LA MULTIPLICACIÓN DEL PARAÍSO
Un mundo de paz, será plausible,
queriendo y amando al ser humano.
Un mundo de amor, es preferible,
a existir, guerreando entre hermanos.
Querría yo vivir en un vergel
como ése que Cristo prometía:
Donde no importe el tono de la piel,
y en paz, la especie humana viva.
Esta paz, que es tan preciado anhelo,
no existe en la sociedad moderna,
pues afuera yace el mundo enfermo,
optando encontrar la muerte eterna.
Afuera no hay luz. Un mundo oscuro,
donde el dólar, se adora en demasía,
con crisis de valores tan impuros,
tea errada en la noche oscurecida.
Afuera, aire y agua con cianuro,
y mucho smog que les provoca asfixia.
Un mundo sin Dios y sin futuro.
Un mundo de números, sin poesía.
Las grandes ciudades van creciendo,
y el Edén ansiado retrocede.
Los bosques se siguen destruyendo,
queda poco, que niño alguno herede.
¡Es en vida, que quiero el Paraíso!
¿De qué me valdrá cuando esté muerto?
¡De nada valdrá, ya cuando occiso!
¡No sirve la paz, sino es despierto!
Un bello paraíso en el futuro,
dirán que construirlo es utopía.
Si en armas no gastaran, lo aseguro,
hoy mismo una realidad sería.
Un parque arbolado, sol y cielo,
y pájaros volando con sus alas.
Que la paz nos cubra con su velo,
y nos dé tranquilidad al alma.
De paz, un paraíso como éste,
quiero ver de norte a sur, de este a oeste.
Qué pena es, que a algunos les moleste.
¡Hay que crearlo, cueste lo que cueste!
Empieza por ti, siendo apacible,
pensando en lo que por ti, Dios hizo.
Quizás, entonces sea posible
la multiplicación del paraíso.
Rubén Sada, 10-05-2009.