BENDITA FLOR ES MI MADRE
Con el amor infinito
Que derramas noche y día,
Has hecho de mí un retoño,
¡de tu sombra! Madre mía.
Mi abuela llegó primero,
Al jardín de mil colores
Y después de algunos años,
Brotó la de mis amores.
Hay una historia muy linda,
Que atesoro con cariño,
Mi padre me la contaba,
Siendo yo apenas un niño.
Resulta que en un principio,
Antes que nada existiera,
Dios puso al hombre en la tierra,
Para que en ella viviera.
En las primeras semanas,
Todo era maravilloso,
Pero transcurrido el tiempo,
Se convirtió en tormentoso.
Adán se llama, por cierto,
El padre de los mortales,
Quien ya no daba con bola,
Solo entre los matorrales.
Desde temprano salía,
A buscar el alimento
Y regresaba muy tarde,
Desguanzado y sin aliento.
¿Qué hago? Se preguntaba,
Cuando fuerzas no tenía,
Unas veces almorzaba
Y otras, mejor dormía.
Adán preguntaba al padre,
Conmovido y afligido,
Por qué teniendo alimento,
Estaba tan desnutrido.
Lloraba lágrimas gordas,
Cada vez que se enfermaba,
Por que no tenía consigo,
Alguien que lo apapachara.
“¡Hoy que más te necesito,
Diosito, no me abandones,
Si te provoqué una ofensa,
Te suplico me perdones!”.
El hombre imploraba al padre,
Con su pecho desgarrado,
Que le quitara la vida,
O lo tuviera amparado.
El señor envió respuesta
Y a la vez interrogaba,
Aunque de sobra sabía,
Lo que Adán necesitaba.
“¿Qué te falta jardinero,
Para vivir con amor?”
“¡Tengo todo, padre eterno,
Pero me falta una flor!”.
El hombre ya en el colapso,
Encontrándose en la orilla,
Extrajo Dios de su pecho,
Un pedazo de costilla.
Sus tiernas manos tallaron,
Finamente y con dulsura,
Formando en unos instantes,
¡La más hermosa escultura!.
Posteriormente el maestro,
Le dio un soplo de vida
Y la perfecta obra de arte,
Los ojos abrió enseguida.
Cuando despertó el muchacho,
Del sueño que lo aquejaba,
Su compañera bendita,
La comida le arrimaba.
La historia es un poco larga,
Por eso la sintetizo,
Vivieron siempre felices,
Por que Dios así lo quiso.
El jardinero, contento,
Regaba la flor aquella,
Y cuando dio sus brotitos,
Se puso mucho más bella.
El jardín logró expandirse,
Por pueblos, costas y sierra,
Cumpliéndose el fiel mandato,
De multiplicar la tierra.
En honor al ser más puro,
Con mis hijos y mi padre,
Nuestros corazones gritan,
¡Bendita flor, es mi madre! .
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AUTOR: Carlos Juárez "El Hijo de Guamúchil".