Parece mentira ignorar que jurando amor eterno tan pronto pudiste olvidar Jugaste con mi cariño después de lo que te amé te aprovechaste como un niño cosa que nunca pensé Tu dijiste que era fría ¿Qué sabrás tu del calor? Si tan sólo eras un niño que jugaba con mi amor Con lo hermosa que es la vida con lo hermoso que es querer porque siempre te he querido y nunca te olvidaré Aprendí que siendo niña ¡TE AME COMO UNA MUJER! VerdadCallada© 2006 All Rights Reserved |
2 de septiembre de 2007
PARECE MENTIRA
TAN CERCA Y AL MISMO TIEMPO TAN LEJOS
Se puede estar cerca físicamente, pero muy lejos del otro.
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NO COMPARTO MI PREMIO
NO COMPARTO MI PREMIO
Yo no comparto mi premio
porque es mío y lo he ganado.
Me lo gané y lo agradezco,
tal vez pueda dedicarlo,
pero es mío y no lo presto,
ni tampoco lo comparto.
Yo no comparto mi premio,
para eso habré trabajado,
mi premio es un incentivo
que me ha regalado el Hado.
No lo presto ni regalo
pues me ha costado trabajo.
No acepto que me lo quiten
que no traten de robarlo,
mi premio es mío y yo
ni borracho lo comparto.
No es que yo sea celoso,
pero es mío y yo lo amo.
Que me acusen de mezquino,
de egoísta o de avaro.
Nunca lo compartiré
pues lo quiero demasiado.
Mi premio lo gané yo
y no tengo porqué darlo.
Yo no comparto mi premio,
lo tengo hace 25 años.
Quiero que sepas mi amor
que así te he considerado,
como el mas preciado premio,
el premio que Dios me ha dado.
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© Rubén Sada. 03-05-2007
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AMIGO LÍQUIDO - Poesía dedicada al Vino, en la Semana del Vino
(Semana del Vino 1 - 8 Septiembre)
AMIGO LÍQUIDO
Vino... vino, de mis males curativo,
líquido mágico que obras prodigios,
combustible explosivo de mi idilio,
de la vid de mi existencia, oro fluido,
e inspiración de este poema que escribo.
Vino... vino blanco o vino tinto,
compañero inseparable del hastío
despues de saborearte veo todo distinto
y un alarido se convierte en trino.
y hasta lo feo se vé como bellísimo.
Vino... vino que aceleras mis latidos,
intenso pero fugaz placer líquido,
del odre de mi cuerpo el contenido.
La solución del espíritu oprimido,
cuando te ha abandonado el amorío.
Vino, ponzoñoso veneno de ofidio,
para el hombre que conduce, un desatino,
pues sus ojos se convierten en acrílico.
Pero usado sabiamente sos antídoto,
y de todos los festejos sos el símbolo.
Vino, que ayudas a disolver mis lípidos,
de sabor extraordinario, nunca insípido.
Vino... fino, común, regional, o típico,
resuelves hasta mi complejo edípico,
cual elixir para huir del momento crítico.
Alégrame ahora, precioso vino tinto,
ponme hoy mismo de buen espíritu.
Eres mi premio nocturno merecido
la santidad de la sangre de Cristo,
que me hace sentir que soy bendito.
Vino, suero de la verdad cristalino.
Inyección de valentía del tímido,
que me hace contar lo mas íntimo
del micro mundo en el que vivo
a un ser humano hasta hoy desconocido.
Cáliz, inunda mis entrañas de buen vino
y mis venas de potentes latidos.
Ahoga malos recuerdos con olvidos
y mis sesos de tu vapor etílico,
y que se apiade de mí luego el destino.
Botellón de vidrio, por favor te pido
que seas mi mas comprensivo amigo
quiero que estés aquí con quien yo brindo.
Pues aunque ella ya no esté conmigo
jamás estaré solo si hay un vino.
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© Rubén Sada 2006-2016. 02-09-2007
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1 de septiembre de 2007
BEATI POSSIDENTES de Carlos Fernández Shaw
Beati possidentes
('felices los que poseen')
Cuando era joven, y me embriagaba
con ilusiones de que hoy me río,
soñé ser dueño de grandes tierras...
¡Ya tengo un trozo de tierra mío!
Luego la vida, que enseña tanto,
calmó del todo mi desvarío,
mas no el cariño perdí a la tierra...
¡Y hoy tengo un trozo de tierra mío!
Pero: ¡ay! que el trozo de tierra ingrata,
al pie de un bajo ciprés, sombrío,
¡es el que llena la sepultura
donde enterraron al hijo mío!
Con él descansan todos mis sueños
de amor, de gloria, de poderío...
y ante los cielos y ante los hombres,
¡aquel pedazo de tierra es mío!
Carlos Fernández Shaw
23/6/1900
TÚ
TÚ
¡Cuántas noches yo pasé despierto,
cuando todo duerme como estando envuelto
en la quietud, que es lo único que allí existe!
Pero de repente tú te apareciste
sonriente el rostro y de cabello suelto.
Me besaste enamorada y luego te fuiste,
y contigo mi sueño se marchó, disuelto.
Allí, estando yo sobre mi lecho
tu soñadora frente reclinaste
compasiva, refugiándote en mi pecho,
y a través de ese ritmo intermitente
mi corazón y sus latidos escuchaste
y quisiste refugiarte bajo mi techo
para vivir conmigo eternamente.
No me abandones en tu presencia grata.
El que estés aquí mis inquietudes calma,
con esa serena tranquilidad innata
que nos suaviza las asperezas del alma
pues la soledad me destruye y me mata.
Eres para mí el único consuelo
de incurables tristezas, remedio eres.
Tú, a quien lo más recóndito revelo.
Tú, superior a todas las mujeres,
mañana, tarde y noche de mi cielo.
© Rubén Sada. 1 de Mayo de 1981.
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