QUILATES DE BUEY
Yo cinché toda la vida
con los quilates de un buey,
ir adelante es mi ley,
¡nunca se dio por vencida!
Lo que sufrí no lo olvida
mi mente, que aturde en gritos,
franqueé difíciles hitos
y hoy aprendí a decir “¡Basta!”,
con el filo de mi asta
apuntaré a los malditos.
¿Es que ser buey es ser bobo?
¿Que de idiota tiene un sello?...
¡Me cansé de su atropello
y de su constante robo!
¿Me creen cordero? ¡Lobo
soy! Bestia, animal, cojudo,
soy un bárbaro, que crudo
despedazará a su rey
y los va a juzgar mi ley:
¡La del cuerno puntiagudo!
Pues no entienden de otro modo,
solo piensan depredar,
se entrenan para robar
rapiñando el oro, todo.
Mientras tanto, yo en el lodo
trago barro entre mis dientes,
peleando contra dementes
que asaltan mi sacrificio...
¡Ya me sacaron de quicio!
¡No pacto con delincuentes!
¡Si hasta parece mentira
que hasta ayer los comprendí!
Por compasión dije "sí",
y hoy me arremeten con ira.
Pero en ciclo el mundo gira
y aunque intenten sujetarme,
¡jamás van a dominarme
porque yo he nacido libre!
Probarán de mi calibre...
¡Nunca podrán faenarme!
No les tendré compasión
ni la mínima piedad,
no me pidan su amistad
pues no existe mi perdón.
No es con civilización
que los voy a combatir,
mi poder los va a embestir
y haré añicos a su grey,
quien no obedece la ley
no puede aquella exigir.
Por eso, la ley del cuerno
es la que voy a aplicar,
los obligaré a tomar
la hiel de su propio infierno.
En las mieles del averno
gritarán con frenesí,
les hincaré el bisturí
con mi peso y mil embates,
pues de buey tengo quilates...
¡Temerán a Dios y a mí!
© Rubén Sada. 4/12/2019.