[1]
¿Qué podremos hacer mientras, mi amor,
qué se puede hacer si no hay tensión?
Si todo depende de la luz y la energía,
¿Qué vamos a hacer durante el apagón?
¿Qué se puede hacer cuando la luz se apague,
cuando el mundo enmudezca en su latir fugaz?
Si el sol se desvanece tras un velo de sombras,
¿cómo pintaremos sueños en la noche voraz?
qué se puede hacer si no hay tensión?
Si todo depende de la luz y la energía,
¿Qué vamos a hacer durante el apagón?
¿Qué se puede hacer cuando la luz se apague,
cuando el mundo enmudezca en su latir fugaz?
Si el sol se desvanece tras un velo de sombras,
¿cómo pintaremos sueños en la noche voraz?
[2]
No danzarán los discos en su giro de estrellas,
ni la música tejerá su abrazo al corazón.
El silencio, un ladrón de acordes y quimeras,
dejó mudo al hogar, sin su pulso y canción.
La pantalla, un cristal que ya no cuenta historias,
yace ciega, sin vida, en su frío sopor.
En esta noche negra, donde el día se pierde,
el barrio duerme envuelto en un manto de horror.
No danzarán los discos en su giro de estrellas,
ni la música tejerá su abrazo al corazón.
El silencio, un ladrón de acordes y quimeras,
dejó mudo al hogar, sin su pulso y canción.
La pantalla, un cristal que ya no cuenta historias,
yace ciega, sin vida, en su frío sopor.
En esta noche negra, donde el día se pierde,
el barrio duerme envuelto en un manto de horror.
[ESTRIBILLO]
En la penumbra, donde la vela susurra,
te propongo, mi cielo, un ritual sin final:
que nuestros cuerpos dancen, al calor de su llama,
y con la luz de nuestra piel, solamente,
En la penumbra, donde la vela susurra,
te propongo, mi cielo, un ritual sin final:
que nuestros cuerpos dancen, al calor de su llama,
y con la luz de nuestra piel, solamente,
hagamos el amor.
[3]
Sin luz, el tiempo se quiebra en nuestro abrazo,
la noche es un lienzo que pintamos los dos.
Cada suspiro, un verso; cada roce, un milagro,
en la sombra, amor mío, el universo es tu voz.
Y ya no suena el timbre, ese grito insolente,
ni el teléfono osa romper nuestro edén.
En la quietud del mundo, sin su chispa tirana,
somos libres, amor, en un reino sin rey.
Sin luz, el tiempo se quiebra en nuestro abrazo,
la noche es un lienzo que pintamos los dos.
Cada suspiro, un verso; cada roce, un milagro,
en la sombra, amor mío, el universo es tu voz.
Y ya no suena el timbre, ese grito insolente,
ni el teléfono osa romper nuestro edén.
En la quietud del mundo, sin su chispa tirana,
somos libres, amor, en un reino sin rey.
[ESTRIBILLO]
En la penumbra, donde la vela susurra,
te propongo, mi cielo, un ritual sin final:
que nuestros cuerpos dancen, al calor de su llama,
y con la luz de nuestra piel, solamente,
En la penumbra, donde la vela susurra,
te propongo, mi cielo, un ritual sin final:
que nuestros cuerpos dancen, al calor de su llama,
y con la luz de nuestra piel, solamente,
hagamos el amor.
[CODA]
Y que la noche nos guarde, en su manto sin fin,
bailando en la penumbra, hasta el alba, mi amor.
© Rubén Sada – 14-01-2010.