HOLODOMOR

 

Escribiendo estas historias
mi psiquis tiene un calambre,
cuando pienso en los que de hambre
llenaron fosas mortuorias.
Seis millones de memorias
que claman con estupor,
entendiendo aquel dolor
del noble pueblo ucraniano
que murió por un tirano,
víctima en Holodomor.
 
Socialista y dictador
ordenó su vil campaña,
y un genocidio en Ucrania
hundió al pueblo en el terror.
Al humilde labrador
le quitaban sus cosechas
y ante mínimas sospechas
de guardarse algún mendrugo,
le imponían un vil yugo
de sangre, llanto y endechas.
 
Si uno podía comer
lo acusaban de “kurkul”,
y a su bienestar azul
le agrisaban el poder.
Con miseria por doquier
el hambre cava su tumba,
y un alarido que zumba
trae pánico y terror,
la muerte en Holodomor
es un grito que retumba.

Con lágrimas invisibles
son cascadas las mejillas,
y espantosas pesadillas
tienen sus sueños horribles.
Delirios inconcebibles
de un dios-hombre narcisista,
multiplicando la lista
de nombres asesinados,
y los muertos van segados
por mano y hoz comunista.
 
Olvidarlo no conviene
por si este infame holocausto
que ordenó un tirano infausto
hoy de nuevo sobreviene.
Bajo la misma Selene
hay personas, ilusiones,
con proyectos por millones
y una vida por delante,
mas, del pasado aberrante
la historia nos da lecciones.
 
Quien lo olvida está forzado
a beber la agria condena,
pues de ningún modo es buena:
la senda al triste pasado.
Aunque el mundo ha silenciado
estos crímenes de horror,
quiero sembrar una flor
en el camino del bien,
la tierra es un almacén…
¡No olviden Holodomor!
 
© Rubén Sada. 24/06/2021.