EL DEBATE PRESIDENCIAL
(Domingo 15 de noviembre de 2015) en Argentina.
Payada triple: Edgardo Laluz, Hugo Castro y Rubén Sada
—Edgardo Laluz—
Buenas noches paisanada,
de la huella no me tuerzo
y ando extrañando sus versos
amigazo Rubén Sada.
Hagamos una humorada
que hoy mi cerebro se bate
no crea que es un embate,
en mi decir lo distingo
coménteme si el domingo
miró el famoso debate.
—Hugo Castro—
Andará en un menester
o me figuro por àhi,
viendo Chile y Uruguay
por quererse entretener.
No me quiero entrometer
pero me dio un acicate,
porque hablando del debate
aunque análisis no luzco:
"puro ladrido, cual cuzco
pa´afirmarse en el embate".
—Edgardo Laluz—
No es ninguna intromisión,
mi buen amigo Hugo Castro,
si es que me ayuda algún astro
yo le daré mi visión.
Esperaba esa cuestión
y no digo un disparate,
porque pa’ mí fue un combate,
donde el verso fue fluido:
¡terminé más confundido
que antes que empiece el debate!
—Rubén Sada—
¡Por esta invitación, gracias,
amigos Edgardo y Hugo!
Saquémosle al tema jugo
y hagamos mental gimnasia.
Cualquier payada me sacia,
mucho más que un buen debate
pues la mentira me abate.
Yo prefiero un contrapunto,
que es un debate presunto,
pero entre dos, que son vates.
—Edgardo Laluz—
Qué bueno que haya venido,
le había perdido el rastro,
me comentaba Hugo Castro
que estaba viendo el partido.
Le juro estoy confundido
y es capaz que usted me ayuda,
su respuesta es macanuda
porque entre tantos embates
el tan mentado debate
me dejó un montón de dudas.
—Hugo Castro—
Si usted tiene un entripado
y más, siendo carnicero,
de sus dudas compañero
me haré cargo, preocupado.
Disculpe, me había marchado
y aunque no sea sesuda,
tal vez mi respuesta acuda
a aclararle un poco el mate,
del tan mentado debate,
dígame, ¿cuál es su duda?
—Rubén Sada—
Su duda ¿será temática?
Aunque yo no soy psicólogo
le digo que dos monólogos
no es lo mismo que una plática.
Fue conversación errática
y el tema espinoso abordo,
yo en palabras me desbordo
porque todos preguntaban
pero no se contestaban
como un diálogo de sordos.
—Hugo Castro—
Tiene razón Rubén Sada
decir: "no me contestaste"
es como decir pifiaste
y de pelota parada.
Usted ya sabe, no hay nada
más fulero que medir
el continuo ir y venir
sin espumar caldo gordo,
pero no existe peor sordo
que aquel que no quiere oír.
—Edgardo Laluz—
¡Pido perdón aparceros!
¡No es que al tema le haga asco!
Taba cortando churrascos,
ya saben, soy carnicero.
Yo les voy a ser sincero
porque les pedí un barato
y en el verso me desato
pa’ dirimir sin temor
y saber cuál es mejor
entre los dos candidatos.
—Rubén Sada—
Cada cual hará su juego
porque así es la democracia,
en el cuarto “oscuro”, ¡audacia
es no votar como ciegos!
Yo pregunto, desde luego,
y a mi duda deme oído,
pregunta que me hace ruido,
suélteme su propia rienda,
responda y no se me ofenda:
A usted: “¿en qué lo han convertido?”
—Hugo Castro—
Yo nunca fui de ocultar
mi parecer ciudadano
y menos si tengo a mano
motivos para opinar.
Por eso voy a dejar
aquí mi opinión ya mismo,
como ya salté un abismo
de otrora tiempo nefasto,
por "Cambiemos", no me gasto
no voto liberalismo.
—Rubén Sada—
Yo no ocultaré ni oculto
mi deseo de libertad,
que se sepa la verdad
y a la honradez se haga un culto.
La injusticia es un insulto,
el hambre una cachetada,
la miseria es una espada
que parte al país en dos,
país bendito por Dios
que no acierta la jugada.
—Hugo Castro—
Apareando la sextilla
que viene de maravilla
para esta grata reunión,
Laluz, le pregunto al punto,
que no le esquive al asunto
y también dé su opinión.
—Edgardo Laluz—
Pa’ mí el debate que viene
pa’ que no existan más cucos
debieran jugarlo al truco
así el pueblo se entretiene.
Es lo que más nos conviene
que se midan los rivales
y para evitar los males
los gastos y tantos viajes,
que también el balotaje
lo definan a penales.
—Rubén Sada—
La buena idea del truco
tiró Edgardo en recitada,
las cartas están echadas
y el tema ya está caduco.
y el tema ya está caduco.
Será un duelo sin trabuco,
un combate entre dos astros,
no le perdamos el rastro
distingamos quién es quién,
¡saluda a Laluz, Rubén,
y salud, don Hugo Castro!
Autores: Edgardo Laluz, Hugo Castro y Rubén Sada.