AMOR ENTRE LEÑA Y FUEGO
En el piso de un fogón
se encontraron Leña y Fuego,
y de ella escuché un ruego:
—¡No me incineres,
Nerón!
No quiero ser tu
carbón
ni el propósito en tu
vida,
ya sé el instinto que anida
en tu afán de
consumir...
¡Algo más quiero vivir
luego del hacha
homicida!
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Oí al Fuego responder:
—Vivirás lo que yo
quiera,
pero adentro de mi
hoguera
mi combustible has de
ser.
Ya no habrás de
florecer
ni raíces vas a echar,
sos la ofrenda en este
altar
que legó el hacha
malandra,
y ahora en la salamandra
haremos tibio este
hogar.
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Otro intento de amnistía
hizo a Leña amenazar:
—Si tú me vas a
quemar,
¡ten cuidado en tu
herejía!
Será tu fin, mi agonía
y del incendio presumo
que los dos en el
consumo
juntaremos cicatrices,
yo seré cenizas grises
y tú no serás ni
humo.
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La crisis de identidad
perturbó al creído Fuego,
que al oír, comprendió luego
que encontró a su otra mitad.
¿Simbiosis? ¿Fraternidad?
¡Qué absurda dicotomía!
Juntos eran energía
con caricias o reproches
pero sin Leña en las noches
él tampoco viviría.
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Como una escena burlesca
Fuego y Leña, Leña y Fuego
fueron resignando el ego
cuando una mano dio yesca.
Comenzó así la dantesca
despedida de la tarde,
ya ninguno hacía alarde
y eran luz en el crepúsculo,
cual un fósforo minúsculo
puede ser un bosque que arde.
🔥
En el seno de un hogar
rechinaban sus gemidos,
dos amantes encendidos
como Dios dijo: a la par.
Leña y Fuego, un crepitar
besándose con ardor,
y del colosal calor
en la pasión se extinguieron
y los dos se consumieron
en la hoguera del amor.
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© Rubén Sada. 26/12/2020.
🔥 🔥 🔥 Las figuras retóricas utilizadas en este trabajo son la PROSOPOPEYA, que consiste en atribuir cualidades propias de un ser racional o animado a otro inanimado y la METÁFORA.