LA CONSTRUCCIÓN DE UN POETA
Para construir un poeta
en el suelo diamantino,
un arquitecto divino
excava en tierra una grieta.
Comienza a llenar
la veta
con carácter de cemento,
y en el yunque de un tormento
forja de hierro
las vigas,
donde antes hubo ortigas,
cava y construye el cimiento.
Creas, poeta, vida en tu ser...
Luego viene el corralón
a traerle materiales
de mil voces celestiales
construyendo inspiración.
Palabras del
corazón
que aquí escucharán ustedes,
atrapadas en las redes
neuronales de
un castillo,
hace versos de ladrillo
y los apila en paredes.
Creas, poeta, vida en tu ser...
Pone una senda arbolada
con cartel de bienvenida,
para compartir la vida
de su musa enamorada.
Pone una puerta
de entrada
sin trancas ni cerraduras,
y ventanas y aberturas
para escuchar del follaje
a los pájaros que en viaje
trinan épocas futuras.
Creas, poeta, vida en tu ser...
Pone piedra y terciopelo
al rellenar la columna,
(la experiencia es buena alumna
cuando se empezó del suelo).
Mezcla lágrimas de hielo
con arenas de paciencia,
y con cal de su conciencia
va formando la argamasa
para revocar su casa
con el amor como esencia.
Creas, poeta, vida en tu ser...
En tirantes sin quebranto
decide apoyar el techo,
con la fe que hay en su pecho,
caja sonora de un canto.
Tejas de sol son su manto
y un angélico querube
lo ayuda a tocar la nube,
que bendice a la arboleda,
mientras desde la vereda
su plegaria al cielo sube.
Creas, poeta, vida en tu ser...
¡Qué magnífico edificio
estamos viendo construir!
Un poeta ha de existir
con sudor, verbo y oficio.
Mezcla musa y sacrificio
para llegar a la meta,
su mente nunca está quieta
y avanza su vocación,
porque tiene la ilusión
de construirse poeta.
Creas, poeta, vida en tu ser...