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30 de enero de 2020

PROHIBIDO DECIR PIROPO

⛔ PROHIBIDO DECIR PIROPO 

🌺
Con la décima galopo
para hablar de la bondad
de obsequiarle a tu beldad
un sutil, vivaz piropo.
Mas con la traba me topo,
yo, que de ellos fui rey,
porque han votado una ley
que pena a los piropistas,
diputadas feministas… 
¡Hoy te dan cárcel! ¿Okey?
🌺
Debo, por tanto, callar,
ante el brillo de tu estrella,
no puedo decir lo bella
que en mi cielo va a brillar.
Solo en silencio llorar
por no poder ser tu vaso,
y que un beso y un abrazo
pudieras darme al beber
néctar de tu florecer
y alojarme en tu regazo.
🌺
No podré describir más
tu primor de mariposa,
que en mi piel, suave se posa
con delicadeza y paz.
Que eres linda cuando vas,
pero más cuando tú vienes,
ni decirte que tú tienes
atardecer en tu piel,
ni un sol todo de oropel
contorneando tus vaivenes.
🌺
Perdóname, amada mía,
que no te pueda decir
que un murmullo quiero oír
de tus labios noche y día.
Que tu canto en letanía
nunca de mí se despide,
perdón que yo lo descuide,
no te podré agasajar
con un piropo ejemplar:
¡esta nueva ley lo impide!
🌺
Ya no podré valorarte
más que una auténtica joya,
ni como a maja de Goya
o a la Venus adorarte.
¿Para qué quiero mirarte
si debo estar silenciado?
Halagarte es un pecado,
ya no serás mi bombón,
pues purgaría en prisión
la mudez de un condenado.
🌺
Me guardo galanterías
y cortejos con ternura,
me ahorro tibia dulzura
en una helada alcancía.
Pues sé que llegará el día
que la chispa de mi jopo
podrá halagarte en un tropo,
pero hoy me ha quitado ingenio
la absurda ley del milenio:
“Prohibido decir piropo”.
🌺🌺🌺
© Rubén Sada. 30/01/2020.



El feminismo radical hace gala de una violencia de género 
poca antes vista en la historia de la humanidad.

9 de enero de 2017

COLIQUEO (Poema contra el bullying, racismo, acoso, maltrato psicológico, xenofobia y discriminación)

COLIQUEO

 “No te rías de un colla que bajó del cerro, 
que dejó sus cabras, sus ovejas tiernas, sus habales yertos;  
no te rías de un colla, si lo ves callado, 
si lo ves zopenco, si lo ves dormido.
[…]
No te rías de un colla que está en la frontera 
pa'l lao de La Quiaca o allá en las alturas del Abra del Zenta; 
ten presente, amigo, que él será el primero en parar las patas 
cuando alguien se atreva a violar la patria. 


No te burles de un colla, que si vas pa'l cerro,
te abrirá las puertas de su triste casa, tomarás su chicha,
te dará su poncho, y junto a sus guaguas,
comerás un tulpo y a cambio de nada.”[…]

(Fragmento del célebre poema “NO TE RÍAS DE UN COLLA”,
Autor: Fortunato Ramos).

LA HISTORIA DE COLIQUEO:

Desde su Jujuy natal
bajará al sur, Coliqueo,
de cerviz gacha lo veo,
en lejana tierra austral.
El frío le sienta mal
y allá lejos lo enviaron,
de su casa lo arrancaron
por cumplir con el “deber”,
soldado no quiso ser,
pero a serlo le obligaron.

Coliqueo, bien varón
y en esto pongo una tilde:
de rasgo oscuro y humilde,
su respeto es tradición.
Víctima de explotación
desde muy temprana edad,
ir del campo a la ciudad
representó una tortura,
y aunque era fuerte su achura
débil fue su libertad.

Coliqueo era callado,
muy difícil su amistad,
y aunque era todo bondad
era bastante cerrado.
Él creció mimetizado
en soledades andinas,
cual cardo entre las espinas,
sólo amigo de su tierra,
no le gustaba la guerra
ni las armas asesinas.

Era más bueno que el pan,
nunca enfrentaba enemigos,
y a la hora de hacer amigos
no tuvo incipiente afán.
Los que en la montaña están
tienen infancia muy dura,
desdichados en la altura
de una puna que los pena,
trabajar es su condena,
sometidos a locura.

Hoy lo hallamos firme aquí,
disfrazado de soldado,
Comodoro lo ha citado
y él, valiente, dijo sí.
Nunca imaginó que allí
entregaría su niñez
reventando del estrés
de hostigamiento mayúsculo,
y en un lúgubre crepúsculo
retaría a la estupidez.

Pues de burla fue un objeto,
de sus compañeros tontos,
que para cargadas, prontos,
le faltaban el respeto.
Epítetos, en concreto
como “boliviano inculto”,
se tornan en cruel insulto,
como un balazo en su mente,
y usando su FAL hiriente
se fue haciendo el niño adulto.

Aquí está, noche de guardia,
y en sus manos un fusil,
un casco y un proyectil
cuidando su retaguardia.
Adrenalina en vanguardia
que en silencio sepulcral
dicta el instante fatal,
el del fin de la chacota,
y en su casco el punzó brota
con furia descomunal.

Yo estoy en mi calabozo
luchando contra la sombra,
y una estampida me asombra,
sobresalto tenebroso.
Finalizó el duro acoso,
lo decidió Coliqueo,
su presente era muy feo,
padeció dieciocho años,
los pedazos de su cráneo
mandarán juntar al reo.

Su suicidio fue encubierto
por no manchar el legajo
de un teniente, que a destajo
no quiso “a su cargo” un muerto.
Hoy yace en sepulcro yerto
con un letrero “N.N.”,
la tumba que lo contiene
lanza a gritos el guarismo:
¡Basta de burla y racismo!
¡Que nuestra hermandad resuene!

Al narrar mi verso trato
de decir que NO al acoso,
no al martirio, no al destrozo
del bullying que es el maltrato.
Fuerte historia este relato
del que ve que discrimina
con una impronta dañina,
con burlas y xenofobia,
la actitud resulta obvia:
estamos en Argentina.

Rubén Sada. (09/01/2017) 
En memoria del soldado clase 1960 Coliqueo, muerto por la estupidez humana más grande: el racismo y la discriminación, orígenes de la guerra. 
Comodoro Rivadavia, Chubut, invierno del año 1979.

"La pasión puede ser destructiva y feroz cuando la mueven el fanatismo y el racismo. La peor de todas, la que ha causado más estragos en la historia, es la pasión nacionalista", (Mario Vargas Llosa).



12 de mayo de 2012

NO TE RÍAS DE UN COLLA (de Fortunato Ramos) Poema contra el bullying, racismo, acoso, maltrato psicológico


NO TE RÍAS DE UN COLLA 

(de Fortunato Ramos)
Poema contra el bullying, racismo, acoso, maltrato psicológico

No te rías de un colla que bajó del cerro, 
que dejó sus cabras, sus ovejas tiernas, sus habales yertos; 
no te rías de un colla, si lo ves callado, 
si lo ves zopenco, si lo ves dormido. 

No te rías de un colla, si al cruzar la calle 
lo ves correteando igual que una llama, igual que un guanaco, 
asustao el runa como asno bien chúcaro, 
poncho con sombrero, debajo del brazo. 

No sobres al colla, si un día de sol 
lo ves abrigado con ropa de lana, transpirando entero; 
ten presente, amigo, que él vino del cerro, donde hay mucho frío, 
donde el viento helado rajeteó sus manos y partió su callo. 

No te rías de un colla, si lo ves comiendo 
su mote cocido, su carne de avío, 
allá, en una plaza, sobre una vereda, o cerca del río; 
menos si lo ves coquiando por su Pachamama. 

Él bajó del cerro a vender sus cueros, 
a vender su lana, a comprar azúcar, a llevar su harina; 
y es tan precavido, que trajo su plata, 
y hasta su comida, y no te pide nada. 

No te rías de un colla que está en la frontera 
pa'l lao de La Quiaca o allá en las alturas del Abra del Zenta; 
ten presente, amigo, que él será el primero en parar las patas 
cuando alguien se atreva a violar la patria. 

No te burles de un colla, que si vas pa'l cerro, 
te abrirá las puertas de su triste casa, 
tomarás su chicha, te dará su poncho, y junto a sus guaguas,
comerás un tulpo y a cambio de nada. 

No te rías de un colla que busca el silencio, 
que en medio de lajas cultiva sus habas 
y allá, en las alturas, en donde no hay nada, 
¡y así sobrevive con su Pachamama! 


Autor: Fortunato Ramos  

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