¡AGUANTÁ, COLO!
¡Aguantá, colo, que falta!
¡Aun no se ve la meta!
Todavía tu poeta
se emociona y sobresalta.
Andá con la frente alta
caminando por la calle,
que tu latido no estalle
ni te vaya a preocupar,
tenés cuerda por hilar
y así engalanar tu talle.
¡Dale! ¡Dale un poco más!
Seguí latiendo, no falles.
Alumbrá profundos valles
con tu palabra veraz.
Sea tu décima audaz
y valiente tu versículo,
cada latido es artículo
que merece difundir,
¡que el arte de tu vivir
nunca frene tu ventrículo!
¡Resistí, colo! Te falta
ver la bandera a recuadro,
pintá horizonte a tu cuadro
con el verde que lo esmalta.
Cada obstáculo se salta
en el camino hacia el fin,
tenés que ser paladín
de tu quimera y tu sueño...
¡Aguantá! Ponele empeño
como el Quijote y Rocín.
¡Fuerza, colo! Que es bastante
la senda que has recorrido.
¡Que el motor de tu latido
tenga nafta y lubricante!
Que el fuego de tanto aguante
derrita hielo y escarcha,
rueda que pincha se emparcha
aun en rutas poco buenas,
pues saber frenar apenas
no indica parar la marcha.
♥
¡Aguantá, colo, un poquito!
Haz caso a mi admonición.
¡Pedile auxilio al pulmón
y denunciá con tu grito!
¡Meté apóstrofe al delito
que quiere verte encerrado!
(Perdoná te haya nombrado
“colo”: para apodo es poco).
Si es anagrama de “loco”...
¡Vos, reventale el candado!
¡Aguantá, colo! ¡Bombeá
que la vida está despierta!
Que no se haga la muerta
en el confort de un sofá.
Confío en vos, pues quizá
tengas el gen de campeón,
¡dale fuerza a tu pistón
y el aceite del cariño,
que hará que te vuelvas niño
de conciencia y corazón!
© Rubén Sada. 31/07/2020.
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