—(Rubén Sada)—
Despierto de un sueño azul
buscando a un poeta experto,
por eso invito a Norberto
que se apellida Calul.
Frondosa como abedul
es su profunda poesía,
contenido y melodía
aparecen en sus versos,
y se alegra el universo
si me responde este día.
—(Norberto Calul)—
No creo que el universo
se alegre por mi respuesta,
pero agradezco la apuesta
y las gracias van en verso.
Por eso en poesía inmerso
le hago llegar mi rimada
a mi amigo Rubén Sada
editor, cantor y poeta,
porque a mí, si se me reta,
respondo hasta una payada.
—(Rubén Sada)—
¡Qué alegría, que a este reto
le dio muy bien su respuesta!
Este libro está de fiesta
y un poeta invitado es Beto.
Yo le tengo un gran respeto
porque es un buen ser humano,
maravilla hace su mano
sembrando de verso el surco,
ambos somos nieto’e ‘turco’,
¡usted, es como mi hermano!
—(Norberto Calul)—
Y bueno, ya que le agrada
sigamos con este asunto,
porque esto del contrapunto
me despierta la versada.
Mire amigo Rubén Sada
que nunca fui de callarme,
si usted quiere picanearme
le advierto que aquí lo espero
con mi decir más sincero
y va a tener que aguantarme.
—(Rubén Sada)—
Felicito su osadía
y admiro su gran coraje,
sus letras son su tatuaje,
marca fiel de su hidalguía.
Escritor de valentía
y además, inteligente,
que dice siempre ‘presente’
donde haya letra escrita,
porque a esta patria bendita
la fundaron los valientes.
—(Norberto Calul)—
Largue, Rubén, de una vez,
hablemos de lo que importa
porque si hay fiesta, a la torta,
y si hay que pescar, al pez;
no soy jurado, ni juez
por eso yo le pregunto
qué sabe usted de este asunto
de rimar como “Vizcacha”,
ya que me muestra la hilacha,
basta de vueltas y al punto.
—(Rubén Sada)—
Haré galopar mis potros
por sucesos de estas pampas,
con rechazos ante el hampa
que cabalga entre nosotros.
Pues, es mi dolor el de otros
que con la espalda encorvada
y su ánima doblegada,
cosechan resignación,
ante quien siembra traición
a una patria mancillada.
—(Norberto Calul)—
Así me gusta, a las cosas,
no se me guarde pesares,
lo que huele en estos lares
sabemos que no son rosas.
Son cuestiones apestosas
de gente que mal la lleva,
no tiene nada de nueva
la actitud del que es gobierno,
dignos hijos del averno
con lo que ello conlleva.
—(Rubén Sada)—
¡Es cierto! Nuevo no hay nada,
bajo este sol argentino,
de todo nos dio el divino,
en esta viña habitada:
genios de mano honrada,
y otros que hicieron daño,
y “males de tal tamaño,”
“cuando me acuerdo, me aterro,”
lo vivió igual Martín Fierro
hace ciento cuarenta años.
—(Norberto Calul)—
Ansina es, don Rubén,
está repleta la historia
de gente que es pura escoria,
también hay gente de bien
que a pata, en bondi o en tren
se va a vivir del trabajo
porque crecer es de abajo,
así se ganan los sueños,
porque no saben ser dueños
si no hay esfuerzo a destajo.
—(Rubén Sada)—
Yo me quejo igual que Fierro,
pues no me entra en el testuz,
que el país no tenga ‘“luz”
siendo que hay oro en los cerros.
Me han diplomado de perro,
mi poesía ladra al flanco,
sin perderles paso, al tranco,
pues ¡mire qué paradoja!
Aunque tienen manos rojas,
las cubren con guantes blancos.
—(Norberto Calul)—
¿Sabe, qué pasa, don Sada?
¡Hoy hay caras y caretas!
De buenos, van los sotretas,
embaucando a la gilada.
Y con poco, casi nada,
logran el voto que afianza,
ganándose la confianza
del haragán y el malevo,
y a gobernar van de nuevo,
para llenarse la panza.
—(Rubén Sada)—
Transa el poder con la plata,
pero... ¡que el poeta activo
nunca permita que un chivo
le encadenen a la pata!
Si es protesta su bravata,
y del pueblo es su dolor,
lo cantará con valor
en consonante rapsodia
y en contra de lo que odia,
sin perder nunca el amor.
—(Norberto Calul)—
Usted ha pegado hondo
con el asunto del ‘chivo’,
hoy, pa’ cuidarse del vivo
tenga teros en el fondo.
Arman tanto batifondo
que, ahora mismo, sospecho
hay más de un tipo en un techo
con intención de ‘quién sabe’,
extraño que entra sin llave
va como chancho al afrecho.
—(Rubén Sada)—
Se abrazó el pago de Wilde,
a mi nativo quilmeño,
pusimos todo el empeño
sin dejar de ser humildes.
Acentuamos con la tilde
el arte del payador
que sus con coplas de amor
y poniendo en alta estima
la poesía con rimas,
cantan un canto de amor.
—(Norberto Calul)—
Lo mío es atrevimiento,
de esos que llenan de orgullo,
en cambio, Rubén, lo suyo
tiene mucho fundamento.
Y usted sabe que no miento
cuando digo que este arte
lo estudia, formando parte,
junto a eximios caballeros,
excelentes herederos
de Ezeiza, Vega y Lazarte.
—(Rubén Sada)—
Y luego de compartir
nos vamos a dos conciencias…
—(Norberto Calul)—
pues cada cual, con sus ciencias,
le puso el mejor sentir.
—(Rubén Sada)—
Juntos vamos a esparcir
semillas en este huerto,
—(Norberto Calul)—
versar es soñar despierto
con la pluma como aliada.
—(Rubén Sada)—
Gracias dice Rubén Sada
y aplaude a Calul Norberto.
Gracias por compartir este contrapunto y tu poesía, amigo Norberto Calul!
Publicado en el libro DE DIEZ, de Rubén Sada.