TREINTA DE FEBRERO
Paró el tren y no subí
y el sueño se evaporó,
el vapor se lo llevó
a kilómetros de aquí.
Hoy quisiera estar allí
donde no hiere el pampero,
mas, me encuentro prisionero
de esta cárcel de humo y plomo,
limando barrotes como
“Cada treinta de febrero”.
y el sueño se evaporó,
el vapor se lo llevó
a kilómetros de aquí.
Hoy quisiera estar allí
donde no hiere el pampero,
mas, me encuentro prisionero
de esta cárcel de humo y plomo,
limando barrotes como
“Cada treinta de febrero”.
Rubén Sada. 26/7/23. Pie forzado: Tito Muñoz.
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