PANEGÍRICO AL EQUILIBRIO
Antes que el gris de la muerte
robe mi policromía,
pondré templanza bravía
en procurar no perderte.
Tan necesario se advierte
que me proteja tu manto,
te preciso mucho, tanto,
pues riges mil universos
que hoy te dedico estos versos:
¡EQUILIBRIO: a ti te canto!
Sos la influencia invisible
que se halla justo al centro,
núcleo, ser, el epicentro
de lo real e intangible.
La vida misma es posible
ya que todo lo gobiernas,
desde avanzar con las piernas
al espacio sideral,
el poder es colosal
en tus fuerzas sempiternas.
Entre dos opuestos vas,
entre dos puntos que pujan
y a la lucha que dibujan
tú la arbitras con la paz.
Equilibrio, sos capaz
de calmar a la ofensiva,
y aunque la contienda viva
es la armonía tu instinto,
pues salir de un laberinto
se sale yendo hacia arriba.
Sos la suma que compensa
todas las fuerzas que existen,
las que entre ellas se embisten
pero tu centro condensa.
Aun sin base, tiene inmensa
fortaleza tu energía,
tu magna cosmogonía
va logrando salvación
y evita la destrucción,
cataclismo o agonía.
Mas, si acaso te destruyen
en mortal desequilibrio,
tú te apagas, equilibrio
y los promotores huyen.
Pero después se construyen
y allí estás tú, nuevamente
como un árbitro valiente
entre dos puntas contrarias,
y a las furias adversarias
pones prudencia en la mente.
Es por eso que hoy te aplaudo
y aquí va mi panegírico,
con un homenaje lírico
que en la décima recaudo.
Entre dos pujanzas laudo
pues en mí, tu fuerza anida,
de colores va vestida
sin maniqueos esmaltes,
¡equilibrio, no me faltes,
que por ti existe la vida!
© Rubén Sada. 6/01/2023.