EL CARRUSEL DE LA VIDA

 

La vida es un carrusel
de amor odio, odio amor,
batallando con fragor
o compartiendo un mantel.
A veces te da un laurel
cuando siembras la osadía
y otras, flores de armonía
que premian todo tu canto,
o te esconden bajo el manto
con un grito de agonía.
 
Con palabras de osadía
sin que la altura me inquiete,
me lancé como un cohete
a un cielo de valentía.
Dudé de mi estrella guía
y en la soledad del frío
me bebí el agua del río
en la copa de la duda
y me atragantó, por cruda,
la manzana del hastío.
 
Arenas de brillantez
mis párpados han cegado,
mas me dejan un legado
de bienestar en mi tez.
Hoy navego en la vejez
atravesando mareas
pero hay luminosas teas
con lentes de diversión
y brotan de mi pulmón
mil galaxias con ideas.

Irreales fotografías
me causan pánico, susto,
pero yo me doy el gusto
de mostrar mis galerías.
No mezquino en osadías
cuando estoy frente al papel
degusto un verso de miel
con el pan sobre la mesa
y el amor torna sorpresa
transformado en un vergel.
 
El tiempo, enemigo cruel
que mi lucidez oxida,
cada segundo de vida
va acercándome al cairel.
Ya escucho mi cascabel
en la lona del achaque,
el tiempo me pone en jaque
con rapidez samuray
cada mes me dice: ¡Bye!
¡Me despide el almanaque!
 
Sueño cumplir de la vida
mi específico propósito,
con el esfuerzo interpósito
que en mi espíritu se anida.
La recompensa vivida
me irá remontando en vuelo
he de reafirmar mi anhelo
con respeto ante el altar
y lo habré de festejar
cuando me sonría el cielo.
 
© Rubén Sada. 26/10/2022.