POEMA A BERNAL
Bernal, cuna de mi infancia,
hoy paseo por tus calles
y me asombran tus detalles
desde el tiempo y la distancia.
Me enamora la fragancia
de tus vistas de primera,
tus plantas de primavera
y nada más yo preciso
que admirar tu paraíso
desde una esquina cualquiera.
Tus armónicos colores
desde ancestrales otoños,
son magníficos retoños
de miles de espectadores…
Bellos pájaros cantores
que en la paz y sin barullo,
van trinando con orgullo
que ha comenzado el ritual
de una mañana en Bernal
volando en el aire tuyo.
Con majestuosas veredas
y mil árboles añosos
formaste cuadros preciosos
que se colman de arboledas.
En frondosas alamedas
la vida exhibe abundancia,
que brilla en exuberancia
desbordando en un vergel,
falta ver la Torre Eiffel
y diríamos que es Francia.
Cuántas mansiones bonitas
que en mi recorrida veo,
unas de estilo europeo
con jardines y florcitas.
Las más bellas mañanitas
me han recordado que allí
en este barrio crecí
cobijado en la tibieza,
y abrevé de tu belleza
mi alma de colibrí.
Por eso quiero, Bernal,
hoy brindarte mis respetos,
con estos versos escuetos
llenos de nostalgia y sal.
Porque eres piedra basal
donde mi contacto empieza
con la familia y la mesa
en la que viví mi infancia,
y ahí supe la importancia
de amar la naturaleza.
Metrópoli de ilusión
que acunaste a este rapsoda,
quiero cantarte esta oda
con todo mi corazón.
Deseando la bendición
del Magnífico Arquitecto,
te regalaré mi afecto
con este canto zorzal,
y siempre serás, Bernal,
mi distrito predilecto.
© Rubén Sada. 11/06/2021.