LA FERRETERÍA
— (Delia) —
¡Buen día, don ferretero!
necesito unos cositos
para tapar agujeritos…
y algunos grandes agujeros.
Miden esto, no exagero,
no son nada chiquititos,
por eso los necesito,
porque pasa la humedad,
y le digo la verdad,
¡me hace falta un pendorchito!
— (Rubén) —
Pendorchitos no tenemos,
ni tampoco unos pendorchos,
tape el agujero con corchos
y si no lo logra, vemos.
No es cuestión de que le erremos,
hable claro y no a lo chino,
traiga la medida, opino,
mil modelos no son poco,
no me haga volver loco,
que yo no soy adivino.
— (Delia) —
¡A los chinos yo ya fui!
Pero no entendían nada.
Me sacaron a patadas,
por eso vine hasta aquí.
El agujerito medí,
creo que es de este grosor,
tiene un coso alrededor.
Serviría un pitillito,
que fuera así de gordito,
¡durito, mucho mejor!
— (Rubén) —
¡Está alterando mi psique!
Y le advierto en este acto:
Debe conseguirlo exacto.
¡La vida no me complique!
Mejor el “modelo” explique,
Descríbame cómo es
del derecho y del revés,
y dígame cuánto mide.
¡Mire el cartel! No lo olvide,
ningún cambio habrá después.
— (Delia) —
Que no es modelo de nada,
¡si no es una mujer!
Usted no logra entender,
y no quiero ser pesada.
Pero me siento cansada,
no entiendo lo que me expone,
busque en todos los cajones,
¡yo con usted no discuto!
Necesito algún pituto
¡seguro tiene a montones!
— (Rubén) —
¡No se sulfure ni enoje,
dígame forma y tamaño!
Los hay huecos como un caño
y rellenos, lo que antoje.
En este tire y afloje
de palabra un tanto brusca,
si usted ahora no se ofusca
yo le quiero preguntar,
si es de colgar o apoyar,
y de qué color lo busca.
— (Delia) —
Es de enganchar, y el color
dígame algo que combine,
pues yo por eso aquí vine,
a que me oriente, señor.
El cielo raso es color
limón, o más bien banana,
la puerta es color manzana,
la pared es tono frambuesa,
el piso es color cereza,
matiz guinda es la ventana.
— (Rubén) —
Lo que usted busca, mujer,
no lo tenemos, presumo,
pero le escucho y asumo
que ahora le he de entender.
La compra usted sale a hacer,
vender es mi sacerdocio,
pero equivocó el negocio:
¡Aquí es la “ferretería”!
Al lado es la “frutería”
y el verdulero es mi socio.
— (Rubén) —
Compartimos el humor
y a media letra nos vamos
— (Delia) —
pero en los poemas dejamos
grageas de inmenso amor.
— (Rubén) —
Unidos con el dulzor
de la rima improvisada,
— (Delia) —
va entonando la encordada
al vibrar de una bordona,
— (Rubén) —
se despide Delia Arjona
y agradece Rubén Sada.
Autores: Delia Arjona / Rubén Sada.
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