EL HOMBRE CON CASCO
Yo sólo tenía cinco añitos
y muy poco recuerdo del pasado.
Perdone, señor, si algo me olvido,
mi subconsciente ha intentado borrarlo.
Yo era muy chico, no había crecido,
y estaba en casa un día nublado,
se oían llantos, se oían muchos gritos,
nadie sabía lo que estaba pasando.
Un golpe en la puerta. Lo vi caído
a mi padre, en el suelo tirado,
creí que estaba gravemente herido,
pues se escuchaban en el fondo disparos.
Recuerdo poco de lo allí vivido,
perdóneme, señor, si he olvidado,
sólo recuerdo a mi padre allí tendido,
y en la entrada un hombre con casco.
Dejando algunos cadáveres tendidos
atrás de él venía un grupo comando
y mi madre abrazándolo en el piso
a su amado, todo ensangrentado.
Desde allí nunca más los he visto,
¿estarán vivos? O tal vez sepultados.
Mis ilusiones al Diablo se han ido,
y mis sueños se han evaporado,
Desde entonces, mi futuro hipotecado,
sin saber ni quién soy, ni por qué existo,
sólo me queda un recuerdo muy vago
de ese día de furia, el día maldito.
Un tío desconocido me ha criado
y aunque le estoy muy agradecido
cara a cara querría ver al soldado
que a mi padre le metió un tiro.
Yo para nada estoy avergonzado
de ser el hijo de un desaparecido.
La historia la he vivido y he contado,
créamelo, señor, no le he mentido.
Sólo recuerdo al hombre con casco
por eso es que la guerra me da asco...
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© Rubén Sada, Argentina. 21-05-2007
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