9 de agosto de 2021

LA BILLETERA

 

LA BILLETERA

 
—¡Lléname toda!— (Escuché).
Y sentí que en el bolsillo
me zamarreaba un cosquillo
donde guardo mi carné.
Mi billetera saqué
y al ponerme a revisar,
ella empezó a discursar
y en reclamos me exigía
que por sentirse vacía
yo la debía llenar.
 
¡No me presiones!— Le dije.
—Ser poeta no da plata,
y además la inflación mata
¡y a mi inspiración aflige!—
A mi poeta maldije
pues sufre en suelo baldío,
improductivo, vacío,
y en mi piélago desierto,
al ver a este cuero muerto
me invadió un escalofrío.
 
—Hace tiempo que adelgazo
y en esto tú tienes culpa,
mi cuero flaco ya es pulpa
y mi relleno es escaso.
Si tú derrochas, no hay caso,
jamás me harás engordar,
me cansé de adelgazar
por tu maña que malgasta,
¡necesito hoy mismo pasta!
¡Deja ya de malgastar!
 
—Yo el sueldo no despilfarro…
(le respondí con ahínco).
—mas siempre me faltan cinco
arandelas para el tarro.
¡Si hay un trabajo lo agarro!
Pero ahora el desempleo
se está poniendo muy feo
y si llego a fin de julio
comerás de mi peculio
cuando yo consiga empleo.

Solo tengo tu tarjeta
con deudas, ¡es algo inédito!
Puras tarjetas de crédito,
¿y de efectivo? ¡A dieta!
Tengo un verso de poeta
que en la calle se te vino,
un documento argentino
y una foto de tu novia,
estar tan flaca me agobia,
¡qué triste fue mi destino!
 
—Tranquila, toma un billete,
de diez pesos, que aunque es poco,
en tu bolsillo coloco
las monedas del cadete.
¡Que ser flaca no te inquiete
ni estar vacía esté mal!
Muchos tienen mucho aval
y aun con billetera llena
tienen que enfrentar la pena
de un vacío existencial.
 
© Rubén Sada. 9/08/2021. (Propuesta creativa sugerida en el comentario de Sonia Salvatelli). Se utilizó un recurso de la retórica llamado PROSOPOPEYA, que consiste en hacer hablar a  objetos inanimados.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Los comentarios serán revisados y luego se publicarán aquí mismo. Muchas gracias por su respuesta.