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2 de junio de 2018

PETITERO (Décimas de Juan Arrestía)


PETITERO

I
No me tiro contra vos,
no, muchacho, no lo creas,
si vestir así deseas
metele muy dueño sos.
Si te gusta llevar dos
tajitos en vez de uno
no le interesa a ninguno,
vos pa' vestir sos muy dueño,
ir a la moda es tu sueño
aunque la chiven algunos.

II
Y te hablo sinceramente,
sos digno de admiración,
hay que tener condición
pa andar en esa corriente.
Y aunque bronque mucha gente
créemelo, yo te admiro,
a veces cuando te miro
parao en alguna esquina
te dan bolilla las minas
y "otros" la van de suspiros.

III
Y hay que creer a reventar,
el mundo sigue avanzando,
atrás nos vamos quedando
y el mundo es para el audaz.
Y vos viejo, sos capaz
de darle hasta con los codos,
si nacistes en el lodo
y querés ser petitero, [1]
metele al tambor de cuero
pero, metele con todo.

IV
No he de hacer como el cantor
que escuché los otros días,
a ese tango le metía
del que no fué batidor .
Y por ahí te escucho yo
un tango a vos, petitero
y el que nunca fue cañero
ahí nomás se deschavaba,
que si por el centro andabas,
vivís por los Mataderos.

V
Manyá qué linda viveza,
linda forma de pensar,
si no le gusta tu andar
o el pelo de tu cabeza.
Que si le causa extrañeza
tus angostos pantalones,
tu peinada a lo Marión
o tu forma de vestir,
que se deje de batir
tu guarida a los botones.

VI
Y este mundo es una grúa,
levanta de todo un poco,
a vos te dirán un loco
y pa' mí que sos un púa.
Y el que la va de ganzúa
junándote sobrador,
creelo, que a lo mejor
es algún gil a lo gurda
que siempre se pone en curda
con un vino mi flor.

Autor: Juan Arrestía. (El poeta nochero, de Quilmes)


 


[1] Petitero.- ARG, coloquial. Hombre joven que, en las decádas de 1950 y 1960, vestía a la moda, pertenecía a una familia distinguida y hacía ostentación de ello. Petimetre, amanerado, joven elegante, afectado concurrente asiduo al desaparecido Petit Café sito en la avenida Santa Fe, próximo a avenida Callao, en su mayor parte estaban domiciliados en el barrio Norte y eran pertenecientes a clases adineradas.





14 de mayo de 2014

ME DIJO VAGO

vago


ME DIJO VAGO

I

Me dijo vago, ¿por qué?
Porque la noche me llama
y le disparo a la cama...
¡Si con eso no pequé!
Que a la luna coloqué
en lugar del astro Sol.
Me sobra con un farol
pa' ver lo que me interesa,
no sólo encierra pureza
la hermosura de un crisol.

II

Porque me gusta sentir
los tacos de mis zapatos
que van goleando el asfalto
cuando regreso a dormir.
O me emociona el oír
de algún cachorrito el llanto
y la ternura del canto
que pa' que se duerma escucho,
mientras me paro y el pucho
que se me cayó levanto.

III

Se me ha caído y tal vez
a propósito lo hice,
pa' escuchar bien lo que dice
ese himno a la niñez.
Soy vago porque a las tres
de la mañana camino
a veces con gusto a vino
en la boca todavía
y prosigo por la vía
que me ha marcado el destino.

IV

Porque me paro y converso
de noche con las estrellas
y conversando con ellas
a veces les digo un verso.
Porque pienso en los perversos
inhumanos sentimientos,
mientras me acaricia el viento
con suavidad los oídos,
trayendo como un gemido
o algún lejano lamento.

V

Porque al llegar a mi casa
me santiguo allá en la puerta
mientras que lejos su alerta
un perro ladra al que pasa.
Porque me queman las brasas
de ese sol brillante y diurno,
si nací pa' ser nocturno
a quién le puede importar,
si me gusta trasnochar
hasta que llegue mi turno.

VI

Porque al entrar a la pieza
le doy un beso al cachorro
que hace rato está de atorro
y me embriago en su pureza.
Porque inclino la cabeza
ante la foto de mi vieja
y un beso mis labios dejan
en aquella medallita,
recuerdo de la viejita
y que de mí no se aleja.

VII

Y que soy vago, me dijo,
qué me puede importar
lo que usted quiera pensar
si soy orgulloso hijo
de esa bohemia que fijo
en mi camino nochero.
Nací pa' ser callejero,
a ninguno le hago daño
y ya son muchos los años
que llevo ese derrotero.

VIII

Señor, vaya, acuéstese,
hora es que piense en dormir,
que yo voy a proseguir
tomando pues tengo sed.
Pero sabe que sed es
de bohemia, de lirismo,
de bondad sin egoísmo,
de noche, luna y estrellas,
a quien confío mis querellas
y donde me hallo a mí mismo.

Juan Arrestía

VERSOS PARA MI VIEJA (Poema en décimas, para el día de la madre, de Juan Arrestía)

poema día de la madre, décimas para mamá


VERSOS PARA MI VIEJA

I

Sí, muchachos, pa' mi vieja
quiero decir unas cosas,
como un manojo de rosas
que mi espíritu reflejan.
Les voy a hablar, si me dejan,
con todo mi corazón
y decir con emoción
pa' esa viejita ¡mi mama!
que ahora estará allá en la cama
pensando en mí con pasión.

II

Pa' esa vieja que al no verme
en la catrera durmiendo
entre ella se está diciendo
lo que podrá sucederme.
Pa' esa vieja que no duerme
tranquila mientras no llego
y sólo encuentra sosiego
cuando la puerta abro yo,
y me dice: ¡por favor!
¡Si fueras chico, te pego!

III

Pa' esa vieja que al salir
nos sonríe con dulzura
y pregunta con ternura
¿a qué hora vas a venir?
La que sabe presentir
lo que a su hijo le pasa
que no salimos de casa
sin antes recomendar,
cuídate por donde andás
y al decirlo nos abraza.

IV

Pa' esa vieja que si andamos
alguna vez en la mala
siempre el mango nos resfala
pa' ver si nos arreglamos.
Pa' esa viejita a quien damos
tanto dolor de cabeza,
que es todo alma, nobleza,
sacrificio, abnegación,
cariño, dedicación,
sentimientos y pureza.

V

Pa' esa vieja que nos plancha
la raya del pantalón,
como filo de facón,
pues pa' eso tiene cancha.
Que no deja ni una mancha
en la pilcha dominguera,
que en esas noches fuleras
en que el frío es una fija,
nos pone doble cobija
pa' abrigar bien la catrera.

VI

Pa' quien pone esa gotita
de colonia en la solapa
y nos regala de yapa
un beso de su boquita.
Pa' esa santa viejita,
muchachos, yo quise hablar
y en estos versos
dejar toda mi alma de reo
pa' esa mujer a quien veo
cual Virgen en un altar.

VII

Pero, si yo estoy hablando
y casi no me doy cuenta
que ya pasé los cuarenta
y mis sienes van blanqueando.
La vida nos fue llevando
por lugares diferentes,
tengo arrugas en la frente,
aquel muchacho no soy
y cuando a mi casa voy
mi viejita se halla ausente.

Juan Arrestía

QUÉ PASA MUCHACHA (Décimas tristes de Juan Arrestía)

muchacha triste, poema triste



¿QUÉ PASA, MUCHACHA?


I

Qué triste sonrisa dibujan tus labios
qué pasa muchacha, qué pálida estás;
de aquella alegría hoy quedan resabios
y sola en silencio tus horas pasás.
Las "Rimas" de Becquer son tus compañeras,
tu espíritu sueña al son de Rubén;
extrañas la dulce figura viajera
del príncipe amado que un día se fue.

II

No llores muchacha, mitiga el quebranto
que aquél que amas tanto ya no volverá.
Un ave de paso fue sólo en tu vida,
no caigas rendida al amor fugaz.
Renueva las flores que hay sobre tu piano
y deja tus manos como antes correr,
que el mudo teclado, muchacha, te llama,
y olvida del que amas su ingrato querer.

III

Yo sé que es muy grande la angustia de tu alma,
que es mucha tu pena, muchacha, lo sé,
que no hay en tu vida un instante de calma
y en sueños febriles su imagen mecés.
El jardín te llama, las flores te extrañan,
se están marchitando, te quieren, sabés,
qué pasa muchacha, tus ojos se empañan,
ya sé, te comprendo, olvidar no podés.

Juan Arrestía.

10 de mayo de 2014

BARRIO VIEJO


BARRIO VIEJO


I

Barrio viejo; te han cambiado
te encajaron el asfalto,
hoy ya sos un punto alto,
del barro te han despojado.
Cuando una noche cansado
llegué de nuevo y te vi
créemelo, que sentí
dentro del pecho una bronca
que hasta mi voz se hizo ronca
y sólo atiné a decir:

II

Barrio viejo: ya no sos
aquel que de pibe eras,
hoy hay brillo en tus veredas,
y vas del progreso en pos.
He vuelto, buscando en vos
mis ilusiones pasadas,
y al tropezar mi mirada
con tu piso de cemento
me pareció que hasta el viento
lanzaba una carcajada.

III

Volví buscando las huellas
de tus carros ambulantes
y el grito aquél, atorrante
¡Señora, compro botellas!"
Volví a buscar las estrellas
en tus charcos dibujadas,
pero ya no había nada
y al silbido de atención
ningún muchacho salió,
dormía la noche callada.

IV

Enderecé pa' la esquina
donde de pibe jugaba,
y qué sé yo, lagrimeaba
mi cuore como una mina.
El cerco de cina-cina
ya no estaba en su lugar,
un chalet vino a ocupar
aquel terreno baldío,
y sentí aquí dentro mío
que un algo quería gritar.

V

Allá en el cielo la luna
me miraba dulcemente
y mientras bajé mi frente
un reloj daba la una.
Sentí como una laguna
en mis ojos, y partí
dejando detrás de mí
aquel perro que ladraba
porque hasta él me negaba
lo que fui a buscar allí.


Juan Arrestía

30 de abril de 2014

POR ALGO EN LA TIERRA ESTÁS

poema dia del padre, día del niño, adolescencia

POR ALGO EN LA TIERRA ESTÁS


I
Muchacha, no te enojés 
si estas cosas yo te digo.
Ayer hablaste conmigo 
y te vi llorar, no aflojés.
No, piba, no lo dejés 
que te embalurde el chabón; 
ese otario, el corazón,
que medio te está fallando,
hablale de cuando en cuando 
pa' que aguante el tropezón.

II

Decile que vos no sos 
culpable de tu destino,
que si andás por mal camino 
por algo lo quiso Dios.
Decile, piba, que vos 
vivís el triste quebranto 
de ver mojada con llanto
la blancura de tu almohada,
cuando de noche cansada
buscás un consuelo santo.

III
Decile que si vivís 
emborrachada de vicios 
es tan cruel tu sacrificio 
que sin quererlo morís.
Decile que sos feliz 
cuando tus ojos se cierran 
y te apartas de la tierra 
sumida en sueño profundo 
alejándote del mundo 
y de las cosas que encierra.

IV

Qué se yo; te vi llorar,
tuve ganas de abrazarte,
en mi pecho cobijarte,
pero no te pude hablar.
Y me largué a caminar 
buscando un poco de luz 
pensé, muchacha, en la cruz 
que a tus espaldas agobia,
vos que pudiste ser novia 
del buen hermano Jesús.

V

Pero no importa, no aflojes,
por algo en la tierra estás,
que Él en su dulce paz 
a quien más sufre recoge.
Y cuando alguno te arroje 
una injuria despiadada 
no piba, no digas nada,
déjalo irse, déjalo, 
a tu espíritu calmalo,
seguí tu farsa alocada.

VI

Y pensá que hay un poeta,
que hay un hombre que camina,
a quien dañan las espinas
de tu existencia, pebeta.
Que en noches serenas, quietas
hasta un jardín se acercó
y tomando hermosa flor
la besa besando tu alma,
y en esa inefable calma
por vos piba, lagrimeó.

Juan Arrestía

CONSEJOS


CONSEJOS


I

Muchacho, que andás de farra
todas las noches por ahí
escuchá a este "cusifai"
que quiero soltar amarras.
Yo figuré en la pizarra
a ganador o a placé.
Si me ha tocado perder
son cosas que no interesan,
pues no en vano, en mi cabeza
cabellos blancos se ven.

II

Yo que conozco esta vida
como la palma e'mi mano
te doy un consejo: hermano,
largate pa' tu guarida.
No creas que es la bebida
la que me hace hablar,
así yo también cachorro
fui y tuve mis veinte años
pero, ya los desengaños
mataron lo que hay en mí.

III

Tuve muchos entreveros
donde copé, o me hice el gil,
tuve papeles de mil
que por otario se fueron.
Siempre copaba primero
el naipe que me gustaba
y en las carreras dejaba
todo el trabajo de un mes,
así que viejo, ya ves
si conozco el derrotero.

IV

Conozco las madrugadas
por esas calles vagando;
conozco el estar tomando
sobre un mostrador mamao;
conozco el trance apurado
de esquivar al pegador
que prepotente y traidor
nos tira la puñalada,
y conozco las mancadas
o ternuras del amor.

V

Conozco al amigo fiel
que se rompe por nosotros;
también conozco a los otros
que se arrugan cual papel;
conozco la triste y cruel
miseria del populacho;
conozco al hombre que es macho
al cobarde, al batilana,
también conozco a la cana
que casi me manda al tacho.

VI

Conozco el boliche inmundo,
bodegón o cafetín;
conozco el griego y latín
porque he recorrido el mundo;
con este verso profundo
muchacho, quiero advertirte,
que si vos no querés irte
por seguir esta milonga
a llorar nunca te pongas
si alguno quiere rendirte.

Juan Arrestía.

HAGAN JUEGO (de Juan Arrestía)

juego del amor
El juego del amor

HAGAN JUEGO


Prueben suerte, hagan juego,
ante mis ojos las veo
como demonios danzar
en un brasero de fuego.
Hagan juego, frase fatal que en mi vida
fue como el triste presagio ´
pa' mi existencia perdida.
En un sin fin de partidas
yo derroché una fortuna.
Jugué una, cien, mil veces,
mas, cual si yo fuera el trece
no la acertaba ninguna.
La pasión me devoraba,
las barajas me atraían,
y yo, infeliz no veía
que hacia un abismo rodaba.
Mientras fuerte palpitaba
en mi pecho, el corazón,
esperando el desenlace
de un final con emoción,
allá, en un triste casuchón,
en un lecho vacilante,
mi pobre vieja moría
llamándome, sollozante,
y yo anhelante jugaba,
perdía, ganaba,
pero al fin me retiraba
cabizbajo y delirante.
Y una noche, triste noche,
que en mi vida
jamás la podré olvidar,
llegué a mi casa,
la hallé dormida,
pero en un sueño que nunca
jamás pudo despertar.
Caí de hinojos delante
de su lecho sollozando
pero, yo no la estaba mirando,
no la podía mirar,
porque delante de mis ojos
miles y miles de cartas
pusiéronse a danzar;
creí el consuelo buscar
elevando una oración
y mi espíritu se alzó
buscando a Dios en su seno
pero allá arriba, estaba lleno
de naipes que me miraban
y veía en mi delirio
que pa' aumentar mi martirio
ellos reían, gozaban.
Sí, allí estaba el rey de oro
como queriendo decir
que había perdido un tesoro
en la madre que hice morir
porque yo, atraído por el juego,
por la baraja maldita,
no cuidaba a la viejita
y no atendía sus ruegos.
También estaba el de copas
contemplándome burlón
y escuchar me pareció
que sonriéndose decía
que como esa, sería
la copa en que iba a beber
la amargura de mis días
y el gran dolor de mi ser.
Y uno tras otros siguieron
en su desfile malvado
hasta que ya, doblegado,
mi espíritu, de dolor,
fue cayendo en el sopor
de un sueño que lo embriagaba
y así, durmiendo, soñaba
que todo fue una visión.
Fueron pasando los años
me hice bueno, fui honrado
y casi había olvidado
lo que pasó en un antaño,
cuando una tarde, ¡la vi!
¡Hermosa, cual primavera!
Yo le conté mis quimeras
y ella endulzó mi existir,
mas, no pudo ser feliz
porque otro la deseaba.
Una noche me encontraba
y un desafío sentí.
Yo fui cobarde, fui ruin,
pues el valor me faltó
y así, que en vez de jugarla
con la punta de un facón
yo invité a una partida,
y el naipe me la llevó. . .
Pero ahora que no tengo nada
y sé que es cosa perdida
me dan pa' mí la tallada
si pongo en ella mi vida...
¡No! ¡Tengo miedo de morir!
¡Prueben suerte! ¡hagan juego!

Juan Arrestía


LA CULPA LA TENGO YO

padre y madre con hijo adolescente


LA CULPA LA TENGO YO

I

La culpa la tengo yo,
salí pa' afuera y pensaba.
El purrete no llegaba
y la culpa la tengo yo.
La verdad que me fayó,
le dije 'vení temprano'
porque soy como un hermano
con el pibe, les prevengo,
es el único que tengo
y él me labura de afano.

II

Mi señora me rezonga:
"Vos le das todos los gustos
y yo no gano pa' sustos,
¡si la sabré esta milonga!
Es preciso que te pongas
un poco más riguroso,
todavía es un mocoso
y no va a hacer lo que quiera"...
¡Dios mío! La que me espera,
yo la escucho y me hago el oso.

III

Salí pa' afuera y pensaba:
'Mi vieja fue así también.
Si no caminaba bien
sabés cómo me chillaba'.
Mientras mi viejo escuchaba
y mi viejo fue polenta;
hoy que pasé los cuarenta
y hace tanto tiempo de esto,
me acuerdo y me encaja el pesto
el cuore sin darme cuenta.

IV

Cuando el purrete llegó
me dijo que se entretuvo,
y ¡quién doce años no tuvo!
La verdad me desarmó.
Bastante bien me explicó
de que eran lindos los juegos,
decime, vos, si le pego,
¿estaba bien, te parece?
Y vos sabes que ellos crecen
dejando de ser borregos.

V

Andá pa' adentro; largá,
arréglate como puedas,
yo me quedé en la vereda
sonriendo al escuchar:
¡Al final, vas a ganar
que no te dejen salir!
¡Vos me vas a hacer morir
mocoso de porquería!
Yo escuchaba y sonreía
y sabes, creía sentir.

VI

La voz de mi viejecita
-ella también lo decía-
¡qué lejos están los días
de esa infancia tan bonita!
Y cayó la tardecita,
debió pasar un buen rato
y vos sabés que estos fatos
uno los tiene sobrados,
el punto salió cambiado
haciéndose el pobre gato.

VII

¿Cómo, che? ¡Ya te piantás!
"Y... mamá me dio permiso"...
Después del lío que hizo
¡Qué bien que te la arreglas!
Agarró y se fue, no más,
la culpa la tengo yo.
Macanas, allí talló
el corazón de la madre
que le echa la culpa al padre
cuando el pibe les falló.

VIII

Así son todas, es justo,
¿cómo querés que ellas sean?
Gritan, rezongan, pelean,
que la matan a disgustos.
Los hijos somos injustos
porque ellas, las madrecitas,
quieren ser siempre ¡mamita!
Que cuando éramos borregos
hamacaban junto al fuego
¿no es cierto? nuestras cunitas.

IX

La culpa la tengo yo...
¡qué voy a tener la culpa!

Autor: Juan Arrestía - Poeta de Quilmes

COSAS DE MUCHOS (Décimas de Juan Arrestía)

borrachos en un bar


COSAS DE MUCHOS

I

Estaba una noche yo 
en un boliche cualquiera,
las dos más o menos eran 
cuando esto sucedió.
Un hombre joven entró
tambaleándose en sus pasos,
noté no sé qué fracaso
en su profunda mirada 
y sus pupilas cansadas 
al dolor le abrían paso.

II

Se dirigió al mostrador
apoyando allí los codos 
y pausado, de este modo
al bolichero le habló: 
¡Sirva una vuelta patrón! 
Para mí y a los presentes,
no se extrañe si mi frente 
se inclina ante el vaso lleno,
ya que él me saca el veneno 
que en mi pecho está latente.

III

Soy un hombre que camina
cansado hasta de sí mismo,
que al dolor, al pesimismo 
y a la amargura se inclina.
Yo represento la ruina 
que el hombre esconde aparente, 
yo sé que mi turbia mente
divaga con el alcohol,
pero a veces, como el sol 
brilla mi verba elocuente.

IV

No me pregunte quién soy
pues ni yo mismo lo sé.
Si canso, perdóneme
ya que en seguida me voy.
Lo que usted me escuche hoy
eche mañana al olvido,
soy un hombre que ha vivido
cosas que muchos ignoran,
la vida torturadora
el alma me ha carcomido.

V

Ando, anduve y andaré,
sé de todos los caminos,
andariego mi destino 
mucho me hizo conocer.
A la miseria palpé 
de cerca, entre miserables,
yo no quiero que me hablen 
de filosóficas plumas 
que no conocen las brumas 
de la realidad palpable.

VI

El mundo es malo, patrón,
créame lo que le digo.
Yo no tengo ni un amigo 
ni me alienta una ilusión.
La gente con su ambición 
me desespera y me aterra,
si a veces veo en la tierra 
el mismo infierno del Dante,
mi alma desesperante 
se agita en continua guerra.

VII

Bueno, patrón, cóbrese 
el gasto que yo le he hecho,
ya, medio, alivié mi pecho 
y me voy, dónde, no sé.
No quiero me vea usted 
las pupilas empañadas,
llorar es una pavada 
pero a veces en la vida 
unas lágrimas perdidas 
se nos escapan por nada.

VIII

Pues cuando me veo así
por la bebida mareado
me ataja el ser venerado
que quiero con frenesí.
¡Mi madre! Que me ata, ¡sí!,
por quien todavía soy bueno,
que sino este veneno
que tengo guardado yo...
hasta la vuelta patrón
¡lo que haría es lo de menos!

Juan Arrestía (El poeta nochero, de Quilmes)

20 de marzo de 2014

DALE LAS GRACIAS AL PIBE (Poema de Juan Arrestía)

poema, padre, hijo

DALE LAS GRACIAS AL PIBE

I

Qué decís, vení, acercate,
no te quedés ahí parao,
me mirás como extrañao,
vamos, vení, acomodate.
Chapá una silla, sentate,
¡Sirva, mozo! ¿Qué tomas?
Como sonánbulo estás 
y no soy ningún extraño,
está bien que pasen los años,
mas creo que te acordás.

II

Ya sé que el mismo no soy,
me ves más viejo, lo sé,
los años que "allá" pasé 
me están deschavando hoy.
Pero aquí me ves, estoy,
decidido a comenzar,
mas, antes quiero aclarar
con vos una situación 
que aprieta mi corazón 
como queriéndolo ahogar.

III

Siempre me había extrañado,
perdóname, Dios, la queja,
de que estando yo entre rejas
vos no me hayas visitado.
Después que libre he quedado
seguí buscando el por qué
y al final lo averigüé...
¡No, no importa quién me lo dijo!
No te alarmes, tengo un hijo,
y ando sin armas, ya ves.

IV

En los momentos primeros
pensé en buscarte y cobrarme
pero llegué a controlarme
casi me he vuelto cordero.
Mas, hoy que te encuentro, quiero
gritarte tu proceder:
Pensaste que la mujer
del amigo encarcelado
iba a ser pa' tu bocado
y otra victoria a tu haber.

V

No, no te levantés, sentate,
ya lo dije, no te alarmes,
tan sólo vas a escucharme 
después que me oigas, andate.
De que yo existo, olvidate,
como yo me he de olvidar,
pero hoy que te puedo hallar 
sin buscarte, creemelo, 
este placer damelo,
de que así te pueda hablar.

VI

Y gritarte frente a frente 
tu rastrera y vil ofensa, 
con la mujer indefensa 
te hiciste el prepotente...
sin que llegara a tu mente 
¡de aquel amigo, el recuerdo,
te has portado como un cerdo!
Dale las gracias a un pibe
que desde hace un tiempo vive 
en mi más puro recuerdo.

VII

Y ahora sí, andate ya,
no te detengas un paso 
mientras sujeto mis brazos 
porque me pueden fallar;
"Cachorro', ya voy pa allá,
gracias, pibe, has detenido
la mano que hubiera herido 
con puñala mortal 
al que ofendió la moral 
de tu madre ¡hijo querido!

©Juan Arrestía - El poeta nochero, de Quilmes

2 de marzo de 2014

AQUELLOS VERSOS ( Poema de amor de Juan Arrestía)

amor, poema romántico, día de los enamorados, san valentín, poesía, pasión

AQUELLOS VERSOS


I

Recuerdas aquel verso
romántico, que un día
con ansias en tus manos
bailando yo dejé.
Tal vez lo hayas quemado
y ya no lo recuerdas,
tal vez aún lo recuerdes
quizás me equivoqué.
Tus quince primaveras,
un año te llevaba,
entonces yo tenía
tan sólo dieciseis,
qué hermosos parecieron
aquellos versos míos
que esa noche mi vida
bailando te entregué.

II

Recuerdo te alejaste
y en un rincón solita
leíste febrilmente
el verso que te di;
y cuando regresaste
qué linda tu carita,
qué hondo aquel suspiro
cuando dijiste "sí".
Desde esa noche fuimos
el uno para el otro,
nada nos separaba,
un solo corazón.
El mundo no importaba
solamente nosotros,
qué bello paraíso
vivimos de pasión.

III

Veredas silenciosas
contaron nuestros pasos,
cien lunas en las noches
nos miraron besar.
Qué obscuro estaba el cielo,
¿te acuerdas, vida mía,
cuando vos me dijiste
"no nos veremos más"?
Jamás yo te he culpado,
jamás, nunca, mi vida.
Comprendo mi fracaso
pues nada te ofrecí.
Yo sigo haciendo versos,
eterna es mi bohemia
y en ellos los recuerdos,
mi amor, están en ti.

Juan Arrestía.

15 de febrero de 2014

Mis libros

libros, bibilioteca


MIS LIBROS

I

En cuna pobre he nacido,
fue mi viejo laburante,
si yo le salí atorrante
él la culpa no ha tenido.
Muchos años no he vivido
recién pasé los cuarenta,
mas cuando por ahí comentan
de cancha y sabiduría
me callo y es cosa mía
hacerme pa' mí la cuenta.

II

Mis libros fueron mis ojos,
mi escuela lo que viví,
a muchos de arriba vi
postrarse luego de hinojos.
Vi también a muchos flojos
que por ahí se acomodaron
y afuera el pecho sacaron
con gesto de prepotencia
y con fría indiferencia
a los de abajo golpearon.

III

A mí me gusta poner
las cartas sobre la mesa
y nunca empleo rarezas
para hacerme comprender.
Porque de tanto correr
uno aprende tantas cosas
que a veces ves una rosa
deslumbrante y perfumada
pero le haces la esquivada
no vaya a ser venenosa.

IV

Pa' mí la ley de la vida
es la ley del taca taca,
señor es aquel que empaca
aunque su alma esté perdida.
Porque el que lleva escondida
en su pecho la nobleza
anda mal de la cabeza
según comenta la gente
pues qué importa ser decente
la guita es lo que interesa.

V

Muchas historias recuerdo
de corsarios y piratas,
tenían de palo una pata
y un parche en el ojo izquierdo.
De esas historias me acuerdo
muchas veces en el día
porque andando ¡mama mía!
cada pirata encontrás
que si pronto no rajás
te desnudan en la vía.

VI

Hoy son piratas cambusas
de monóculo y bastón
mas si encuentran la ocasión
te enchufan bien la papusa.
Cada argumento te acusan
que si a morfar no te llaman
te mandan para la cama
porque te dejan tan mal
que hasta te afanan la sal
que pone al puchero mama.

VII

Con esto quiero decir
que es todo grupo en la vida
y es cosa harto sabida
que de grupo hay que vivir.
Por eso no quiero oír
hablar de sabiduría
si yo me llamo Arrestía,
y vos, fulano de tal,
qué te importa a vos mi mal
si mi mal es cosa mía.

Juan Arrestía. De Quilmes, Buenos Aires, Argentina.

11 de febrero de 2014

A TU ALMA ADORMECIDA ( Poema contra el alcoholismo, de Juan Arrestía )


A TU ALMA ADORMECIDA
I

Pa vos muchacha que andás
de noche de un lado al otro
y a tus amigos, nosotros,
tus encantos dedicás.
Pa' vos que te emborrachás
en la noche cruel, del vicio
y a tu alma el sacrificio
de tus alegría le impones
yo te pido me escuches
pues mi sentir no es ficticio.

II

Tu vida no me interesa,
pero le canto a tu vida,
a esa almita adormecida
que es hija de tu pureza.
A la escondida belleza
de tu alma yo le canto,
sí, muchacha, a tu quebranto,
que ahogar con alcohol querés,
pero ahogarlo no podés
y a solas matas, con llanto.

III

Yo te pido, no desdeñes
mis palabras, muchachita,
pues quiero que de tu almita
mis sentimientos se adueñen.
No muchacha, no te empeñes
en mostrar lo que no sientes,
la blancura de tus dientes
no marquen tu carcajada
que allí, en tu risa alocada
está tu dolor latente.

IV

Sí, ya sé, que me interesa
de tu vida, ya lo sé,
que lo que vos padecés
está en tu hermosa cabeza.
Qué me importan tus tristezas
si soy como los demás
que solo buscan el fugaz
placer que tu carne brinda,
perdón, muchachita linda,
ya no puedo hablarte más.


Juan Arrestía

Versos ( de Juan Arrestía )



VERSOS


I

Si el corazón que uno tiene
no fuera tan papanatas
que te hace meter la pata
con las cosas que nos viene,
si al corazón que uno tiene
lo dominara la mente
vos sabés qué diferente
sería todo muchacho,
no creas que estoy borracho
son cosas que uno las siente.

II

Cuántas veces he tenido
ganas de dar un trompazo
y me sujetó los brazos
el chabón con sus latidos.
Cuántas veces le he pedido
déjame; déjame hacer
pero tuve que ceder
porque él me lo reclamaba
y al hacerlo lagrimeaba
lo mismo que una mujer.


Juan Arrestía

8 de febrero de 2014

A MI PIBE LE PEGUÉ (de Juan Arrestía)



A MI PIBE LE PEGUÉ

I

Saben muchachos, anoche
a mi pibe le pegué.
Estuve mal, ya lo sé
no merecía ese reproche.
Pero, muchachos, anoche
le pegué una cachetada,
sus pupilas empañadas
por las lágrimas aún veo
y confesarme deseo
porque él no me hizo nada.

II

Mi purrete es juguetón
como todos los cachorros
y como será de chorro
que me afanó el corazón.
Cuando tiré el bofetón
yo lo quise retener,
mas, mi mano fue a caer
sobre su tierna mejilla
y allí quedó en una silla
queriéndome comprender.

III

Porque él no me hizo nada
para que yo le pegara
y se tocaba la cara
y me seguía su mirada.
Debió quedarme estropeada
la mano que le pegó
porque hacía un rato, yo,
en esa misma tarde,
había sido un cobarde
con uno que me insultó.

IV

Me insultó y bajé la frente
porque él es muy poderoso,
entendés bien, mi mocoso,
me insultó y bajé la frente
y rechinando los dientes
con rabia, indignación
me arañé en el corazón
pa' no saltarle al pescuezo
y en vos desahogué por eso
la hiel de mi humillación.

V

Pero después te besé,
cuando vos, hijo, dormías,
y el perdón que te pedía
solamente yo lo sé.
Pero la frente bajé
y la razón me sobraba
mas, qué importa, si él mandaba
yo tenía que obedecer,
¡A mi pibe le pegué!
mientras otro riendo estaba.


Autor: Juan Arrestía

7 de febrero de 2014

UNA CARTA (por Juan Arrestía, el poeta nochero, de Quilmes)



UNA CARTA

I

Para ustedes fabricantes
de juguetes pa' los pibes,
lean esto que hoy escribe
un corazón atorrante.
Quizás seré un ignorante
y a mí qué me importa serlo,
mas, si llego a conmoverlos
con esto que hoy les escribo
seré feliz mientras vivo
aunque les cueste creerlo.

II

Nunca he sido un erudito
ni un estadista tampoco.
Eso sí, quizás un loco
con alma de pajarito.
Soy dueño de un cachorrito
que hoy es toda mi ilusión
y me sangra el corazón
al leer esas propagandas
que ustedes por ahí se mandan
a su noble producción.

III

De cañones, carabinas,
tanques, ametralladoras,
linda oferta, seductora,
para esa infancia divina.
O es que no hay bastante ruinas
en este mundo atrofiado,
o es que no estamos cansados
de llorar aquí en la tierra
los horrores que las guerras
con sus armas han dejado.

IV

Sé que a ustedes no interesa
lo que yo pueda decir
pero han de tener que oír
lo que aquí mi mente expresa.
Déjense, señores, de esas
producciones criminales
o es que no hay bastantes males
para que así, de criaturas,
les enseñen las torturas
de esas armas tan brutales.

V

No fabriquen armamentos
aunque sean de juguete.
Déjenlos a los purretes
que rían, jueguen al viento,
hagan ecos a los lamentos
de esas madres desgraciadas
que miraron destrozada
la vida de aquel que amaron,
por las armas que cargaron
almas brutas, desalmadas.

Juan Arrestía. El poeta nochero, de Quilmes

Información sobre los "niños soldados" en
http://en.wikipedia.org/wiki/Military_use_of_children
Grace Akallo de Uganda. Niña soldado: http://en.wikipedia.org/wiki/Grace_Akallo
Grace Akallo fue secuestrada por la milicia de Joseph Kony en 1996 para ejercer como niña soldado.

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