BOSTA Y GAS-OIL
Deambulo por la ciudad, mezcla de bosta y gas-oil,
mezcla de smog y cartón, de suicidio y soledad.
Vago errante en la metrópoli, cóctel de humo y alcohol,
cópula de sexo y pasión, de desprecio y desamor.
Gigantescos ataúdes, mil colosos de cemento
que se yerguen muy conspicuos penetrando el negro cielo,
con señores que están vivos y esclavos que viven muertos,
fabricando para otros más toxinas, más venenos.
Ordenadas se nos muestran disciplinadas colmenas,
conteniendo vida y muerte, festejando triunfo y pena,
esfumando la esperanza del que espera, del que sueña,
para poder perpetuar lo frágil de este sistema.
Momentos fugaces sacan, que irán al fondo de la cloaca,
y la muerte como trampa, ríe, acecha, me amenaza,
llevándoles sucias aguas al fondo de la garganta,
tapando de humo el pulmón, mientras un bosque se tala.
Calles llenas de basura son el paisaje de hoy.
Unos tiran, otros juntan para así sobrevivir.
Los indigentes se matan por un poco de cartón,
y los pudientes cometen toda clase de exacción.
Conviven en la ciudad el retraso y el progreso,
y los pobres a caballo, de la basura hacen guiso,
y convierten en occisos a envejecidos débiles,
y nadie es casto ni célibe y de la ley: caso omiso.
Van quedando los recuerdos de la ida “clase media”
que trabajaba y feliz construía a la Argentina.
Sendas clases en disputa pugnan por el control hoy,
mientras tanto, y en el medio, a mí se me fue la vida
corriendo en calles perdidas: Esquivando bosta y gas oil.
*© Rubén Sada. 2/05/2012.*