3 de diciembre de 2019

VIEJA CALLE RIVADAVIA (de Juan Arrestía – Por esas calles de Quilmes)



VIEJA CALLE RIVADAVIA

I
Rivadavia más o menos
del 25 al 40,
todavía se comenta
de nostalgia el cuore lleno.
Cuando había terrenos
en esa arteria querida.
Lógicamente la vida,
con su eterno caminar,
cambia todo de lugar
y al progreso nos convida.
II
Pero aunque uno lo quiera
los recuerdos nos dominan,
aún creo estar en la esquina
campaneando la diquera.
Muchachita quinceañera,
los domingos por la noche,
cuando no andaban los coches
y de una a la otra punta,
tratábamos de ir en yunta
dando amorosos reproches.
III
De cuando el corso doblaba
por Mitre hasta Olavarría,
y el Clown nunca se aburría
pues Colombina lo amaba.
De cuando se intercambiaban
esos ramitos de flores,
y mil promesas de amores
escuchaba la princesa,
que lucía su belleza
en el palco de colores.
IV
Cuando “mamá” y la vecina
a ese corso nos llevaban,
y por 5 nos compraban
rollitos de serpentinas.
Las sillas de la cocina
poníamos junto al cordón,
lejana y bella visión
de carnavales pasados,
que en el recuerdo han quedado
pero firmes de emoción.
V
Recuerdan muchachos de antes
al salir de la Colón
en cruz con la Exposición
el almacén de Durante.
Pa’recetarte un calmante
justito enfrente Dorado,
los chops que habrás tomado,
te acordás Oscar Damiano
con Adrogué, mano a mano,
allá en el Maxim sentados.
VI
Semáforos no existían
en esa esquina bendita,
un botón en la garita
el tráfico dirigía.
En el quiosco nos vendía
Garufi los cigarrillos,
ya entraba a vender anillos
Butín en la librería,
y Persichini cosía
pa’darle a las pilchas brillo.
VII
La pizza del Tropezón
con porciones de fugazza
que llevábamos pa’casa
al terminar la función
del viejo cine Colón.
Otro crimen del progreso,
yo no la bronco por eso,
pero a veces de pasada
le tiro de madrugada
el más rante de mis besos.
VIII
Cuántas damas del lugar,
en ese tiempo pebetas,
pasaban por la Silueta
pa’hacerse fotografiar.
En la Casa Nina entrar
a buscar el par de lentes,
siempre atento y diligente
vendiéndonos las camisas,
estaba José Camicia
atendiendo a sus clientes.
IX
Una altura que da susto
hay al llegar a la esquina,
si se habrán vestido minas
allá en la tienda El Buen Gusto.
En la otra vereda justo
el almacén Merediz,
época linda, feliz,
donde también tuvo brillo
el quiosco de cigarrillos
del padre de Kontomich.
X
La antigua Mina de Oro
y de Sabri La Ben Hur,
que aquí por la zona Sur
tallaban en tiempos de oro.
Rivadavia, que hoy añoro,
cuando aún te ensuciaba el barro
y en la Bouquet un par de tarros
los pagaba 7 mangos,
y eran compases de tangos
cuando los carros pasaban.
XI
Y la farmacia de Roca,
el crédito radical,
que supo ser caporal
en épocas como pocas.
No caminaba la coca
ni cítricos envasados,
empanadas, vino, asado,
por esos tiempos corrían,
y Chorroarín nos barría
la calle de lado a lado.
XII
Justo en la esquina de Alvear
estaba el café de Viola,
donde afinaba la gola
Pancho Roumieu pa’cantar.
Como invitándote a entrar
don Pánfilo con su tienda,
aflojándote las riendas
ya Fornabaio vendía
billetes de lotería
pa’el Ministerio de Hacienda.
XIII
El viejo cine Sarmiento
donde ahora está el Rivadavia,
cuando lo bancaba Palla,
fotógrafo del momento.
Si me parece que siento
el timbre cuando anunciaba
que la función comenzaba,
y pegada en la pared
la foto de Mae West
y Tom Mix que galopaba.
XIV
La iglesia frente a la plaza
donde con gran emoción
yo tomé la comunión
en esa sagrada casa.
La vida que pasa y pasa,
no ha conseguido borrar
el beso que supo dar
mi madre aquella mañana,
clara, límpida, lejana,
que jamás podré olvidar.
XV
La escuela Nº 1
donde cursé el sexto grado,
los años que allí he pasado
en mis recuerdos acuno.
No he visto más a ninguno
de aquellos, mis compañeros,
la maestra de tercero,
la Fracuellí, la Mariana,
qué lindo sería mañana
volver a estar en primero.
XVI
La Municipalidad
en la esqiuna de Sarmiento,
donde hombres de talento
bregaron por la ciudad.
Hoy te sobra autoridad
mi vieja calle quilmeña
para gritar que sos dueña
de una hermosura sin par
muy difícil de igualar
en esta zona sureña.
XVII
Rivadavia de un pasado
romántico y emotivo,
son los versos que te escribo
por el cariño inspirados.
Cuando me lleve a su lado
la que a todos nos iguala,
cuando se quiebren las alas
del gorrión que hay dentro mío,
perdurará el albedrío
con el cual canté tus galas.
Juan Arrestía (de su libro POR ESAS CALLES DE QUILMES)


ALLÁ POR EL AÑO 30 (de Juan Arrestía, el poeta nochero, de Quilmes)


ALLÁ POR EL AÑO 30

I
La otra noche me paré
en Gaboto y Rivadavia,
no sé si fue pena o rabia
la verdad de que aflojé.
Por más que miré y miré
no vi la confitería,
a Marino no se oía
sus diarios pregonando
ni a los mozos esperando
los express que le pedían.
II
Las luces me encandilaron
de una imponente vidriera
pues también a la “piojera”
abajo me la tiraron.
Cuando mis ojos miraron
hacia donde el teatro estaba,
nada de él allí se hallaba
porque el progreso en su andar
también lo hizo claudicar
y tirado se encontraba.
III
Quedé en la esquina parado
entre el vaivén de la gente,
mil letreros fluorescentes
daban brillo al alfaltado.
Queriéndome ir al pasado,
mis ojos se entrecerraron,
esos sueños me llevaron
a los años juveniles
de cuando mis veinte abriles
estas veredas pisaron.
IV
Pues soy del Quilmes aquel
de cuando el Cine Colón
se estremeció de emoción
con los tangos de Gardel.
Campanié la pinta de él
desde la esquina e’Durante,
donde un chop bien espumante
te lo fajaban diez guitas
y el tango La Cumparsita
se oía de un viejo parlante.
V
Yo soy quilmeño del 30
de cuando Pancho Gorrindo
se deschavó de lo lindo
en su tango “Las 40”.
Años floridos, polentas,
de la Vieja Serenata
donde sus almas desatan
Sandalio y Teófilo Ibáñez
inspirados no se extrañen
vaya a saber en qué ñata.
VI
Yo soy de un Quilme lejano
de aquel gran doctor Iriarte,
don Isidoro, estandarte
médico gaucho y humano.
Como quisiera las manos
de ellos volver a estrechar
cómo quisiera gritar
la gambeta sobradora
de Zito, la bordadora
de Arrillaga y Sandoval.
VII
Aclaro que soy quilmeño
de cuando Roberto Amigo
cantaba Tomo y Obligo
o algún estilo sureño.
Quilmes del viejo diseño
de Seti, Aspitia, Canesa,
que nos dieron las bellezas
de aquellas obras teatrales,
versos, prosas inmortales
de inconfundible pureza.
VIII
El viejo cine La Paz
de nuestra infancia querida,
el Emphire, el Avenida,
que no han de abrirse jamás.
Hoy que todo queda atrás
y que en la zurda nos pega,
de Vázquez, Sívori, Ortega,
yo no me puedo olvidar,
pues dejaban al cantar
el alma de Santos Vega.
IX
También recordarlo quiero,
pues de Quilmes fue un pedazo
a Héctor Wilde, Bolazo
jovial y dicharachero.
Y ahora a quitarse el sombrero
que es un orgullo nombrarlo
porque a Barbieri escucharlo
cuando pulsa el instrumento
es ternura, sentimiento,
es quilmeño, no olvidarlo.
X
Yo era pibe todavía,
y al autor de Adiós Muchachos,
sin arrugas, el escracho,
en la Colón lo veía.
Qué lindos aquellos días
los del Café Nacional,
la guitarra magistral
de don Alberro Martín,
la orquesta de Francisquín
que fue del tango un puntal.
XI
Allá por el 37
paré en la Fonda de Festa,
donde esperaban la Sexta
los puntos del cubilete.
La Nápola de un tresiete
allí la aprendí a trincar,
aún la contemplo al pasar
Mitre y Brandsen, vieja esquina,
si a veces como una mina
dan ganas de lagrimear.
XII
Yo soy quilmeño de cuando
Campolo, el tano gigante
se llevaba por delante
a todo el mundo boxeando.
Me parece ver bailando
en el viejo Patria Unita
o allá en Villa Margarita
al Pibe Ríos, Romano,
[*…*]
infaltables a la cita.
XIII
Yo por Quilmes caminaba
en los tiempos del tranvía
que de la estación salía
y hasta la Rambla llegaba.
Después por Brandsen doblaba
hacia el punto de partida.
Como el tranvía, la vida,
se va tomando el espiante,
y de aquel Quilmes de antes
ni una luz se ve encendida.
XIV
Hoy estás lleno de casas
y pisos horizontales,
te quedan pocos barriales,
bacán el tiempo te hizo.
Si hasta parece un hechizo
que hayas ido tan arriba;
si a veces el cuore chiva
no es porque esté en desacuerdo,
es que tallan los recuerdos
y los años nos derriban.
Juan Arrestía (de su libro Por las calles de Quilmes)

AÑORANZAS (de Juan Arrestía)

AÑORANZAS

I
Parado en la escalinata
que existe allí en la estación,
con un poco de emoción
que los recuerdos desatan.
Como una cinta de plata
Rivadavia te veía
en la noche parecías
un cielo hermoso de estrellas
y al mirarte así tan bella
sentí que más te quería.
II
Yo que pude conocer
a tus veredas de antaño
que al ir pasando los años
las vi a tu ritmo crecer.
Yo que supe recorrer
tu calle desde criatura
al advertir la hermosura
de esa, tu policromía
sentí que en el alma mía
se desbordó la ternura.
III
Infinidad de letreros
luminosos alumbraban
comercios que demarcaban
tu pujante derrotero.
Yo, que sé de los primeros
albores de tu grandeza
cuando aún en la cabeza
cabellos negros tenía,
en medio de esa alegría
sentí un poco de tristeza.
IV
Por tus veredas de pibe
fui a la escuela caminando
y allí, mi mano temblando
la primera frase escribe;
palabras que siempre viven
grabadas eternamente
hoy que acaricio en mi frente
arrugas que el tiempo puso
lo siento al cuore cachuzo
añorar continuamente.
V
Bajé de la escalinata
y pa’ el barrio entré a rumbear,
noté de que iba a fallar
y podía meter la pata.
Entre esa cinta de plata
como una sombra me fui
y es por eso que escribí
estos versos que le brindo
a aquel viejo Quilmes lindo
que ayer me vio sonreír.
Juan Arrestía (De su libro Por esas calles de Quilmes)

28 de noviembre de 2019

TILO

TILO


Noviembre con aire a tilo,
respiro en ti, Quilmes Oeste,
bajo tu cielo celeste
pide mi calma tu asilo.
En tus veredas alquilo
la fragancia de una tarde,
mientras la luz del sol arde
como la pasión de “ella”
y cuando asome una estrella
en su pecho el mío guarde.

© Rubén Sada. 28/11/2019.

23 de noviembre de 2019

INTIMIDACIÓN

INTIMIDACIÓN


Yo estuve preso en un "pozo"
que medía dos por uno,
enfrentando sed y ayuno
en un negro calabozo.
Afuera un paisaje hermoso,
adentro intimidación,
un box para “persuasión”
con soberbias amenazas
que quemaban más que brasas
mi inexperto corazón.


Así es la intimidación, 
simplemente un espantajo,
te asusta de arriba abajo
su psicológica acción.
Una patraña, invención
de una mente que delira,
que con la coacción aspira
a violentar tu conciencia,
desafiando con su creencia
que se basa en la mentira.


Y enfrenté la soledad
con mi otro yo, quizá autista,
fui un ciego con buena vista
tanteando en la oscuridad.
Asumí mi levedad
captando con cada oído
el más ínfimo sonido
que me transportaba afuera,
y a pesar de ser quimera
fui un muerto con un latido.


Sentí el rugido del viento,
sentí del invierno el frío
y el capricho del impío
que me hundió en el aislamiento.
Quisieron que un escarmiento
con el tiempo me ablandara,
y que en mi cuero una escara
me hiciera en el alma un quiebre,
tallando una marca orfebre:
“una condena” bien cara.


Psicológico chantaje
que al más valiente amedrenta,
cuando el que obliga te enfrenta
a la demencia salvaje.
Y es que debe estar el paje
medio loco o tal vez cuerdo,
o albergar en el izquierdo
una noble convicción:
que ninguna “seducción”
lo haga firmar un “acuerdo”...


Un acuerdo en transigir,
o un atajo en el camino,
un diagonal en su sino
o razón de su existir.
Un propósito al vivir
que contiene un corazón
leal, que con devoción
fija su vista en el premio,
al que no doblega apremio
ni vil intimidación.


© Rubén Sada. 23/11/2019.

22 de noviembre de 2019

ESOS PINCELES, TUS BESOS

ESOS PINCELES, TUS BESOS

Poeta, que tus pinceles
usas para escribir versos,
sobre paños suaves, tersos
en las musas y sus pieles...
Te pido que no encarceles
la palabra en libertad,
que sea tu claridad
como pintura del alba
y gaviotas a mansalva
vuelen en la inmensidad.

Hago un lienzo sobre el alma
y le doy tono brillante,
con la pasión del amante
que hace versos con su palma.
Tus besos pintan mi calma
con tibiezas bien costeras,
alimentando quimeras
de fantástica poesía
que es el alba, que es la guía
que tranquiliza de veras.

Con celeste pintaré
tus ojos de zarco vuelo,
y marrón será tu pelo,
castaño como el café.
De carmín colorearé
tus mejillas, tu sonrisa
será marfil, blanco tiza
y rubí tus besos sabios,
calmantes para mis labios
cuando me besas sin prisa.

Tus besos aplacan fieras
en este agreste paisaje,
son un sedante masaje
pintado a manos sinceras.
Leonardo soñó quimeras,
utopías de gente mansa,
la décima nunca cansa
si la pinta algún Van Gogh,
y hasta un feroz bulldog
con tus pinceles se amansa.

Un viejo lienzo ideográfico
le hace muy bien a la estética,
con la décima poética
de un dactílico o un sáfico.
Y ni un error ortográfico
hará versos pusilánimes,
dejando lienzos exánimes
sin vuelo alto ni gramática,
en la pintura idiomática
óleo y poema son unánimes.

Un premio paradigmático,
darles sería algo ético,
por su don multifacético
de escribir un verso enfático.
Tal vez entregarle un viático,
a algún paraíso idílico,
un tubo de ron etílico
o alguna cifra simbólica,
un premio por su apostólica
poesía de óleo acrílico.

© Rubén Sada. 22/11/2019.

19 de noviembre de 2019

EMPAPADO EN VERSOS


EMPAPADO EN VERSOS


De octosílabos que acaso
desde el cielo llueven (buenos),
escucho en el alma truenos
que humedecen mi regazo.
Capturo al verso, lo abrazo
bañado de amor agape,
evitando se me escape
como entre los dedos aguas,
no intento abrir el paraguas
ni impediré que me empape.

© Rubén Sada. 19/11/2019.

VEJEZ

VEJEZ


En océanos de olvidos
algún recuerdo he pescado,
¡me siento tan agraciado
por los momentos vividos!
Aun de episodios raídos
rescaté un aprendizaje,
pude vencer el oleaje
que al abismo me arrastraba,
y cuando todo empezaba
he llegado al fin del viaje.

© Rubén Sada. 19/11/2019.

18 de noviembre de 2019

PIES DE HIERRO Y DE BARRO

PIES DE HIERRO Y DE BARRO


Y así interpretó Daniel
el sueño que dio pavor
a Nabucodonosor:
la imagen delante de él.
“La interpretación es fiel,
y me la dio el Dios del cielo,
el simbolismo hoy revelo,
de la estatua que has soñado,
saber su significado
sé que es tu mayor anhelo”.



“Tú eres, rey, la cabeza,
dice el Dios a quien adoro,
esa enorme testa de oro
de la imagen fortaleza.
Mas, sabe que con certeza
otros reyes que vendrán
oh rey, te conquistarán
y pecho y brazos de plata,
a Babilonia escarlata
de sangre la dejarán.



“Y un vientre y dos muslos luego
de cobre sucederán
y al pecho quebrantarán
con más violencia y apego.
Desgracia y desasosiego
seguirán mucho después,
piernas de hierro, otra vez
continuarán el camino:
todos al mismo destino,
hasta llegar a los pies.



“Diez dedos de hierro y barro
que no se unen jamás
harán beber el agraz
a los pueblos con desgarro.
De la montaña un guijarro,
una roca en poderío,
será lanzada con brío
apuntando hacia los pies,
y así sabrás: Dios es Juez.
Temblarás, y no de frío.



Así describió Daniel
una sucesión de imperios,
destrucciones, cautiverios
que vendrían luego de él.
La amargura de la hiel
bebida por las naciones,
y la sangre a borbotones
por los siglos derramada,
ha sido profetizada
en sus interpretaciones.



Descendiendo hasta el final,
dura es la roca del cerro
mas, los pies de barro y hierro
forman débil material.
Cae la imagen colosal,
hierro y barro no han pegado,
el profeta ya ha anunciado
la destrucción de esta fatua
soberbia empírica estatua:
¡El fin del tiempo ha llegado!



© Rubén Sada. 18/11/2019.

Basada en la Biblia, Daniel cap. 2.

16 de noviembre de 2019

TU PARTIDA

TU PARTIDA


La vida es una canción
que tu ausencia despilfarra,
tus contornos de guitarra
sostienen mi diapasón.
Yo vibro en el corazón
y hoy mi dolor se duplica,
mañana se multiplica
porque tú no has vuelto nunca,
y esta melodía trunca
desafina y se complica.

Esta alcoba está de duelo,
nunca encontraré el porqué,
pero yo te buscaré
mirando mañana al cielo.
¡Regresa! Tanto te anhelo
y hoy en el alma me anida
la pena de tu partida
y la congoja me amarra,
queriendo en una guitarra
compartir con vos mi vida.

La guitarra alza tristeza,
cobra vida en una copla
y hoy con un canto que sopla
yo aumento mi fortaleza.
¡Cómo extraño tu belleza
de seráfico querube!
Y cuando mi réquiem sube
aceptando el nunca más,
mañana... ¿Regresarás?
¿O iré a tu encuentro en la nube?

Tres décimas con las palabras YO NUNCA HOY MAÑANA GUITARRA VIDA

© Rubén Sada. 16/11/2019.

11 de noviembre de 2019

REPISA

REPISA


Deshojo con mi sonrisa
los pétalos de tu boca
mientras mi caricia toca
tus centímetros sin prisa.
Tu foto de la repisa
en mi mano yo deshielo,
la acaricio con anhelo
y escucho de tu mirada:
“Me tienen enamorada
tus ojos color de cielo”.

© Rubén Sada. 11/11/2019.

10 de noviembre de 2019

TRIPLE CONTRAPUNTO OFICIOS: ENFERMERA, CARTERO, PROFESOR

TRIPLE CONTRAPUNTO OFICIOS:

ENFERMERA, CARTERO, PROFESOR


Personajes: Enfermera: Janice Álvarez Lozada. Cartero: Rubén Sada. Profesor: Lewis Estrada.






ENFERMERA 1
Lamento hablarles aprisa,
ando bastante ocupada,
mi tarea para nada
se relaja o se improvisa.
No me cambio la camisa,
sigo siendo jardinera
pero de forma somera
conocerán mi pasión,
esta es mi profesión,
saludos, soy la enfermera.

CARTERO 1
Soy quien te entrega la carta,
soy el famoso “cartero”
saludado con esmero
por la gente antes que parta.
Un sobre que yo reparta
puede traer besos de amor,
algunos, triste dolor
y también impuestos, cuentas
de las agencias de rentas,
del ente recaudador.

PROFESOR 1
Cuando el padre va al trabajo,
cuando la madre está en casa,
yo soy instrucción que abraza
a la niñez. Soy quien viajo
con virtud, sin altibajo
por la mente en crecimiento,
soy la palabra y el viento
que le enseña dos más dos,
yo soy su ejemplo. Mi voz
les dibuja el sentimiento.

ENFERMERA 2
Soy quién agarra a tu niño
y lo entrega cuando nace
y quien cosquillas le hace
al bañarlo con cariño.
A mi profesión me ciño,
no importa hora o lugar,
en el campo, en un palmar
si la muerte se te acerca
y casualmente estoy cerca
yo te brindo CPR.

CARTERO 2
Me ama a mí la vecindad
con una emoción que embarga,
pero siempre alguien me larga
su rottweiler sin piedad.
Pierdo la tranquilidad
y salgo en un carrerón,
porque no soy un ladrón,
en mi tarea me honraron...
Los Beatles me dedicaron
su más sentida canción.

PROFESOR 2
No sólo doy instrucción.
No sólo el aprendizaje.
Yo les entrego un visaje
de cimera educación.
Yo les pongo, al corazón,
modales, comportamiento,
les educo el sentimiento
para que tengan mañana
una vida soberana,
llena de luz, sin tormento.

ENFERMERA 3
Al momento de la muerte
solo es el paciente y yo,
y la oración que selló
el alma del cuerpo inerte.
En ese momento fuerte
alivio tu sufrimiento,
te hablo de ese momento,
te brindo un poco de paz,
mi cara no olvidarás
por tanto agradecimiento.

CARTERO 3
Neruda me ponderó
que siga siendo cartero,
¿para qué ser enfermero?
Me asusta la sangre y yo...
Temo al pinchazo. ¡Oh, no!
Me lo aconsejó mi abuela:
“Más que maestro de escuela”
dijo: “Lo que tú mereces
es ser cartero, dos veces,
llamar, como en la novela”.

PROFESOR 3
Si no existe el profesor,
¿quién nos enseña la historia?
¿Quién nos dice que la gloria
va acompañada de amor?
¿Quién nos enseña el pudor?
¿Quién la forma de querer?
¿Quién nos enseña el deber
con la patria y su bandera?
¿Quién nos dice? No es cualquiera
el que nos da de comer.

ENFERMERA 4
Yo no sé qué carta entrega
el buen amigo, Rubén,
si con WhatsApp, dime quién
en un sobre el sello pega.
Escribir es una brega.
Ya no radica importancia.
Ahora yo, en esa estancia
donde la máquina es vida
entrego muy decidida
mil horas en vigilancia.

CARTERO 4
La gente, mucha confianza
me tiene y es un halago,
pues traigo cheques de pago,
sin demora ni tardanza.
Yo comprendo su semblanza,
amiga de aguja y venda,
pero quiero que me entienda,
que mi entrega se confirma,
y hasta le imito la firma
si no hay nadie en su vivienda.

PROFESOR 4
¿Sabes dónde queda un río?
¿Cuánto mide tu país?
¿Qué cosa es mármol o anís?
¿En qué lugar hay más frío?
¿Sabes qué es el albedrío?
¿Definir qué es el amor?
¿Separarlo del rencor?
¿Poner cartas al lugar?
¿Sabes tú cómo curar?
¡Den gracias a un profesor!

ENFERMERA 5
Yo no descubrí la cura
del cáncer, pero me toca
dar la quimio, ¿ves? No es poca
mi profesión, es de altura.
En tu herida la sutura
con manos santas te hago,
y mis lágrimas me trago
en situaciones adversas,
y si con Morfeo conversas
tu luz callada la apago.

CARTERO 5
Si de situación adversa
hablamos, digo lo mío,
que con lluvia, viento y frío
entrego carta diversa.
Y también es a la inversa
si traigo buena noticia,
entregando la primicia
a enfermeras y maestros,
que son trabajos muy diestros,
mi tarea los beneficia.

PROFESOR 5
Cuando voy a mi destino,
la niñez, la juventud,
aplauden, pues mi virtud
saben que forja el camino.
Saben que en el pergamino
que les exijo en la escuela
está la razón, su estela
para derrocar el veto
triste que al analfabeto
marchita con gris secuela.

ENFERMERA 6
Escúchame, profesor,
dueño del conocimiento,
si postrado estás, atento,
¿quién te quitará el olor
de orines? O lo peor
te defecas o haces llaga,
la familia mejor paga
por no ensuciarse las manos,
ni siquiera el matasanos
te hará a ti lo que yo haga.

CARTERO 6
En el verano yo sudo
para cumplir mi misión,
bañado en transpiración
hago el trabajo más rudo.
El vuestro es liviano y dudo
que nurse bien parecida
o una mente bien instruida
tenga un alma tan madraza,
yo cuando vuelvo a mi casa
rezaré “misión cumplida”.

PROFESOR 6
Ser enfermera es prudente.
Venda, cura las heridas
y devuelve muchas vidas,
de eso me hago consciente.
Ser cartero, es luz decente.
aunque lejos del progreso
lleva su carta y su peso,
él lo hace con mil amores,
pero, ¿díganme señores?
¿Quién enseña todo eso?

ENFERMERA 7
Acepten la realidad,
que de las tres profesiones
en la enfermera, los dones
son de Cristo. La piedad
es en la mortalidad
la que más da recompensa,
carterito, piensa, piensa,
tú ¿qué haces todavía?
Coge la profesión mía
que es satisfacción inmensa.

CARTERO 7
Cuando les voy a entregar
a señoritas divinas,
a veces me dan propinas
que no puedo rechazar.
Tampoco puedo aceptar
pues no me permiten eso,
y entonces yo les confieso
que les doy cartas de amor,
y sus propinas, mejor
se las cambio por un beso.

PROFESOR 7
¿Los símbolos nacionales
quién los enseña, señores?
¿Quién enseña que las flores
necesitan manantiales
de amor, que son virginales?
¿Que una carta en su portento
lleva un encabezamiento,
un desarrollo, un final?
¿Que una enfermera es panal?
Lo enseño yo sobre el viento.

ENFERMERA 8
En la ONU, en Ibiza,
en el mismo "UASHINTÓN"
si ocurre una situación
dime, ¿qué hago con la tiza?
Si un presidente desliza
su cabeza y se desmaya,
yo entraré allí y ¡vaya!
Si eso no es un privilegio.
¿El profe? En el colegio,
hablando de la papaya.

CARTERO 8
Empresas y grandes bancos
necesitan mis servicios,
les doy grandes beneficios
a todos en todos flancos.
Entrego mis sobres blancos
y voy concienzudamente,
a todo tipo de gente,
cada loco con su ciencia,
le entrego correspondencia
¡inclusive al presidente!

PROFESOR 8
El que escucha la palabra:
profesor, busca la luz,
se despoja del capuz
negro del abracadabra.
Sabe que el vocablo labra
las siembras que sin conjuro
serán de lenguaje puro,
puertas para la instrucción,
colosal educación
para enfrentar el futuro.

ENFERMERA 9
Soy quien la sangre transfunde
a ese niño con leucemia,
doy comida al que la anemia
lo vuelve nada, lo hunde.
Si un respirador se funde
con los códigos, activo
un protocolo y vivo
trato de que esté el paciente,
no pregunten lo evidente:
ese es mi mayor motivo.

CARTERO 9
Y ¿si al profe no les llegan
las cartas de sus currículas?
¿Y si la de las matrículas
a la enfermera no entregan?
Seguro que se las ruegan
a este humilde servidor,
que es un noble cumplidor
como hombre recién casado,
y quien nunca ha extraviado
una carta por error.

PROFESOR 9
El profesor es camino.
El profesor es cautela.
El profesor es la vela
que les alumbra el destino.
El profesor es un trino
escapado del laúd.
El profesor es alud
de enseñanza-aprendizaje.
El profesor y su traje
son de pan hecho virtud.
ENFERMERA 10
Ya me debo despedir,
ya comienzo un nuevo turno,
un pacientito nocturno
hoy me toca hacer reír.
Yo me siento revivir
cuando alivio al encamado,
darles todo mi cuidado,
velar que no pasen frío,
con Jesús al lado mío,
¿existe algo más sagrado?

CARTERO 10
Agradezco a la enfermera
su más cálida atención,
y al profe su invitación
al pizarrón de madera.
Pero hoy alzo mi bandera
de trabajador y obrero,
les doy las gracias, sincero
por vuestro noble servicio,
y vindico el sacrificio
de un servidor, el cartero.

PROFESOR 10
Me despido del cartero,
y también de la enfermera
sabiendo que en la quimera
de la vida soy cimero.
Después de mamá, primero,
después de papá, sin vicios
elimino los prejuicios
con la enseñanza y la voz.
Janice, Rubén, a los dos:
¡Que vivan nuestros oficios!

© Enfermera: Janice Álvarez Losada.
© Cartero: Rubén Sada.
© Profesor: Lewis Estrada.

COLOFÓN...


Son grandes las emociones,
y lo digo con respeto,
que nos deja este terceto,
tres decimeros entrones,
hablaron de profesiones
un cartero a la carrera,
un profe y una enfermera:
Rubén y el buen profe Estrada
y una Janice Lozada,
que también es jardinera.

Todo oficio, ocupación
importa y es necesario,
en nuestro camino diario
mas si no hay educación
no habría la formación,
ni sé adquirirían saberes
para hombres y mujeres,
pa' curar, o hacer esquelas,
hay que ir a las escuelas
y formarse en los deberes.

Hay un ejemplo a seguir
en cualquier oficio nuestro:
Jesús, Divino Maestro
el que vino a difundir
el mensaje de vivir
siendo cabal y sincero;
fue así el más grande cartero,
sanó y devolvió la vida,
convirtiéndose enseguida
en el mejor enfermero.

© Daniel Eduardo Vega Becerra (El Peregrino)...

4 de noviembre de 2019

ROMANCE A LA MADRUGADA


ROMANCE A LA MADRUGADA


Cada día que comienza
lo hace por la madrugada,
y un hermoso tul rubí
es del momento antesala.
El cielo se adorna y viste
con su sayo más naranja.
despidiendo soledades
con reflejo oscuro en su alba.
Y un zorzal anuncia el día
con su himno entre las ramas.

Despierta el hombre de campo,
nace el rito en una pava.
Un desayuno le sigue:
mate amargo y una hogaza.
Así Dios le ha asegurado
en la escrita letra santa:
que da pan al que madruga
y trabaja en forma honrada.
Hay pulso en la mano activa,
¡despierta, aurora temprana!

El lucero lo saluda
con brillo y con elegancia,
titilando intermitente
con estrellas que amalgama.
La luna se le despide,
y en vez de su cara blanca,
se mimetiza de a poco
y al paisano da la espalda.
Muere una noche sombría,
nace una nueva alborada.

De bellas aves canoras
la bóveda se engalana,
y corean al silbido
del peoncito de la estancia.
Todos dan la bienvenida
al pichón de la bandada
que multiplica la vida
en fructíferas mañanas
y espejado en rubias melgas
al astro rey le dan gracias.

En la grieta de la vida
caen semillas, riega el agua
con un sudor que es tan dulce
que prenden brotes del alma.
Y señalando al creador
apuntan tallos y ramas,
premiando frutos con flores
cual magníficas cucardas...
Es la génesis del mundo:
¡todo empezó en madrugada!

© Rubén Sada. 4/11/2019.

VENCER A LA OSCURIDAD

VENCER A LA OSCURIDAD


“Veni, vidi, vici”, ayer (1)
yo vencí a la oscuridad,
afronté la adversidad
y llegó mi amanecer.
En la noche pude “ver”
la inmensa fuerza del viento
y contar con el aliento
de la Palabra de Dios,
que me dijo con su voz:
“¡Jesús soportó el tormento!”

Nueve meses como un ciego
con alguno que otro alivio,
me amigaron en convivio (2)
con la oración, con el ruego.
La gimnasia ha sido, luego
mi gran fuente de calor,
y aunque yo no era cantor
el canto me entretenía,
y de día la poesía
fue mi hobby inspirador.

Ante una prueba demente
yo sugiero en mi experiencia,
que hay que educar la conciencia,
y saber regir la mente.
Gobernar lo que se siente
con un coraje volcánico,
sacar esfuerzo titánico
y nunca perder la calma,
ser sereno en cuerpo y alma
y jamás entrar en pánico.

No pensar la atrocidad
que vibra onda negativa,
meditar la positiva
senda de una actividad.
Vencer a la oscuridad
es posible, lo aseguro,
cual decano conjeturo
que si uno es bien optimista
no habrá prueba que resista
robarnos un buen futuro.

A la oscuridad vencí
nueve meses en la caja,
y esa lúgubre mortaja
se ve, no era para mí.
El disco solar rubí
permuté por sombra inerte,
rogando cambie mi suerte
y que el velo, negro tizne
se convierta en blanco cisne (3)
que me haga huir de la muerte.

Del cerrojo en ese pozo
una tarde escuché un “clac”,
y la puerta sonó a “crac”
provocándome un sollozo.
Se abrió al fin mi calabozo
luego de una eternidad,
un año en la soledad
en las fauces del abismo,
ahí me conocí a mí mismo,
ahí vencí a la oscuridad.

© Rubén Sada. 4/11/2019.

☼☼☼
NOTAS:
1) Veni, vidi, vici. Locución latina empleada por el general y cónsul romano Julio César en 47 a. C., al dirigirse al Senado romano, describiendo su victoria. Se traduce por "Vine, vi y vencí".

2) Convivio: m. Convite, acción y efecto de convidar. Banquete, fiesta.

3) Tradicionalmente, el cisne es una metáfora o representación de luminosidad, claridad, elegancia y pureza. También se suele señalar que esta ave -de hábitos acuáticos- se moja superficialmente y que sus plumas permanecen limpias aún en las aguas más sucias.

ATAÚD

ATAÚD

Yo estuve en un ataúd
dentro de mi calabozo
como un ciego caído al pozo
hondo de la esclavitud.
Todo fue negra quietud,
la noche una eternidad,
fue muerte la oscuridad,
cada minuto fue eterno,
y el silencio del averno
me amigó a la soledad.

© Rubén Sada. 3/11/2019.

CUATRO PAREDES Y UN TECHO


CUATRO PAREDES Y UN TECHO


Del recuerdo de mi pecho
mi psiquis no está prescripta,
yo viví en mi propia cripta:
cuatro paredes y un techo.
La muerte estuvo al acecho
y este hecho me faculta
a escribir poesía culta
que se empeñe en recordar,
hoy, que lo puedo contar,
aun si se me dificulta.
Si hablaran esas paredes…
¡cuánto testificarían!
Muros certificarían
el poder que hay en “¡Tú puedes!”
Mas quiero, sepan ustedes
que el tiempo lo ha derribado
y a escombros ha subyugado
“mi” calabozo canalla,
a una ruina que habla y calla
la mudez de un condenado.
Falleció en un campo yermo,
aquel que llaman “el pozo”,
testimonio silencioso
del monumento al infierno.
Pero vive en el cuaderno
del coraje y la osadía
como humilde poesía
que cada año rememora
a la atroz trituradora
de aquella mente sombría.
Cuatro paredes y un techo
no alcanzaron a apresarme,
y fueron mudo gendarme
de mi custodio maltrecho.
Mas, me sirvió de provecho
lo amargo de la derrota,
pues de mi espíritu brota
fe contra la adversidad,
¡cuántos tienen libertad
pero esta no se les nota!
Cuánta fuerza es el amor
que nos nutre y alimenta,
Dios nos yergue y nos sustenta...
¡Da energía superior!
Tanta es la fibra interior
del poder de la verdad,
que ante negra adversidad
siempre hay luz de amanecer,
y me permitió obtener
fuerzas de la libertad.
Cachetada del destino
que hoy cuatro paredes cuentan
las punzadas que atormentan
mis flores con tanto espino.
Pero igual mi canto afino
en la décima huidiza,
y mi recuerdo se atiza
y en ella viene a cantarme,
solo para recordarme
que también seré ceniza.
© Rubén Sada. 3/11/2019.


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