APÓSTROFE AL VERANO
que en el tiempo se consume,
mi incomodidad lo asume
mientras el calor se atiza.
Hacia la altura cobriza
brota este apóstrofe sano,
y se traslada a mi mano
con latidos de frescor:
—Respóndeme, por favor…
¿Por qué has venido, verano?
o el porqué de tu venida,
si era tan linda mi vida
sin tanta transpiración!
¿Por qué, verano ladrón,
me hurtaste la primavera?
¿En qué insólita quimera
tu promesa mentirosa
ha marchitado a la rosa
con un clima que oblitera?
Aridez y enfermedades
son las plagas con que invades
al adulto, niño, anciano.
Tu sol colosal, malsano
'cancerínamente' diestro
es para la piel secuestro
mientras Alighieri pacta
con Mefisto, que se jacta
en este infierno siniestro.
¿Por qué te quedas, estío,
con tu horrible tostador
que castiga con fragor
los techos del caserío?
Solo anhelo algo de frío
o alguna pizca de viento,
pero es tu calentamiento
lo que me incinera a diario
en el horno refractario
de esta selva de cemento.
Solo me gusta tu lluvia
porque soy espiga rubia
que madura con el guano.
Un termómetro inhumano
que sube al cielo, se enrosca
con sequía, que a la tosca
mantiene resquebrajada,
y aquí no puedo hacer nada
contra el mosquito y la mosca.
ni podrás acrisolarme,
aunque intentes cocinarme
en tu parrilla de gas!
¡Vade retro! ¡Ponte atrás!
¡Yo te daré un escarmiento!
Y con la fuerza del viento
que sopla en marzo, bisoño,
¡te encadenaré al otoño
y allí tendrás vencimiento!