NO TE REGALÉ UNA ROSA
No te regalé una rosa
porque tiene espinas,
y yo nunca me perdonaría,
pues jamás te lastimaría
o te causaría una herida.
No te regalé una rosa
porque una vez escindida
su savia se le termina,
y tú, la necesitas viva.
Sé que prefieres la mía.
No te regalé una rosa
porque se pone celosa
cuando mi piel te roza,
y te acaricia, te toca
cuando te beso en la boca.
Prefiero regalarte la luna
que fue la única testigo
de nuestras noches de pasión
y brilla como ninguna,
brilla más que cualquier flor.
No te regalé una rosa,
porque es solo belleza exterior
y carece de belleza interior,
y si la comparo contigo
ella se avergonzaría.
No te regalé una rosa,
porque su fragancia odorífera
es mucho menos aromática
que tu olor de mujer bonita
y tu frescura selvática.
No te regalé una rosa,
porque es el nombre de otra mujer
y yo creo que el matrimonio
no es un juego de tres.
Prefiero regalarte una montaña
que es imponente e inmensa,
más parecida a mi amor, eterna.
Pero... una rosa, una rosa
igual que mi amor no sería,
porque en solo unos cuantos días
a la basura la tiras...
...una vez cortada, es efímera.
La rosa no es como mi amor por ti...
pues su capullo se marchita.
No te habré regalado una rosa...
... pero te regalé mi vida.
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© Rubén Sada. 24-09-2007
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