Me contagió tu alegría y otra vez volví a reír, me contagié del vivir y apareciste, otro día. Tu contagio, poesía endulzó mi paladar, me hizo probar tu manjar hasta que en nieblas difusas se evaporaron mis musas *y otra vez volví a llorar.*
Al terminar la tormenta un paraguas de colores revivió los mil verdores de un atardecer pimienta. Un guiño del cielo ostenta tiempos de seres amados, que caminan abrazados por el prado al arroyuelo, y van a pedirle al cielo un sol para enamorados.
El tiempo que
yace eterno al costado del cristal, me sabe a gotas de sal en tu pecho sempiterno. A pesar del frío invierno nuestra alcoba está entibiada y en la noche enamorada me asombra la precisión del tic tac del corazón y el reloj de tu mirada.
El día se está apagando tras la puerta de la alcoba, pero una luz que me arroba continúa iluminando. Es en un descanso blando que comparto tu presencia, con esa blanca inocencia que nos brinda el amor puro, con tranquilidad procuro la almohada de la conciencia.
Aplaudiendo nuestro amor se agitan diez mil pañuelos, y hay ángeles de los cielos que nos regalan su honor. Nos aplaude el estertor que suspira en la laguna, nos aplaude la tribuna de marcianos desde Marte, cuando me dispongo a amarte bajan palmas de la luna.
tiene rojo condimento bajo una luz de color. Una gragea de humor casi siempre se precisa, un perfume en la camisa y un baby doll como ajuar, para al fin desenjaular los pájaros de tu risa.
Dijeron que sí mis manos cuando te miré a los ojos, y de tus cachetes rojos comería esos manzanos. Veo brillos muy galanos en la noche de tu pelo y tu piel de terciopelo suda gotas de licor, y me contagia el sabor tu boca de caramelo.
Se han anclado nuestros ojos viajando en el mismo barco, te has anclado a un iris zarco y yo a un par de labios rojos. Se me ha llenado de antojos tu imagen en mí grabada,
tu silueta enamorada de imponencia angelical, no hay nada más colosal que el poder de tu mirada.
El beso que tú me das luego de tiernas miradas, enciende llamas doradas y me hace perder la paz. Ilumina más que un haz dando luz a mi emoción, con un beso al corazón ha comenzado la hoguera un beso en la primavera es mi punto de ignición.
Al verte por vez primera sintió mi piel un flechazo, y en el crisol de un abrazo me entibió tu primavera. Germinó nuestra pradera y hoy en tu tiempo me hospedo, en la eternidad me quedo regando tu hermosa flor, digo mil veces, mi amor, que sin ti, vivir no puedo.
Poema de amor de Rubén Sada, recitado en la magnífica voz de Mario Cuniglio
FELICIDAD, NO TE VUELES
Felicidad, no te vueles como una mariposa, que le da un beso a la rosa y se vuela a otros vergeles. Necesito de tus mieles y entre tus besos y roces, del elixir de los dioses ha de beber mi juglar, quiero vivir en tu altar y que sobre mí te poses. Felicidad, no te vayas, no te vueles ni te escapes, quiero comer tus ‘agapes’ aunque hoy tenga traje a rayas. La elegancia de tus playas quiero poder alcanzar, y en esta noche lunar un frac de plata vestir, ¡dame un copo de zafir de tu gigantesco mar!
Felicidad, no te espantes y de mí jamás te asustes, no quiero que te disgustes por mis palabras vibrantes. No me causes más desplantes, felicidad, te lo digo, ven aquí, que estoy contigo y no te he de maltratar, solo quiero conversar y abrazarte como amigo.
—A tan solo 40 años desde el día en que te declaré mi amor.(3/04/1981). Para la eternidad todavía faltan algunos más.♥
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¿Preguntan de qué está hecho este amor, que duró tanto? Les respondo desde el canto que brota dentro del pecho. Este amor no tiene techo y venció a la infinitud, desbordan de gratitud sus sendas de eternidad, no tiene vejez ni edad su sangre de juventud.
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Es un concierto en estéreo de corazones que laten, y en un vuelo azul combaten en el mismo espacio aéreo. Fue hecho de nuestro etéreo núcleo íntimo del ser, de un rubí de amanecer compartiendo las vivencias de felices diferencias de un hombre y una mujer.
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¿Preguntan de qué está hecho este amor, que duró tanto? Es de algodón y de amianto, de una rosa y de un helecho. Es mar ancho y es estrecho río de agua bendecida, es la lluvia de la vida y está hecho de tormentas, ha vencido las afrentas estoico ante la caída.
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Este amor es fuego y hielo,
es de la noche y del día, es fantástica poesía que nos eleva hasta el cielo. Es semilla en el subsuelo y es de secoya un retoño, es el oso y el madroño y es el bosque y la pradera, es verano y primavera aún en invierno y otoño.
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Este amor es seda y cuero, es tortuga y es guepardo, es de pétalo y de cardo, de tul suave y gris acero. Es derrochón, es austero, es fortaleza y baluarte, es el magnífico arte que a todo amante deslumbra, nuestro amor es sol que
alumbra tanto a Venus como a Marte.
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¡Sigan, sigan preguntando que amable yo les respondo! Que este amor es cumbre y
hondo, es roca y almohadón blando. Es semilla germinando y es el fruto carmesí, es la flor y el colibrí y es el néctar de la arteria de un amor que no es materia desde el día en que te vi.
Una día de invierno yo te conocí. Recuerdo aquel día, sí, era un día gris.
El sol no salía. Afuera llovía. El viento hería mientras yo te conocía. Mezclados en el frío estábamos los dos, y en el tibio nido nació el calor del amor.
