de las estrellas, sentí caricias, vientos estivales. Pero nunca he visto nubes más bellas que las que hay en el cielo de Pradales. Inmaculada impoluta, doncellas, blancas hadas de espuma y de cristales, a su celeste amor dibujan huellas y aclaman esta unión blancos nupciales. Son su vivienda el ocaso y la aurora, están felices, cielo y nube amante, imperturbable, pura a toda hora. Hasta que nubes negras, flanco entrante, aturden, gritan al cielo un instante traicionando a la blanca. El cielo llora.
Rubén Sada. (01/08/2014)
Rubén Sada, en Pradales, Segovia, España. Julio de 2014
[1] En la mitología griega, Sophrosine
era un espíritu que personificaba la moderación, la discreción y el
autocontrol. Su equivalente romana era Sobrietas (sobriedad). Esta palabra fue
utilizada por el poeta como neologismo de serenidad, equilibrio.