11 de febrero de 2014

A TU ALMA ADORMECIDA ( Poema contra el alcoholismo, de Juan Arrestía )


A TU ALMA ADORMECIDA
I

Pa vos muchacha que andás
de noche de un lado al otro
y a tus amigos, nosotros,
tus encantos dedicás.
Pa' vos que te emborrachás
en la noche cruel, del vicio
y a tu alma el sacrificio
de tus alegría le impones
yo te pido me escuches
pues mi sentir no es ficticio.

II

Tu vida no me interesa,
pero le canto a tu vida,
a esa almita adormecida
que es hija de tu pureza.
A la escondida belleza
de tu alma yo le canto,
sí, muchacha, a tu quebranto,
que ahogar con alcohol querés,
pero ahogarlo no podés
y a solas matas, con llanto.

III

Yo te pido, no desdeñes
mis palabras, muchachita,
pues quiero que de tu almita
mis sentimientos se adueñen.
No muchacha, no te empeñes
en mostrar lo que no sientes,
la blancura de tus dientes
no marquen tu carcajada
que allí, en tu risa alocada
está tu dolor latente.

IV

Sí, ya sé, que me interesa
de tu vida, ya lo sé,
que lo que vos padecés
está en tu hermosa cabeza.
Qué me importan tus tristezas
si soy como los demás
que solo buscan el fugaz
placer que tu carne brinda,
perdón, muchachita linda,
ya no puedo hablarte más.


Juan Arrestía

Versos ( de Juan Arrestía )



VERSOS


I

Si el corazón que uno tiene
no fuera tan papanatas
que te hace meter la pata
con las cosas que nos viene,
si al corazón que uno tiene
lo dominara la mente
vos sabés qué diferente
sería todo muchacho,
no creas que estoy borracho
son cosas que uno las siente.

II

Cuántas veces he tenido
ganas de dar un trompazo
y me sujetó los brazos
el chabón con sus latidos.
Cuántas veces le he pedido
déjame; déjame hacer
pero tuve que ceder
porque él me lo reclamaba
y al hacerlo lagrimeaba
lo mismo que una mujer.


Juan Arrestía

8 de febrero de 2014

A MI PIBE LE PEGUÉ (de Juan Arrestía)



A MI PIBE LE PEGUÉ

I

Saben muchachos, anoche
a mi pibe le pegué.
Estuve mal, ya lo sé
no merecía ese reproche.
Pero, muchachos, anoche
le pegué una cachetada,
sus pupilas empañadas
por las lágrimas aún veo
y confesarme deseo
porque él no me hizo nada.

II

Mi purrete es juguetón
como todos los cachorros
y como será de chorro
que me afanó el corazón.
Cuando tiré el bofetón
yo lo quise retener,
mas, mi mano fue a caer
sobre su tierna mejilla
y allí quedó en una silla
queriéndome comprender.

III

Porque él no me hizo nada
para que yo le pegara
y se tocaba la cara
y me seguía su mirada.
Debió quedarme estropeada
la mano que le pegó
porque hacía un rato, yo,
en esa misma tarde,
había sido un cobarde
con uno que me insultó.

IV

Me insultó y bajé la frente
porque él es muy poderoso,
entendés bien, mi mocoso,
me insultó y bajé la frente
y rechinando los dientes
con rabia, indignación
me arañé en el corazón
pa' no saltarle al pescuezo
y en vos desahogué por eso
la hiel de mi humillación.

V

Pero después te besé,
cuando vos, hijo, dormías,
y el perdón que te pedía
solamente yo lo sé.
Pero la frente bajé
y la razón me sobraba
mas, qué importa, si él mandaba
yo tenía que obedecer,
¡A mi pibe le pegué!
mientras otro riendo estaba.


Autor: Juan Arrestía

7 de febrero de 2014

UNA CARTA (por Juan Arrestía, el poeta nochero, de Quilmes)



UNA CARTA

I

Para ustedes fabricantes
de juguetes pa' los pibes,
lean esto que hoy escribe
un corazón atorrante.
Quizás seré un ignorante
y a mí qué me importa serlo,
mas, si llego a conmoverlos
con esto que hoy les escribo
seré feliz mientras vivo
aunque les cueste creerlo.

II

Nunca he sido un erudito
ni un estadista tampoco.
Eso sí, quizás un loco
con alma de pajarito.
Soy dueño de un cachorrito
que hoy es toda mi ilusión
y me sangra el corazón
al leer esas propagandas
que ustedes por ahí se mandan
a su noble producción.

III

De cañones, carabinas,
tanques, ametralladoras,
linda oferta, seductora,
para esa infancia divina.
O es que no hay bastante ruinas
en este mundo atrofiado,
o es que no estamos cansados
de llorar aquí en la tierra
los horrores que las guerras
con sus armas han dejado.

IV

Sé que a ustedes no interesa
lo que yo pueda decir
pero han de tener que oír
lo que aquí mi mente expresa.
Déjense, señores, de esas
producciones criminales
o es que no hay bastantes males
para que así, de criaturas,
les enseñen las torturas
de esas armas tan brutales.

V

No fabriquen armamentos
aunque sean de juguete.
Déjenlos a los purretes
que rían, jueguen al viento,
hagan ecos a los lamentos
de esas madres desgraciadas
que miraron destrozada
la vida de aquel que amaron,
por las armas que cargaron
almas brutas, desalmadas.

Juan Arrestía. El poeta nochero, de Quilmes

Información sobre los "niños soldados" en
http://en.wikipedia.org/wiki/Military_use_of_children
Grace Akallo de Uganda. Niña soldado: http://en.wikipedia.org/wiki/Grace_Akallo
Grace Akallo fue secuestrada por la milicia de Joseph Kony en 1996 para ejercer como niña soldado.

LA PRIMERA QUINCENA

LA PRIMERA QUINCENA

I

Voy a contarte una escena
que la viví allá en mi casa,
son esas cosas que pasan
y toda el alma te llenan.
Llegué a la hora de la cena
medio cansao del laburo,
con unas ganas, te juro,
de sentarme allá en la mesa
y darle a unas milanesas
tranquilito y sin apuro.

II

Lo notaba, sobradora,
la mirada del cachorro,
medio le amagué un mamporro
pero dijo mi señora:
respétalo, che, que ahora
anda con plata el mocoso
y el chabón espamentoso
en gesto que estuvo un kilo,
metió la mano en el grilo
y dijo ceremonioso:

III

"Chapá, viejo, aquí tenés",
me aclaró con desparpajo.
"Hoy cobré allá en el trabajo,
es el sueldo de este mes.
Después, si vos querés
algún cien, me resbalás".
Decime, che, vos te das
cuenta que satisfacción,
sentí en aquella ocasión,
decime que la junás.

IV

El que no entiende estas cosas
pa' mí, che, no sabe nada,
pensarás que son pavadas
pero en el fondo, ¡qué hermosas!
Se prenden como ventosas
y al corazón te lo dopan,
me atraganté con la sopa
y yo pa' disimular
volví de nuevo a llenar
con vino tinto la copa.

V

Y mientras me lo tomaba
mis recuerdos se alejaron,
hasta los días volaron
en que era pibe y yugaba.
Los patrones me pagaban
15 pesos por quincena.
Hoy que revivo esta escena
encamada en el purrete,
créemelo, che, gran siete
que hasta sentí algo de pena.

VI

Mi viejo que ya no está
se me piantó, mala suerte,
yo era borrego y la muerte
se lo llevó a descansar.
Venía de laburar
una noche, así, igualita,
traía apretada la guita
pa que no se me perdiera.
Él estaba en la catrera
y a su lado mi viejita.

VII

Calculá, yo no sabía
lo que en mi casa pasaba.
Era pibe y no junaba
la tristeza de esos días.
Le dije con alegría:
"Tomá, papá, me pagaron"...
Me acuerdo que se miraron,
yo no sabía ni medio,
si tal vez ni pa' un remedio
esos pesos alcanzaron.

VIII

Sabés qué esfuerzos hacía
pa' que no me deschavara,
algo que aquí por la cara
correr con ansias quería.
Pa' no enturbiar la alegría
del pibe me serené,
pero después que cené
diciendo "Gil, no me falles"
chapé la puerta de calle
y a caminar me largué.

Autor:
Juan Arrestía. El poeta nochero, de Quilmes

5 de febrero de 2014

DEJÁ QUE BAILEN EL ROCK ( Poema de Juan Arrestía )

rock versus tango


DEJÁ QUE BAILEN EL ROCK

I

Lo sé, que no despreciás
al tango, muchacho, no,
si la moda trajo el Rock,
por ser moda, lo bailás.
Si por las calles cruzás
esa música silbando
adentro te está sobrando
lugar para el dos por cuatro,
lo de ahora es un teatro 
que hay que ir protagonizando.

II

Si lo moderno ha querido
un nuevo baile imponer 
no nos vamos a poner 
como un pibe a los berridos.
Si las pibas han pedido 
un ritmo enloquecedor 
nos vas a pasar calor 
hablándole de la luna,
los tiempos de la laguna
ya se acabaron, señor.

III

Si los muchachos del Norte 
de mano nos han ganado 
es porque se han avivado 
qué vamos a andar con cortes.
Y parecemos consortes
que la van de doloridos,
nosotros hemos querido 
que ellos su música impongan 
y hoy cantando una milonga 
sollozamos compungidos.

IV

Y nombramos a Gardel,
a Arolas, al Pibe Ernesto,
si nos encajan el pesto 
ellos qué tienen que ver.
Que si vuelven a nacer
de vergüenza morirían,
no viejo, si en esos días 
en que estos ñatos vivieron 
ritmos extraños vinieron 
y nadies quedó en la vía.

V

No nos vamos a olvidar 
de que Gardel con su voz 
cantaba el Simmy y el Fox 
y hasta lo supo bailar.
Que aplaudimos a rabiar 
cuando él allá en Hollywood
a esas rubias de New York 
les cantó con tanta cancha 
y hoy nos parece una mancha 
de que aquí se baile el Rock.

VI

Y Arolas no fue pa' allá
llevándose el bandoneón,
al país del Charlestón 
su música a ejecutar.
Y una alegría sin par 
el cuore nos invadía 
cuando los diarios decían 
que Don Eduardo triunfaba 
porque allá en Francia bailaban 
el tango que se imponía.

VII

De tanto sentir broncar 
a veces muchachos, pienso, 
que ha terminado D'Arienzo,
que no lo dejan actuar.
Que ya no habrán de cantar 
Marino, Vidal, Mauré,
que Edmundo Rivero no es, 
que están todos en gayola,
porque enfermos de la gola 
no tienen nada que hacer.

VIII

No viejito, son mentiras,
el tango siempre es el tango,
nadies le quita su rango 
ni nadies con él se tira.
Sus compases no se espiran 
del espíritu porteño 
porque él es señor y dueño 
de toda la muchachada...
¡Que se dejen de pavadas!
¡Que duerman, si tienen sueño!

IX

Yo escuchaba el otro día 
chillar a un punto cabrero 
contra el núcleo petitero 
por esas cosas que hacían.
Y yo que lo conocía 
no me pude contener 
y le dije 'qué querés,
si allá en tu laburo camba 
donde ganás tantas gambas 
te hacen hablar en inglés.

X

Y a ese pibe que tenés 
pa' labrarle un porvenir 
a una escuela lo hacés ir
donde le enseñan francés.
Entendés o no entendés 
yo te daría la razón
si allí chillaras, chabón,
y te hablo en serio, no en broma,
tener que hablar otro idioma
para ganarte el bullón.

XI

Y estás aquí, en la Argentina,
no allá en Francia ni Inglaterra,
lo que no querés es guerra 
pues sos una catramina.
Quedate allá en la cocina,
prendé la calefacción
y no pasés papelón 
hablando de tu mocedad,
que sólo inspirás piedad
pa' hacerte una suscripción.

XII

Dejá que bailen el Rock
los muchachos, si ellos quieren,
que nuestro tango no muere,
tenemos un buen stock.
Conseguite un lavarropa,
metete allí todo junto
y no olvidés este asunto,
bailarán con frenesí,
mas, pa' que ella diga sí:
se prenden a un tango y punto.

Juan Arrestía. El poeta de Quilmes

4 de febrero de 2014

ABAJO Y HACIA AFUERA... (Paul Williams) Musical de Bugsy Malone, de Alan Parker


ABAJO Y HACIA AFUERA... 
Abajo, abajo, abajo y hacia afuera...
Tú no tienes que quedarte sentado quejándote.
¡Pelea, ante el modo en que tu vida se está liquidando!
Piensa en todo el tiempo que estás perdiendo
Y el tiempo es algo precioso para dejarlo pasar.

Seguro que ya has llegado a la parte inferior.

Pero recuerda: ¡Serás la construcción desde cero!
Cada día estarás un paso más cerca del cielo.
Por lo que ¡date una oportunidad! ¡Inténtalo!

Abajo, abajo, abajo y hacia fuera...


Tú no tienes que sentarte deprimido

por la forma en que la suerte te engañó.
Fortuna zarpó, te perdiste el barco
y encontraron que te habían dejado atrás.

¡Lucha, lucha o pelea un poco más

hasta que sepas que el mundo está listo para recibirte!
La dama de la suerte es un pájaro cambiante
pero ella será la que cambiará tu mente.

Tú no tienes que quedarte sentado quejándote.

Pelea ante el modo en que tu vida se está acabando.
Para ser un hombre, sépalo, ¡no puede ser cierto!
¡No lo des por perdido, hasta que lo intentes!

Tú no tienes que quedarte sentado quejándote.

Pelea ante el modo en que tu vida se está acabando.
Para ser un hombre, sépalo, ¡no puede ser cierto!
¡No te des por vencido si no lo intentas...
Así que... ¡date otra oportunidad!

Estamos marchando arriba, arriba, arriba y afuera...


© (Paul Williams) Musical de Bugsy Malone



3 de febrero de 2014

ESTACIÓN DE VÍA MUERTA

Letra: Luis Domingo Berho. Música: Francisco Chamorro




Estación vieja y deshecha
que fuiste una romería,
cuando era todo alegría
pa los tiempos de cosecha.
Hoy parece que te pecha
el mancarrón del olvido,
quién sabe por dónde han ido
bolseros y capataces,
hombres fuertes y capaces
que pa siempre se han perdido.

Ya no se ve ni un linyera
pal lao del embarcadero,
ni una estiba con letrero
de una firma cerealera.
Ya por tu enorme tranquera
no dentra ninguna chata,
el carrero no desata
su famosa caballada,
ni descarga en la planchada
las bolsas por la culata.

Ya no hay muchachas bonitas
paseando por el andén,
que iban a esperar el tren
en las lindas tardecitas.
Contra tus vías limpitas
no se estrella el sol radiante,
y en esa quietud constante
de las ruinas que allí quedan,
ya ni se mueve la rueda
de tu molino gigante.

El cambista no camina
con la blusa azul aquella,
ni la máquina resuella
con su aliento de neblina;
ya no están en la oficina
ni el jefe ni el auxiliar,
ya no se oye repicar
el telégrafo tampoco,
y los gorriones, de a poco,
han terminao por copar.

Tu señal está tranquila,
tus galpones carcomidos;
en esos rieles dormidos
ya no hay vagones en fila.
Ya no se ve ni una pila
sobre tu playa desierta;
tu campana no despierta
y es su badajo oxidao...
¡un lagrimón olvidao
llorando una vía muerta!

2 de febrero de 2014

PATIO DE LADRILLOS (de Celia Medhurst)



PATIO DE LADRILLOS

(Milonga, por Celia Medhurst)

Cuando de tanto en tanto me detengo y recuerdo
pasajes de una infancia que se perdió a lo lejos 
entre los nubarrones de un cielo oscurecido
enancado al recuerdo de momentos vividos 
cabalgando distancias en tropillas de olvidos 
los vientos se llevaron mis presencias de niño.

Cuando cae la tarde entre sombras regresan 
el patio de ladrillos, las aves y los perros
mamá cebando mate, yo echando leña al fuego 
un banco, una manea, mi tarrito lechero 
y colgando de un clavo un farol mañanero 
bostezando callado su cansancio de viejo.

Después el tiempo ¡ah tiempo! se anudan los recuerdos
la vida que nos lleva por caminos diversos
tras un telón oscuro de años con inviernos
de fechas que se borran, de murmullos sin ecos
Se fueron marchitando las flores de mis tiempos
el patio de ladrillos y, qué se yo, mis sueños.

Celia Medhurst


19 de enero de 2014

A LAS TRES DE LA MAÑANA ( poema de Juan Arrestía, el poeta nochero de Quilmes )

sueños


A LAS TRES DE LA MAÑANA

I

Por el barrio caminando
que vio mis años correr
en la esquina me paré
y allí me quedé pensando.
Un pucho se iba apagando 
en mis labios despacito 
y allá a lo lejos el pito 
de la ronda me decía 
que andaba la policía 
bien alerta al primer grito.

II

Recostao en el buzón 
las manos en los bolsillos 
oía el canto de un grillo 
serenatero y burlón,
como pidiendo perdón 
a la calma interrumpida 
las campanadas perdidas 
de un reloj dieron las tres 
y un perro vago la sed 
en un charco vio atendida.

III

Un curda trastabillando 
pasó quién sabe hacia dónde,
un gallo al otro responde
allá a lo lejos cantando.
La luna como deseando 
dormir se acuesta cansada 
broncando con la parada 
que hace un rato se perdió 
pasa chivo un jugador 
que palpitó una clavada.

IV

Del boliche de la esquina 
ya todos se han alejado 
y el gallego apresurado 
bajó pronto las cortinas. 
Cacarearon las gallinas 
detrás de un tapial cercano 
señal que alguno las manos 
metió pa' tirarse un lance 
y lo sacara del trance 
el producto de ese afano.

V

Pasa luego un colectivo 
llevando a los rezagados 
que por haber trasnochado 
sacan patente de vivos.
Mostrando su porte altivo 
sigue el auto de un bacán, 
el pucho me dio señal 
que ya se había apagado 
y arrojándolo a un costado 
dejé a mi mente soñar.

VI

Los ojos entrecerré 
y vi a mi madrecita 
santa y pura viejecita 
que es manantial de mi fe. 
Cuando sin padre quedé 
ella fue todo en mi hogar 
si aún la escucho gritar 
cuando cosas de criaturas 
hacíamos travesuras 
para oírla rezongar.

VII

Fue mi primer pensamiento 
para esa madre, mi vieja,
que nunca jamás se aleja
de mí, tan solo un momento.
Como ráfaga de viento
los recuerdos me golpearon 
y mis ideas volaron 
hacia otros tiempos lejanos 
cuando sus límpidas manos 
mis tiernas horas guiaron.

VIII

Me vi purrete en la calle
echada hacia atrás la gorra
gritando: ¡bolita porra!
a quien guste y a quien raye.
Y pa' que el pulso no faye
lo aligeraba en la tierra,
hoy que el mundo me hizo guerra
yo soy la bolita, pienso,
que en el hoyo del suspenso
sus ilusiones encierra.

IX

La rayuela, la escondida,
el vigilante y ladrón,
y el grito de: ¡ojo el botón!
que nos daba la corrida.
Hoy que juego al rango y mida
con la suerte ingrata y cruel
quisiera volver a ser
aquel pibe vagabundo
que no sabía que el mundo
era amargo cual la hiel.

X

En una pieza cualquiera 
se cabreó un despertador 
pidiendo al laburador 
que dejara la catrera.
Y así chapé la vereda, 
me fui silbando entre dientes,
para seguir la corriente 
de este mundo que es pa' mí
el derrotero sin fin 
donde se arrastra la gente.

Juan Arrestía (El poeta nochero, de Quilmes)

Con tu visita yo vibro./ Tu regalo apreciaré,/y te obsequiaré mi libro/ si me invitas un café.

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