LA ESCRITURA ME DA VIDA

¡LA ESCRITURA ME DA VIDA!

¡A escribir! Llegó la hora
del despertar en el alba,
y a mi pluma que está calva
le crecen barbas ahora.
Vuela aquí y me avizora
que soy un hombre de suerte,
la escritura se convierte
en el trazo de la vida,
y en este claustro homicida
me alejará de la muerte.
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¡Vivo aquí! Llegó la hora
de mi vuelo intergaláctico,
en un proceso sintáctico
que de chico me enamora.
El papel en blanco llora
pidiendo aunque sea un verso,
y yo lo acaricio, terso
y le digo —“Ten paciencia,
si la musa me da influencia,
te imprimiré mi universo”.
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—¡Sé paciente, papel franco!
Parece que hoy me visita
una musa muy bonita
que te adornará en un flanco.
Trajo flores del barranco
y de orquídeas va vestida,
le trajo una bendecida
palma de cera a mi alma,
mientras te escribe mi palma:
“La escritura me da vida”.
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—"¿Te alcanza con este verso,
o tienes más sed de tinta?
El oro a mi pluma encinta
pero de negro está inmerso.
Te daré vuelta al reverso,
blanco lienzo codicioso,
tendrás que oír mi sollozo
y engullirte otro bocado
de mi lamento, rimado
con aquel verso gozoso".
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Y allí mi pluma vencida,
cual ofidio cascabel,
mordió al sagrado papel
con la por él conocida:
“La escritura me da vida”.
Y el papel, allí muy triste,
me dijo: —“¿Esto es un chiste?
¡Tu memoria aquí no pierdas!
¿Acaso ya no te acuerdas
que eso antes lo escribiste?”
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Respondí: —"Sí, lo recuerdo,
pero así es el poema,
hay que pulir esa gema
de un término pobre, lerdo.
De los dos lados concuerdo
con esta expresión nacida,
la lectura es muy querida
pero aquí, hoy y ahora,
de escribir llegó la hora,
¡y “la escritura es mi vida”!
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© Rubén Sada. 2 de junio de 2020.