16 de julio de 2013

EL OCASO DE SEPTENTRIÓN

Dragón vs águila

EL OCASO DE SEPTENTRIÓN


Cunde la noche terrestre,
y oscurece en Septentrión.
Amanece desde el Este,
se enciende el fuego del Sol.
Sigue girando la Tierra,
en su epílogo veloz.
El planeta no es más verde,
toma el color del “Dragón”.
Los pudientes son potentes,
mas, no alcanza cuántos son,
pues los pobres, por millones,
capturan toda nación.
Desde el vientre del abismo
resucita una legión.
Los misiles, ya no ocultos,
iluminan en fisión.
La balanza del poder
hacia el naciente se inclina.
Y se diezma al ajedrez
con racismo, odio, ira.
Cuesta entender las palabras,
cuesta leerlas, decirlas.
Blanco y negro ya no cuentan
en la existencia amarilla.
Con el duro puño izquierdo
duros edictos se firman.
La crueldad dictatorial
es peste que se confirma.
La potestad capital
ya no es la gran mentira.
La brutal autoridad
es aire que se respira.
Los de arriba, ahora abajo
clamarán a un nuevo dios.
Su dios de papel ha muerto,
y otro surge en gestación.
Desde el vientre del abismo
va asomando Meridión.
¡He aquí! ¡Llegó el ocaso!
¡Ha caído Septentrión!


Rubén Sada – 06-05-2013.


Más sobre este tema:

EL DESPERTAR DEL DRAGÓN

13 de julio de 2013

UNA HISTORIA (TEXTO PARA CONSTRUIRLA EN LA MENTE)

rutina


UNA HISTORIA

Un hombre.
Una mujer.
Una mirada.
Una flor.
Una caricia.
Un beso.
Una ilusión.
Un príncipe azul.
Una bella princesa.
Una promesa de amor.
Una pasión.
Un casamiento.
Un hogar.
Un empleo.
Un ama de casa.
Una madre.
Un padre.
Un televisor.
Una rutina que marchitó a la flor.
Una discusión.
Una traición.
Un grito.
Un altercado.
Un cuchillo.
Un forcejeo.
Un tajo.
Un charco.
Un patio.
Una soga.
Un árbol.
Un salto.
Una razón.
Una pena.
Una historia.


© Rubén Sada - ‎21‎ de ‎febrero‎ de ‎2012

¡CUÁNTO AGRADEZCO EL SABER! (Soneto en homenaje al libro - Día Mundial del Libro)

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¡CUÁNTO AGRADEZCO EL SABER!


(Soneto hexadecasílabo)


¡Cuánto agradezco el saber que me prodigan los libros!
Redimido del pasado, mi mente comienza a ver.
Siento que estoy liberado. ¡De la ignorancia yo emerjo!
Cuando en ellos me sumerjo lloro, río, sueño, vibro.

Agradecido yo estoy a ese cúmulo de letras
que en mi espíritu penetra y me dice adónde voy.
En sus páginas admiro sabidurías y ciencias,
palabras que a mi conciencia le regalan un respiro.

Con ellos siento el poder, con ellos me gratifico,
lo inexplicable yo explico, pues me ayudan a entender.
Nunca paro de crecer, mi impulso no se detiene,

y de sus versos proviene la más conspicua energía,
sea de noche o sea de día comienzo a resplandecer,
me iluminan y me guían... ¡cuánto agradezco al saber!


© Rubén Sada 29-08-2012
Homenaje al libro. 23 de Abril, Día Internacional del Libro

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11 de julio de 2013

Adverbios (Compuesto íntegramente con adverbios, el lector hace la historia en su mente)



ADVERBIOS 

Conmigo. Íntimamente. Contigo.
¡Adelante! Ahí.
Anteanoche, anoche, hoy, mañana,
pasado mañana, constantemente.
¿Dónde?
Aquí.
Enseguida.
Rico.
Sabroso.
Duro.
Máxime.
Encima.
Adentro.
Afuera.
Ahora allí.
Arriba.
Abajo.
Sí. Justo.
Cada vez más.
Con gusto.
Bien.
Lentamente.
Profundamente.
Así, de ese modo.
Sí. Delante.
Pronto.
Deprisa.
Rápidamente.
Ahora. Detrás.
Apenas. Poco a poco.
Despacio.
Sensiblemente.
Mientras tarde, mejor.
Bastante dentro. Del todo.
Cerca de.
En breve.
Justo cuando.
Casi casi.
Por fin.
Finalmente.
Exacto.
Ya.
...
Cuánto. Muy mucho.
Aquí, allí, en todas partes.

Autor: Rubén Sada.
Un escrito compuesto íntegramente con adverbios, 
publicado en el libro DESOPILANCIA SONRISADA.

SETENTA BALCONES Y NINGUNA FLOR

Setenta balcones y ninguna flor


SETENTA BALCONES Y NINGUNA FLOR


Setenta balcones hay en esta casa,
setenta balcones y ninguna flor.
A sus habitantes, Señor, ¿qué les pasa?
¿Odian el perfume? ¿Odian el color?

La piedra desnuda de tristeza agobia...
¡dan una tristeza los negros balcones!
¿No hay en esta casa una niña novia?
¿No hay algún poeta lleno de ilusiones?

¿Ninguno desea ver tras los cristales
una diminuta copia de jardín?
¿En la piedra blanca trepar los rosales,
en los hierros negros abrirse un jazmín?

Si no aman las plantas no amarán el ave,
no sabrán de música, de rimas, de amor.
Nunca se oirá un beso, jamás se oirá un clave...
¡Setenta balcones y ninguna flor!

Autor: Baldomero Fernández Moreno

9 de julio de 2013

ATROPELLO JURÍDICO

poema divorcio


ATROPELLO JURÍDICO

“Tú [eres] mi mujer, aunque lo niegue el juez”. 
(Ricardo Arjona)

Treinta años probaron nuestro amor
testeados en control y auditoría.
No puede abolir Su Señoría
lo que el alma tanto tiempo acunó.

En complejas cuestiones del amor,
no puede algún juez dictar sentencia.
Y no tiene la justicia ingerencia
en asuntos que rige el corazón.

No existe todavía ley ni ciencia
que dicte la condena del sentir.
Jamás mi alma se alejará de ti
por más que no tuviera tu presencia.

No entiendo esta decisión fatídica,
si tanto te amé como un adicto,
si la separación es veredicto,
podría ser aberración jurídica.

Aún si hubiera fallo de divorcio
no tiene el extraño atribución
de ordenar nuestra disociación,
de alianzas que hicimos en consorcio.

Y ¡qué atropello jurídico sería
un divorcio de nuestro cuerpo y bienes!
Pues si aún la muerte sobreviene
conmigo y para siempre tú estarías.

© Rubén Sada.  21/04/2011.

HUNDIDO Y CON ZAPATOS DE CEMENTO



HUNDIDO Y CON ZAPATOS DE CEMENTO


“Hundido en el horizonte soy polvareda que al viento va”. 
Zamba de mi esperanza – Luis Profili

Presumo que te perdí pues no tengo tu presencia,
y me hallo solo en mi ausencia, pues por ti siempre viví.
Me quemé a fuego lento, caminando lentamente,
arrastrando todo el peso de zapatos de cemento.

Estos pesados zapatos que arrastro desde el pasado
me han mantenido anclado a ti y tu bello retrato.
Hoy me siento empantanado a riesgo de estar hundido,
tengo mi espíritu herido, mi corazón quebrantado.

La promesa de los años siempre fielmente cumplí,
con los principios que en mí, de niño se han implantado.
Hoy, la muerte a cada rato, me muestra su rostro feo,
la esquivo como en rodeo y de huir de ella trato.

Quiero llegar al momento ‘confesando que he vivido’,
total, ya lo construido me permite irme contento.
Los zapatos de cemento me sacaré y ya descalzo,
podré hacer frente al cadalso cuando ya no tenga aliento.

Me niego a dejar de amar, me rehúso, me rebelo,
sentirme amado es provecho y de vital necesidad.
Pero hoy me siento deshecho, comprobando que no hay tiempo,
y un bendito salvavidas mi brazo quiere aferrar.

Aquí estoy, empantanado en polvorienta ‘tristoria’
que da vueltas como noria y me tiene abandonado.
El día menos pensado se abrirá mi jaula, y libre
podré atravesar el viento que en el presente es vedado.

Me elevaré así, liviano, por los cielos espejados,
tan blancos y azules claros, de un horizonte lejano.
Mas, hoy, en último intento, aún hundido o enterrado,
a mis pies quiero sacarles los zapatos de cemento.

© Rubén Sada 4-03-2012

DESDE EL ATAÚD



Escribiré mi último poema post mortem... desde mi ataúd.

DESDE EL ATAÚD

¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!”.
(Gustavo Adolfo Becquer - Rima LXXIII) 

Todo el mundo preguntaba si había vida post mortem,
mi pregunta siempre fue si antes que el suelo me aborte
pude realmente vivir, o era acaso un existir
el transitar turbulento que me condujo hasta aquí.

Nunca quise que me encierren los muros de un manicomio,
ni de otros nosocomios, geriátricos u hospitales.
Desde atrás de las paredes de esta cripta escucho encomios,
elogios que algunos gritan, mientras respiran los tales.

¡Cómo debe estar riendo el ladrón de mis sonrisas,
el que mi vida hizo trizas mientras yo me iba muriendo!
Hoy soy pájaro, soy brisa, soy el sol en pleno invierno,
soy un cometa del cielo que en la noche se desliza.

Pero estoy en este encierro rasguñando gruesas piedras
y por medio de mis letras intentando escalar muros.
Aunque ya no pueda hablarte, dejé escritos unos libros,
y a través de ellos me libro de este sitio tan oscuro.

No te preocupes, mi amor, de que aquí sea todo negro.
Todo es oscuro aquí dentro, todo es del mismo color.
Porque igual era allá afuera: selvas de acero y cemento
y algunas negras conciencias de sembradores de horror.

Desde aquí dentro no importa el modo en que pasa el tiempo,
no importa el lujo, el dinero, tampoco lo que este aporta.
Todo aquello por lo cual la humanidad estaba absorta,
aquí dentro ya no importa, son lágrimas de funeral.

Desde este ataúd respiro, aún detrás de estas paredes,
con un aire de poesía que despliega mil misterios.
¡Un momento! ¡Un momento! ¡Algunos me están leyendo!
¡Viviendo he quedado en letras! ¡Por fin salí de este encierro!

© Rubén  Sada – 14-01-2013.


 


7 de julio de 2013

NO ME APUNTES CON TU F.A.L, SOLDADO

monumento soldado malvinas bernal

Monumento a los soldados de la guerra de Malvinas, Bernal, Prov. Bs. As

NO ME APUNTES CON TU FAL, SOLDADO

(F.A.L.= Acrónimo de “Fusil Automático Liviano”.)

No me apuntes, ni dispares contra mí tu FAL, soldado, 
no soy yo el enemigo, soy tu amigo, soy tu hermano.
‘Los hermanos sean unidos’ fue la verdad de ese gaucho,
y nos hallarán vencidos si somos bando contrario.

No me apuntes, ni dispares contra mí tu FAL, soldado, 
¿Te percataste que estoy totalmente desarmado?
El enemigo es quien odia y el que mata a los humanos,
como lo hizo Caín con Abel, su propio hermano.

Está enquistado en el trono, se cree Dios, y rey y amo. 
Jamás le tiembla la mano cuando firma un negociado.
Todo controla, hasta leyes. Él es multimillonario.
No educa al pueblo incapaz, pues puede así dominarlo.

El enemigo en aviones importa la droga a diario,
y al enemigo no importa comerciarla por los barrios.
Saquean sus guantes blancos, con galón de funcionario,
causando que desnutridos, mueran los niños del Chaco.

Es un quiste en las enfermas conciencias de los avaros.
Está oculto y camuflado entre números bancarios.
Su muerte cotiza en bolsa, y en alza está agazapado.
El enemigo es bestial, es monstruoso, es inhumano.

No me apuntes, ni dispares contra mí tu F.A.L, soldado. 
¿No ves que apenas tengo cumplidos dieciocho años?
¿No ves que lo que nos cuesta sólo uno de tus balazos
podría dar de comer a familias por un año?

Ya sé lo que estás pensando, me decís que te ordenaron,
¿comprendes dónde están hoy los que ayer arrió el tirano?
¡Cuánta sangre! ¡Cuánto tiempo sin poder recuperarlo!
Y hoy estamos como estamos por no hacerle caso al gaucho.

Aunque logres silenciarme con una bala en mi cráneo,
mi pacífico mensaje será bandera en lo alto.
Aquí traigo esta proclama, como magnífico heraldo:
“¡Basta de gastos en armas!” Pedimos todos los bardos.

Mejor, dispárale al odio, a la crueldad, al maltrato,
a la vil trata de niñas, y de niños como esclavos.
A la falta de conciencia del planeta que dejamos,
donde hay contaminación, combátela con un árbol.

Mejor combatirlo al hambre, y a la escasez de trabajo,
apuntarle a la miseria, y al cáncer que causa estragos.
¿Qué entregarás a tus nietos cuando vayan de tu mano?
¿Otro FAL? ¿O un nuevo mundo? ¡Ayúdame hoy a crearlo!

Nada ganás apuntando a mi cabeza, soldado,
permitime una familia, y oportunidad de amarlos.
¡Ayudá a cambiar las mentes del mundo con buenos actos!
¡Y unidos todos los pueblos, se juntarán en abrazos!

Rubén Sada © - 20/07/2011. Publicado en el libro "Octonarios"

Foto superior: Monumento al soldado. (Bernal, Buenos Aires)

6 de julio de 2013

MUCHACHA HOJA DE PAPEL

muchacha hoja de papel, dibujando mujer

MUCHACHA HOJA DE PAPEL


Muchacha, ojos de papel, ¿adónde vas?
Muchacha pequeños pies, no corras más, quédate hasta el alba.
Muchacha piel de rayón, no corras más, tu tiempo es hoy...
Muchacha pechos de miel, no corras más, quédate hasta el día...
Y no hables más, muchacha corazón de tiza, cuando todo duerma te robaré un color. 
Luis Alberto Spinetta (Argentina)



Me gusta porque es “ella”. Porque ella es como “ellas”.
Me gusta esa muchacha: la hoja de papel.
Su piel texturizada tiene luna y estrellas,
es delgada y flexible la tez blanca de su piel.

Es suave y delicada, mi pulso la estremece,
cuando yo la acaricio con mi enhiesto crayón.
Dibujo un corazón y el impulso le crece,
y le hago cosquillitas en su piel de rayón.

Le cuento fantasías, mis sueños más sentidos,
y poesías vienen; ella me hace desear...
Su curvada armonía acelera mis latidos.
Mis manos la sostienen, dispuestas a volar.

Su tiempo será hoy, y sin caerse al suelo
como caen las hojas del árbol otoñal.
Le esbozaré florestas de primavera y cielos
dibujando el amor, así no corre más.

Ella todo me escucha, llega a ser panacea,
mil efluvios en versos le puedo derramar.
Absorbe mi alegría registrando mis penas,
es volátil y libre, como el viento y el mar.

Educa, alfabetiza doquiera que haya niños,
yo puedo comprenderla pintándole un color,
y acaso pueda amarla, mostrarle mi cariño,
más que a una bella perla que tiene gran valor.

Me gusta esa muchacha, la hoja de papel,
de sonrisas alegres y ambos pechos de miel.
Me gusta esa muchacha, la hoja de papel,
pues es tan tierna y frágil... Es como tú, mujer.

©Rubén Sada - 31/01/2013.

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