Aun en medio de esta cruel tormenta
mi frágil barca en el mar no se hunde.
Ya no hago caso a lo que el miedo infunde
pues mi coraje al temporal enfrenta.
Tantos problemas que perdí la cuenta,
mas, no tiemblo ante peligro que cunde.
Me aclarará el camino, que hoy confunde,
la luz del alba, de negrura exenta.
Pues, firme enfrentaré la tempestad,
con honor e hidalguía, cual monarca,
resistiendo cualquier dificultad.
Si viene por mi espíritu la parca,
me alegraré, con huella de humildad,
de haber completado el viaje en mi barca.
Rubén Sada, 06-02-2009
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