26 de mayo de 2014

¡VUELVAN, HERMANAS PERDIDAS!

poema malvinas son argentinas

¡VUELVAN, HERMANAS PERDIDAS!

Ay, hermanita perdida, hermanita, vuelve a casa.

(Atahualpa Yupanqui)


¡Vuelvan, hermanas perdidas!
Las esperamos en casa.
¡Vuelvan, Soledad, Malvina!
Vuelvan con fe y esperanza.
¡Vengan, hermanas perdidas!
¡Escapen ya del pirata!
Que no las tenga cautivas
como a víctimas de trata.

¡Prometemos ser más buenos,
si vuelven, islas hermanas!
Enderezaremos rumbo
para honrar la azul y blanca.
Ya no habrá más tiranías
que violenten con espadas
y que a nuestro pueblo manso
lo engañen con guerras falsas.

De ahora en más cuidaremos
los límites de la patria
y nuestra excelsa frontera
no será más vulnerada.
No aceptaremos que infiltren
por ella, inicuas substancias:
Ni las drogas ni los narcos...
¡Les damos nuestra palabra!

Haremos que el ancho "Río"
sea nuevamente "Plata",
y detendremos las sierras
de los bosques que se talan.
Nuestra riqueza, afirmamos,
aquí será repatriada.
No escapará hacia el imperio
que asalta a cambio de nada.

No agotaremos los campos
por dos dólares la hectárea,
ni entregaremos el oro
por centavos, a las mafias,
mientras miles, en las villas,
con ranchos techos de chapa,
buscan comida en las sobras
y ropas rotas por ratas.

Juramos que a ningún niño
hijo de esta tierra gaucha,
ha de faltarle alimentos
que a mendigar lo obligaran.
Que educaremos al joven
en colegios de alta talla
para no exportar cerebros
porque aquí mal se les paga.

Que el viejo, ya jubilado
no estará triste en su casa
porque saquearon su haber
y el de su mujer anciana.
¡Prometemos ser decentes
encarcelando al que "afana"!
Si es funcionario o político,
que reintegre la plata.

Que serán reales los montos
de los negocios que se hagan,
y no engrosados con coimas
que enriquecen al canalla.
Que haremos soberanía
a partir de nuestra raza:
¡No acumulando billetes
impresos por los piratas!

Levantaremos colegios
y menos bingos y salas
de juego en las que, a enfermos
ludópatas se les engaña.
La máquina de recaudar
del juego, desmantelada,
no robará más al pueblo
como hoy les roba en la cara.

Construiremos hospitales
bien equipados, con camas,
para que la salud pública
sea un hecho y no una farsa.
Y la puerta giratoria
que libra al que roba y mata
se detendrá con Justicia,
y al delincuente: jaula.

¡Prometemos ser honestos!
¡Vuelvan, islas hermanas!
No somos gente jodida.
Simplemente erramos traza.
¡Prometemos ser más buenos,
y estar unidos y en calma!
¡Hagan que no sea en vano
tanta sangre derramada!

Desde el noroeste andino
las saludan Jujuy, Salta,
Santiago del Estero,
La Rioja y Catamarca.
Del Chaco y Formosa, al norte,
y en Santa Fe, las demandan.
Las quieren de Cuyo y Córdoba,
de Mendoza y sus montañas.

El "Jardín de la República"
presta su alma tucumana
para que vuelvan, airosas,
como premio de la patria.
Las saluda el litoral,
nuestro ancho mar las abraza.
Festejará, si regresan,
nuestra llanura pampeana.

La Ciudad de Buenos Aires
con fervor de unión las llama.
Las ama todo el país...
¡Patagonia las reclama!
La nueva Argentina espera:
¡Vuelvan, perdidas hermanas!
Ayúdennos a vivir hoy
la Argentina del mañana.

Rubén Sada. 25/05/2014



23 de mayo de 2014

POLITICHORROS

politichorros

POLITICHORROS

"El poder es tener impunidad" (Alfredo Yabrán)

No son honestos. Son politichorros.
Requieren protección para sus fines.
Sus hurtos, comprobadamente ruines,
van a cuentas secretas como "ahorros".

Las finanzas del bien piden socorros
mientras ellos malgastan en festines.
Jueces títeres son sus arlequines
y rapiñan con la astucia de los zorros.

Poco importa si nadie los aplaude
por su accionar inmundo, putrefacto.
Mientras tanto, fiscal y juez de facto

no les imputan comisión de fraude.
Lo único importante es que recauden
y salvar a sus "socios" con el "pacto".

© Rubén Sada - 22/5/2014

14 de mayo de 2014

ME DIJO VAGO

vago


ME DIJO VAGO

I

Me dijo vago, ¿por qué?
Porque la noche me llama
y le disparo a la cama...
¡Si con eso no pequé!
Que a la luna coloqué
en lugar del astro Sol.
Me sobra con un farol
pa' ver lo que me interesa,
no sólo encierra pureza
la hermosura de un crisol.

II

Porque me gusta sentir
los tacos de mis zapatos
que van goleando el asfalto
cuando regreso a dormir.
O me emociona el oír
de algún cachorrito el llanto
y la ternura del canto
que pa' que se duerma escucho,
mientras me paro y el pucho
que se me cayó levanto.

III

Se me ha caído y tal vez
a propósito lo hice,
pa' escuchar bien lo que dice
ese himno a la niñez.
Soy vago porque a las tres
de la mañana camino
a veces con gusto a vino
en la boca todavía
y prosigo por la vía
que me ha marcado el destino.

IV

Porque me paro y converso
de noche con las estrellas
y conversando con ellas
a veces les digo un verso.
Porque pienso en los perversos
inhumanos sentimientos,
mientras me acaricia el viento
con suavidad los oídos,
trayendo como un gemido
o algún lejano lamento.

V

Porque al llegar a mi casa
me santiguo allá en la puerta
mientras que lejos su alerta
un perro ladra al que pasa.
Porque me queman las brasas
de ese sol brillante y diurno,
si nací pa' ser nocturno
a quién le puede importar,
si me gusta trasnochar
hasta que llegue mi turno.

VI

Porque al entrar a la pieza
le doy un beso al cachorro
que hace rato está de atorro
y me embriago en su pureza.
Porque inclino la cabeza
ante la foto de mi vieja
y un beso mis labios dejan
en aquella medallita,
recuerdo de la viejita
y que de mí no se aleja.

VII

Y que soy vago, me dijo,
qué me puede importar
lo que usted quiera pensar
si soy orgulloso hijo
de esa bohemia que fijo
en mi camino nochero.
Nací pa' ser callejero,
a ninguno le hago daño
y ya son muchos los años
que llevo ese derrotero.

VIII

Señor, vaya, acuéstese,
hora es que piense en dormir,
que yo voy a proseguir
tomando pues tengo sed.
Pero sabe que sed es
de bohemia, de lirismo,
de bondad sin egoísmo,
de noche, luna y estrellas,
a quien confío mis querellas
y donde me hallo a mí mismo.

Juan Arrestía

VERSOS PARA MI VIEJA (Poema en décimas, para el día de la madre, de Juan Arrestía)

poema día de la madre, décimas para mamá


VERSOS PARA MI VIEJA

I

Sí, muchachos, pa' mi vieja
quiero decir unas cosas,
como un manojo de rosas
que mi espíritu reflejan.
Les voy a hablar, si me dejan,
con todo mi corazón
y decir con emoción
pa' esa viejita ¡mi mama!
que ahora estará allá en la cama
pensando en mí con pasión.

II

Pa' esa vieja que al no verme
en la catrera durmiendo
entre ella se está diciendo
lo que podrá sucederme.
Pa' esa vieja que no duerme
tranquila mientras no llego
y sólo encuentra sosiego
cuando la puerta abro yo,
y me dice: ¡por favor!
¡Si fueras chico, te pego!

III

Pa' esa vieja que al salir
nos sonríe con dulzura
y pregunta con ternura
¿a qué hora vas a venir?
La que sabe presentir
lo que a su hijo le pasa
que no salimos de casa
sin antes recomendar,
cuídate por donde andás
y al decirlo nos abraza.

IV

Pa' esa vieja que si andamos
alguna vez en la mala
siempre el mango nos resfala
pa' ver si nos arreglamos.
Pa' esa viejita a quien damos
tanto dolor de cabeza,
que es todo alma, nobleza,
sacrificio, abnegación,
cariño, dedicación,
sentimientos y pureza.

V

Pa' esa vieja que nos plancha
la raya del pantalón,
como filo de facón,
pues pa' eso tiene cancha.
Que no deja ni una mancha
en la pilcha dominguera,
que en esas noches fuleras
en que el frío es una fija,
nos pone doble cobija
pa' abrigar bien la catrera.

VI

Pa' quien pone esa gotita
de colonia en la solapa
y nos regala de yapa
un beso de su boquita.
Pa' esa santa viejita,
muchachos, yo quise hablar
y en estos versos
dejar toda mi alma de reo
pa' esa mujer a quien veo
cual Virgen en un altar.

VII

Pero, si yo estoy hablando
y casi no me doy cuenta
que ya pasé los cuarenta
y mis sienes van blanqueando.
La vida nos fue llevando
por lugares diferentes,
tengo arrugas en la frente,
aquel muchacho no soy
y cuando a mi casa voy
mi viejita se halla ausente.

Juan Arrestía

QUÉ PASA MUCHACHA (Décimas tristes de Juan Arrestía)

muchacha triste, poema triste



¿QUÉ PASA, MUCHACHA?


I

Qué triste sonrisa dibujan tus labios
qué pasa muchacha, qué pálida estás;
de aquella alegría hoy quedan resabios
y sola en silencio tus horas pasás.
Las "Rimas" de Becquer son tus compañeras,
tu espíritu sueña al son de Rubén;
extrañas la dulce figura viajera
del príncipe amado que un día se fue.

II

No llores muchacha, mitiga el quebranto
que aquél que amas tanto ya no volverá.
Un ave de paso fue sólo en tu vida,
no caigas rendida al amor fugaz.
Renueva las flores que hay sobre tu piano
y deja tus manos como antes correr,
que el mudo teclado, muchacha, te llama,
y olvida del que amas su ingrato querer.

III

Yo sé que es muy grande la angustia de tu alma,
que es mucha tu pena, muchacha, lo sé,
que no hay en tu vida un instante de calma
y en sueños febriles su imagen mecés.
El jardín te llama, las flores te extrañan,
se están marchitando, te quieren, sabés,
qué pasa muchacha, tus ojos se empañan,
ya sé, te comprendo, olvidar no podés.

Juan Arrestía.

11 de mayo de 2014

¿POR QUÉ SE CALLARON LOS CANTORES? (Soneto)

censura, temor,


¿POR QUÉ SE CALLARON LOS CANTORES?

"Que no calle el cantor, porque el silencio
cobarde apaña la maldad que oprime.
No saben los cantores de agachadas.

No callarán jamás, de frente al crimen...
Si se calla el cantor... calla la vida." (Horacio Guarany)


¿Dónde están los cantores que al canalla
denunciaban con música y su grito?
¿Por qué el canto inaudible es inaudito?
¿Por qué en silencio sepulcral, se callan?

¿Se han cansado, tal vez, de dar batalla
contra el corrupto regir de los malditos?
¿Tienen miedo, tal vez, de estar proscriptos
y que encierren su canto entre murallas?

¿No saben los cantores que "el cobarde
silencio apaña la maldad que oprime"?
¿Que nunca han de callar de frente al crimen

de quien de la deshonra hace alarde?
¿Es que acaso los cantores ya no gimen
aunque estén viendo que la patria arde?

Rubén Sada. 10/05/2014





10 de mayo de 2014

BARRIO VIEJO


BARRIO VIEJO


I

Barrio viejo; te han cambiado
te encajaron el asfalto,
hoy ya sos un punto alto,
del barro te han despojado.
Cuando una noche cansado
llegué de nuevo y te vi
créemelo, que sentí
dentro del pecho una bronca
que hasta mi voz se hizo ronca
y sólo atiné a decir:

II

Barrio viejo: ya no sos
aquel que de pibe eras,
hoy hay brillo en tus veredas,
y vas del progreso en pos.
He vuelto, buscando en vos
mis ilusiones pasadas,
y al tropezar mi mirada
con tu piso de cemento
me pareció que hasta el viento
lanzaba una carcajada.

III

Volví buscando las huellas
de tus carros ambulantes
y el grito aquél, atorrante
¡Señora, compro botellas!"
Volví a buscar las estrellas
en tus charcos dibujadas,
pero ya no había nada
y al silbido de atención
ningún muchacho salió,
dormía la noche callada.

IV

Enderecé pa' la esquina
donde de pibe jugaba,
y qué sé yo, lagrimeaba
mi cuore como una mina.
El cerco de cina-cina
ya no estaba en su lugar,
un chalet vino a ocupar
aquel terreno baldío,
y sentí aquí dentro mío
que un algo quería gritar.

V

Allá en el cielo la luna
me miraba dulcemente
y mientras bajé mi frente
un reloj daba la una.
Sentí como una laguna
en mis ojos, y partí
dejando detrás de mí
aquel perro que ladraba
porque hasta él me negaba
lo que fui a buscar allí.


Juan Arrestía

ELLOS Y NOSOTROS


ELLOS Y NOSOTROS

Ellos son diferentes que nosotros

pues jamás comerán de la basura,

porque viven del timo y de la usura,

del hambre y sacrificio de los otros.

 

Ellos tienen la piel como armadura,

e insensible es su espíritu sin rostro.

Ellos son la encarnación del monstruo

que a engullir nuestra carne se apresura.

 

Del mundo ellos se han apoderado,

festejando el poder de ser sus dueños,

aplastando la testa del pequeño,

 

robándole la vida al desgraciado.

¿Cuándo habrá de sonreírnos el hado?

Cuando al fin despertemos de este sueño.

 

© Rubén Sada, 10/05/2014

 



Más poemas del autor sobre la gran estafa de los Bancos
y en contra de la desigualdad e injusticia del Sistema:


5 de mayo de 2014

SU ATRIO AUTISTA

gobierno autista, ley de la selva, injusticia, exceso de poder


SU ATRIO AUTISTA

"Las penas y las vaquitas / se van par la misma senda.
Las penas son de nosotros, / las vaquitas son ajenas."
(A.Yupanqui - H.Chavero)

Desde su atrio autista, do se recluye
emitiendo promesas indecentes,
no puede ver de cerca las urgentes
indigencias del hombre que destruye.

Su poderío en la justicia influye
y prosperan negocios malolientes,
mientras la Ley está, por poco ausente
y más dinero hacia su cuenta fluye.

¡Si abandonara su regir autista
y empezara a escuchar desde su atrio!
¡Cuántas dichas habría en suelo patrio

si se acercara al pueblo del que dista!
Mas, no hay burbuja que nunca se disuelva
si se convierte un país en una selva.

30 de abril de 2014

POR ALGO EN LA TIERRA ESTÁS

poema dia del padre, día del niño, adolescencia

POR ALGO EN LA TIERRA ESTÁS


I
Muchacha, no te enojés 
si estas cosas yo te digo.
Ayer hablaste conmigo 
y te vi llorar, no aflojés.
No, piba, no lo dejés 
que te embalurde el chabón; 
ese otario, el corazón,
que medio te está fallando,
hablale de cuando en cuando 
pa' que aguante el tropezón.

II

Decile que vos no sos 
culpable de tu destino,
que si andás por mal camino 
por algo lo quiso Dios.
Decile, piba, que vos 
vivís el triste quebranto 
de ver mojada con llanto
la blancura de tu almohada,
cuando de noche cansada
buscás un consuelo santo.

III
Decile que si vivís 
emborrachada de vicios 
es tan cruel tu sacrificio 
que sin quererlo morís.
Decile que sos feliz 
cuando tus ojos se cierran 
y te apartas de la tierra 
sumida en sueño profundo 
alejándote del mundo 
y de las cosas que encierra.

IV

Qué se yo; te vi llorar,
tuve ganas de abrazarte,
en mi pecho cobijarte,
pero no te pude hablar.
Y me largué a caminar 
buscando un poco de luz 
pensé, muchacha, en la cruz 
que a tus espaldas agobia,
vos que pudiste ser novia 
del buen hermano Jesús.

V

Pero no importa, no aflojes,
por algo en la tierra estás,
que Él en su dulce paz 
a quien más sufre recoge.
Y cuando alguno te arroje 
una injuria despiadada 
no piba, no digas nada,
déjalo irse, déjalo, 
a tu espíritu calmalo,
seguí tu farsa alocada.

VI

Y pensá que hay un poeta,
que hay un hombre que camina,
a quien dañan las espinas
de tu existencia, pebeta.
Que en noches serenas, quietas
hasta un jardín se acercó
y tomando hermosa flor
la besa besando tu alma,
y en esa inefable calma
por vos piba, lagrimeó.

Juan Arrestía

CONSEJOS


CONSEJOS


I

Muchacho, que andás de farra
todas las noches por ahí
escuchá a este "cusifai"
que quiero soltar amarras.
Yo figuré en la pizarra
a ganador o a placé.
Si me ha tocado perder
son cosas que no interesan,
pues no en vano, en mi cabeza
cabellos blancos se ven.

II

Yo que conozco esta vida
como la palma e'mi mano
te doy un consejo: hermano,
largate pa' tu guarida.
No creas que es la bebida
la que me hace hablar,
así yo también cachorro
fui y tuve mis veinte años
pero, ya los desengaños
mataron lo que hay en mí.

III

Tuve muchos entreveros
donde copé, o me hice el gil,
tuve papeles de mil
que por otario se fueron.
Siempre copaba primero
el naipe que me gustaba
y en las carreras dejaba
todo el trabajo de un mes,
así que viejo, ya ves
si conozco el derrotero.

IV

Conozco las madrugadas
por esas calles vagando;
conozco el estar tomando
sobre un mostrador mamao;
conozco el trance apurado
de esquivar al pegador
que prepotente y traidor
nos tira la puñalada,
y conozco las mancadas
o ternuras del amor.

V

Conozco al amigo fiel
que se rompe por nosotros;
también conozco a los otros
que se arrugan cual papel;
conozco la triste y cruel
miseria del populacho;
conozco al hombre que es macho
al cobarde, al batilana,
también conozco a la cana
que casi me manda al tacho.

VI

Conozco el boliche inmundo,
bodegón o cafetín;
conozco el griego y latín
porque he recorrido el mundo;
con este verso profundo
muchacho, quiero advertirte,
que si vos no querés irte
por seguir esta milonga
a llorar nunca te pongas
si alguno quiere rendirte.

Juan Arrestía.

HAGAN JUEGO (de Juan Arrestía)

juego del amor
El juego del amor

HAGAN JUEGO


Prueben suerte, hagan juego,
ante mis ojos las veo
como demonios danzar
en un brasero de fuego.
Hagan juego, frase fatal que en mi vida
fue como el triste presagio ´
pa' mi existencia perdida.
En un sin fin de partidas
yo derroché una fortuna.
Jugué una, cien, mil veces,
mas, cual si yo fuera el trece
no la acertaba ninguna.
La pasión me devoraba,
las barajas me atraían,
y yo, infeliz no veía
que hacia un abismo rodaba.
Mientras fuerte palpitaba
en mi pecho, el corazón,
esperando el desenlace
de un final con emoción,
allá, en un triste casuchón,
en un lecho vacilante,
mi pobre vieja moría
llamándome, sollozante,
y yo anhelante jugaba,
perdía, ganaba,
pero al fin me retiraba
cabizbajo y delirante.
Y una noche, triste noche,
que en mi vida
jamás la podré olvidar,
llegué a mi casa,
la hallé dormida,
pero en un sueño que nunca
jamás pudo despertar.
Caí de hinojos delante
de su lecho sollozando
pero, yo no la estaba mirando,
no la podía mirar,
porque delante de mis ojos
miles y miles de cartas
pusiéronse a danzar;
creí el consuelo buscar
elevando una oración
y mi espíritu se alzó
buscando a Dios en su seno
pero allá arriba, estaba lleno
de naipes que me miraban
y veía en mi delirio
que pa' aumentar mi martirio
ellos reían, gozaban.
Sí, allí estaba el rey de oro
como queriendo decir
que había perdido un tesoro
en la madre que hice morir
porque yo, atraído por el juego,
por la baraja maldita,
no cuidaba a la viejita
y no atendía sus ruegos.
También estaba el de copas
contemplándome burlón
y escuchar me pareció
que sonriéndose decía
que como esa, sería
la copa en que iba a beber
la amargura de mis días
y el gran dolor de mi ser.
Y uno tras otros siguieron
en su desfile malvado
hasta que ya, doblegado,
mi espíritu, de dolor,
fue cayendo en el sopor
de un sueño que lo embriagaba
y así, durmiendo, soñaba
que todo fue una visión.
Fueron pasando los años
me hice bueno, fui honrado
y casi había olvidado
lo que pasó en un antaño,
cuando una tarde, ¡la vi!
¡Hermosa, cual primavera!
Yo le conté mis quimeras
y ella endulzó mi existir,
mas, no pudo ser feliz
porque otro la deseaba.
Una noche me encontraba
y un desafío sentí.
Yo fui cobarde, fui ruin,
pues el valor me faltó
y así, que en vez de jugarla
con la punta de un facón
yo invité a una partida,
y el naipe me la llevó. . .
Pero ahora que no tengo nada
y sé que es cosa perdida
me dan pa' mí la tallada
si pongo en ella mi vida...
¡No! ¡Tengo miedo de morir!
¡Prueben suerte! ¡hagan juego!

Juan Arrestía


LA CULPA LA TENGO YO

padre y madre con hijo adolescente


LA CULPA LA TENGO YO

I

La culpa la tengo yo,
salí pa' afuera y pensaba.
El purrete no llegaba
y la culpa la tengo yo.
La verdad que me fayó,
le dije 'vení temprano'
porque soy como un hermano
con el pibe, les prevengo,
es el único que tengo
y él me labura de afano.

II

Mi señora me rezonga:
"Vos le das todos los gustos
y yo no gano pa' sustos,
¡si la sabré esta milonga!
Es preciso que te pongas
un poco más riguroso,
todavía es un mocoso
y no va a hacer lo que quiera"...
¡Dios mío! La que me espera,
yo la escucho y me hago el oso.

III

Salí pa' afuera y pensaba:
'Mi vieja fue así también.
Si no caminaba bien
sabés cómo me chillaba'.
Mientras mi viejo escuchaba
y mi viejo fue polenta;
hoy que pasé los cuarenta
y hace tanto tiempo de esto,
me acuerdo y me encaja el pesto
el cuore sin darme cuenta.

IV

Cuando el purrete llegó
me dijo que se entretuvo,
y ¡quién doce años no tuvo!
La verdad me desarmó.
Bastante bien me explicó
de que eran lindos los juegos,
decime, vos, si le pego,
¿estaba bien, te parece?
Y vos sabes que ellos crecen
dejando de ser borregos.

V

Andá pa' adentro; largá,
arréglate como puedas,
yo me quedé en la vereda
sonriendo al escuchar:
¡Al final, vas a ganar
que no te dejen salir!
¡Vos me vas a hacer morir
mocoso de porquería!
Yo escuchaba y sonreía
y sabes, creía sentir.

VI

La voz de mi viejecita
-ella también lo decía-
¡qué lejos están los días
de esa infancia tan bonita!
Y cayó la tardecita,
debió pasar un buen rato
y vos sabés que estos fatos
uno los tiene sobrados,
el punto salió cambiado
haciéndose el pobre gato.

VII

¿Cómo, che? ¡Ya te piantás!
"Y... mamá me dio permiso"...
Después del lío que hizo
¡Qué bien que te la arreglas!
Agarró y se fue, no más,
la culpa la tengo yo.
Macanas, allí talló
el corazón de la madre
que le echa la culpa al padre
cuando el pibe les falló.

VIII

Así son todas, es justo,
¿cómo querés que ellas sean?
Gritan, rezongan, pelean,
que la matan a disgustos.
Los hijos somos injustos
porque ellas, las madrecitas,
quieren ser siempre ¡mamita!
Que cuando éramos borregos
hamacaban junto al fuego
¿no es cierto? nuestras cunitas.

IX

La culpa la tengo yo...
¡qué voy a tener la culpa!

Autor: Juan Arrestía - Poeta de Quilmes

COSAS DE MUCHOS (Décimas de Juan Arrestía)

borrachos en un bar


COSAS DE MUCHOS

I

Estaba una noche yo 
en un boliche cualquiera,
las dos más o menos eran 
cuando esto sucedió.
Un hombre joven entró
tambaleándose en sus pasos,
noté no sé qué fracaso
en su profunda mirada 
y sus pupilas cansadas 
al dolor le abrían paso.

II

Se dirigió al mostrador
apoyando allí los codos 
y pausado, de este modo
al bolichero le habló: 
¡Sirva una vuelta patrón! 
Para mí y a los presentes,
no se extrañe si mi frente 
se inclina ante el vaso lleno,
ya que él me saca el veneno 
que en mi pecho está latente.

III

Soy un hombre que camina
cansado hasta de sí mismo,
que al dolor, al pesimismo 
y a la amargura se inclina.
Yo represento la ruina 
que el hombre esconde aparente, 
yo sé que mi turbia mente
divaga con el alcohol,
pero a veces, como el sol 
brilla mi verba elocuente.

IV

No me pregunte quién soy
pues ni yo mismo lo sé.
Si canso, perdóneme
ya que en seguida me voy.
Lo que usted me escuche hoy
eche mañana al olvido,
soy un hombre que ha vivido
cosas que muchos ignoran,
la vida torturadora
el alma me ha carcomido.

V

Ando, anduve y andaré,
sé de todos los caminos,
andariego mi destino 
mucho me hizo conocer.
A la miseria palpé 
de cerca, entre miserables,
yo no quiero que me hablen 
de filosóficas plumas 
que no conocen las brumas 
de la realidad palpable.

VI

El mundo es malo, patrón,
créame lo que le digo.
Yo no tengo ni un amigo 
ni me alienta una ilusión.
La gente con su ambición 
me desespera y me aterra,
si a veces veo en la tierra 
el mismo infierno del Dante,
mi alma desesperante 
se agita en continua guerra.

VII

Bueno, patrón, cóbrese 
el gasto que yo le he hecho,
ya, medio, alivié mi pecho 
y me voy, dónde, no sé.
No quiero me vea usted 
las pupilas empañadas,
llorar es una pavada 
pero a veces en la vida 
unas lágrimas perdidas 
se nos escapan por nada.

VIII

Pues cuando me veo así
por la bebida mareado
me ataja el ser venerado
que quiero con frenesí.
¡Mi madre! Que me ata, ¡sí!,
por quien todavía soy bueno,
que sino este veneno
que tengo guardado yo...
hasta la vuelta patrón
¡lo que haría es lo de menos!

Juan Arrestía (El poeta nochero, de Quilmes)

Con tu visita yo vibro./ Tu regalo apreciaré,/y te obsequiaré mi libro/ si me invitas un café.

Invitame un café en cafecito.app