VELORIO DE UN NEGRO CRIOLLO
(Poema de Nicómedes Santa Cruz, Perú, 11-06-1960)
Negra la capilla ardiente,
negro el muerto y su ataúd.
Adentro llora la gente,
afuera dicen... "¡Salud!"
Alguien pasó a mejor vida.
La mala noticia vuela,
y preguntan "¿Quién lo vela,
su mujer?"."¡No, la querida!"
Cae la noche rendida
sobre el murmullo de gente:
Negro en la puerta: un pariente.
Negras con manta: vecinas.
Negros con negras chalinas,
negra la capilla ardiente.
La casa pone el difunto,
lo demás todo prestado:
La luz del cuarto de al lado,
las bancas son de aquí junto.
El bodeguero fue el punto:
-japonés de gran virtud,-
firmó la solicitud
garante en los funerales
y así quedaron cabales
negro el muerto y su ataúd.
Negras teñidas de luto
sirven tazas de café.
Viejas, teñidas de fe
rezan por el disoluto.
Tampoco falta algún bruto
que porque trajo aguardiente
vocifere tontamente
y haga chistes colorados.
Afuera, ríen mareados.
Adentro, llora la gente.
La noche parte a destierro.
Alguien pregunta con teatro:
"¿A las diez, o a las cuatro?"
¡Mentira, no irá al entierro!
El aullido de un perro
turba a la negra quietud.
Y en irónica actitud
libando alcohólica dosis
sin dar tregua a la cirrosis
afuera dicen: "¡Salud!"
Autor: Nicómedes Santa Cruz (1949-1989)