EL PARNASO NO ES GRATUITO
Yo estaba de pie en la colapara entrar en el Parnaso,
y a punto de dar el paso
oí en la taquilla un “Hola”.
se hallaba ahí en el garito,
me frenó en tono inaudito:
—¿Vos sos el tal Rubén Sada?
¡Aquí pagarás entrada!
El parnaso no es gratuito.
y pregunté: —¿Cuánto cuesta?
Ella dijo su respuesta:
—Acá no sirve el dinero.
—Pero yo ingresar quiero…
(Insistí al ver el distrito)…
—La poesía palpito
y ¡me lo merezco yo!…
La taquillera espetó:
—El parnaso no es gratuito.
y en mil lágrimas de amor,
si has de entrar, que tu dolor
se haga latido en tus venas.
Sé que tienes letras buenas
pero no alcanza lo escrito,
falta a tu garganta el grito
sin palabra ambigua o vaga…
¡Sufre y que sangre tu llaga!
El parnaso no es gratuito.
—Tendrán que aguantar tus versos
una avalancha de críticas
por regañar de políticas
y de acólitos perversos.
Si en el barro están inmersos
de crudeza y sin más mito,
no has de hablar solo bonito
sino, con honestidad,
y recibirás frialdad:
El parnaso no es gratuito.
por esgrimir la verdad,
cuando falsa es la amistad
y se basa en nimiedades.
Se te apartarán cofrades
vendidos a un sobrecito,
y te quedarás solito
cual profeta en un desierto,
preferirás estar muerto:
El parnaso no es gratuito.
me negué a pagar el precio,
tal vez digan que soy necio
o mi vida es baladí.
Me fui rápido de allí
y a mi sueño le di aplazo,
solté a la musa del brazo,
dimití a su cofradía…
¡Déjenme con mi porfía,
pues no es gratis el Parnaso!
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